Nos propusimos hablar de la relación con el espacio público, los peligros y el disfrute de la calle y de cómo el arte encaja dentro del funcionamiento urbano, con el foco puesto en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.
Y nada mejor para pensar en estos temas que lxs artistxs del graffiti, el vandal art y el arte urbano en todas sus ramificaciones, un movimiento que nació en los ’70 en Nueva York y que llega hasta nuestros días.
Para arrancar con esta serie de charlas elegimos a FEMME, de 20 años.
¿Cuándo te metiste en el mundo del graffiti?
Mitad de 2017. Un poco tarde, a mi parecer, porque arranqué con 18 años, y la mayoría de la gente me contó que arrancó un poco antes porque con menos de 18 no te pueden llevar en cana, aunque no sé bien cómo es eso. Y me decían algunos compañeros: ‘es más peligroso ahora si recién estás arrancando’. Pero nunca me preocupó eso. Así que eso, en 2017 empecé a escribir y después a pintar.
¿Qué es lo que más te interesa de este tipo de arte?
Todo. La historia, pensar que arrancó como un reclamo social y pasó a ser un arte. Porque hay algo siempre del arte que es reclamo social. En la historia del arte argentino hubo mucho de eso. Y me interesa también porque es algo con lo que convivimos todo el tiempo. De chica lo veía en la calle y siempre me intrigaba pensar en cómo llegó eso ahí, en qué momento aparece. Porque nunca veía a nadie haciéndolo pero al día siguiente había un tag distinto, un escrito distinto, una bomba distinta, y eso fue siempre muy interesante: de dónde surge, quién lo hace, cómo aparece, en qué momento. Y al final, después ir y hacerlo es algo distinto: voy caminando, paso por acá, escribo algo, sigo caminando. dejo algo, sigo. Es algo que se hace todo el tiempo, es continuo. Obvio que hay épocas en las que pinto más o pinto menos. Hubo un momento en el que no salía de mi casa sin marcadores o latas. Ahora que laburo más no salgo tanto.
¿En qué franja horaria te movés, qué zonas de la ciudad te gustan y qué tipo de espacio urbano preferís?
Me gusta salir a caminar tipo 11 o 12, hasta las 3 de la mañana. Agarro una avenida, doy vueltas a la manzana, vuelvo a la avenida… Me gustan las avenidas. También me gusta dejar que la gente pase y recién ahí pintar, porque me preocupa bastante que algún civil se ponga violento. Si me agarra la yuta, bueno, me agarra la yuta. Pero si me agarra algún loco en la calle que te grita ‘eh, qué hacés pintando’, eso me da bastante más miedo.
Y no tengo zonas. Pinto por donde me muevo yo. Sí me pasa que, en ocasiones especiales, cuando salgo de mis “zonas”, siempre pienso que puedo aprovechar y me llevo una lata, aunque no conozca el lugar. Y bueno, si puedo pintar bien y si no no pasa nada. Pero siempre lo hago de noche. Hubo un par de veces que salí a pintar de día pero no lo prefiero porque hay muchas viejas (risas).
¿Y cómo venís llevando la cuarentena?
Cambió un poco y no tanto. Porque hay gente que sigue escribiendo un montón. Mi barrio está muy tranquilo, por ejemplo, no veo ni pintadas nuevas ni gente nueva. Por donde ando yo no se activó tanto, pero sé que hay pibes que la están rompiendo, que están saliendo todas las semanas, y eso está buenísimo porque aprovechan que la gente está un poco más tranquila. Igual eso era antes, eso ya se terminó. Fue al principio, cuando mucha gente activó, y los súper admiro. Supieron aprovechar un tiempo muy difícil y estuvo buenísimo.
¿Cómo explicarías en pocas palabras el graffiti?
Es una forma de expresión y de apropiación de los espacios. Me gusta cuando de repente voy caminando y veo cosas mías y digo ‘ah, mirá, yo hice eso’, porque a veces no me acuerdo, soy muy distraída. A veces voy pintando y no sé dónde estoy, y pinto y listo. Creo que está bueno eso de apropiarse de los espacios. Y más de los espacios públicos. Porque siento que hay una cuestión, que es que sabemos que son nuestros pero no nos los apropiamos. Y está bueno empezar a detectar: ‘este es el skatepark de mi barrio, voy y pinto’; ‘este es mi espacio, voy y pinto’; ‘este es mi barrio, voy y pinto’. Creo que es eso: disfrutar la calle.
¿Escuchás música cuando pintás?
No me gusta escuchar nada cuando salgo a pintar. La mayoría de las veces salgo sola y me gusta estar atenta a cualquier situación extraña. Siempre tuve personas que me dijeron: ‘tal vez no está muy bueno escuchar música cuando salís’.
Por último: ¿dos o tres artists que te gusten mucho?
Pienso mucho en El Ivo. Cuando empecé a pintar le prestaba mucha atención a lo que hacía, lo vi en todas partes, en muchos lugares, me encanta que el chabón sea tan activo, que se trepe, que no le importe nada. Me gustaría aprender de esas cosas. Los “No me baño” me causan gracia también, son capos. Después, bueno, mi amiga Desorden me encanta, la banco. Me encanta cuando escribe cosas, cuando pone frases, es muy original. Está bueno ir por la calle e ir con gente que por ahí no pinta y pregunta: ‘¿por qué ahí dice Desorden?’. Y yo: ‘porque sí, porque está bien, porque tiene que estar ahí…’.