En esta segunda charla con artistxs del graffiti, el vandal art y el arte urbano hablamos con Quev, de 26 años, que desde hace más de diez años recorre la ciudad dejando sus tags.
¿Cómo te metiste en este mundo?
Era 2009, no era muy concreta la cosa porque yo era muy joven, estaba en el secundario y no tenía los medios como para comprarme mis cosas, siempre usaba cosas de mis amigos, latas, marcadores, pintura, lo que sea. No me daba la cara para pedirle a mi vieja ‘che, ¿no me das 200 pesos para compras cosas para graffitear?’, porque ella estaba muy en contra, no quería que metiera en ningún quilombo, más siendo menor, no quería saber nada. Así que no tenía insumos y usaba cosas prestadas de mis amigos, que sí tenían esa onda de ahorrar. O directamente nos metíamos en los grandes supermercados donde vendían esas cosas y robábamos alguna lata, alguna pintura, y si nos encontrában teníamos que correr (risas). Así era cuando empecé.
¿Qué dirías que es lo que más te interesa de este tipo de arte?
Más que nada que el tag o el graffiti se haga notar, que lo pueda ver la gente, porque es una firma que vos estás dejando en la calle. Es como ‘Pepito estuvo aquí’, y cuando ves a ese Pepito copando la zona es interesante porque cuando una persona está activa se ven las cosas que hace. Entonces me empezó a llamar la atención eso: cuando yo veía Pepito en todas las paredes pensaba qué onda con todo esto, y me llamaba la atención eso de hacerte conocido, por más que mucha gente no le dé pelota a la pared y no se dé cuenta de que entre varias pelotudeces siempre hay algo bueno escrito que te deja algún mensaje.
Entonces, sí, me gusta ese juego de dejar tu nombre en una pared y que alguien más lo vea. Pero también que la gente que está en la movida del graffiti sepa que estoy activo y que a través de todo este laburo que uno hace día a día se forma el respeto.
Cuando uno empieza, como es nuevo, en el graffiti se tiene esa costumbre del derecho de piso, por así decirlo, de que tenés que respetar a las personas que están desde mucho antes que vos.
Entonces si vos respetás esos graffitis que están en la pared y tratás de no pisar, los demás te van a respetar y tus tags van a durar mucho tiempo. A menos que el Gobierno venga con esa patrulla de mierda para tapar todo. Cuando voy por zonas por las que no suelo andar siempre me llevo una lata o un marcador para dejar mi tag, para que los pibes y las pibas que están en la misma onda vean que estuve por la zona y que sigo activo.
¿Cómo es tu modalidad de laburo? ¿En qué franja horaria te movés, por qué zonas de la ciudad y qué tipo de espacio urbano preferís?
Laburo no, esto es un hobbie. Laburo sería si alguien me pidiera que le hiciera un graffiti en la puerta o en la pared de su casa, para que no se vean los escraches que le hicieron y que no le gustan,y mejor cuando es es pago. Eso sí lo trato como un laburo y lo hago con todo el profesionalismo. Pero a lo otro prefiero llamarlo un hobbie, uno que no se termina nunca, que llevo conmigo, esto de siempre querer salir a la calle y llevarme algún marcador.
Y prefiero moverme de noche, aunque de día también, pero la noche es mejor porque al estar todos los negocios cerrados tenés las cortinas bajas y espacio para lo que vos quieras. Tenés más spots, que serían los lugares donde podés tirar algún graffiti o bomba (son esas letras y colores que la mayoría de la gente ve), o una pieza, que sería algo mejor hecho que una bomba, no algo rápido. Y por lo general de noche no pasa nada, aunque sí te exponés al riesgo de que venga la policía de la nada, porque siempre hay algún policía de civil disfrazado adentro de un coche, hay que tener cuidado cuando salís solo. O ya sea que te vean por las cámaras, tenés que tener cuidado.
De día también ando, pero tiene que ser una zona en la que no haya mucha gente, aunque tampoco la gente le da mucha pelota al entorno, pero te exponés a que te paren o te digan algo. Y la mayoría de las veces salgo solo con la bicicleta, a veces por zonas en las que nunca estuve. ¿Y qué zonas de la ciudad prefiero? El Centro. Hay muchos spots. También al lado de las vías, donde hay muchos paredones. La ciudad es un hormiguero enorme en el que mucha gente puede ver tus laburos, les guste o no.
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¿Notaste cambios en la ciudad en estos últimos años (en cuanto al espacio público y la calle, el trato de la gente, la policía, etc)?
Sí, desde los últimos 10 años la ciudad cambió un montón. El tema de la inseguridad lleva a que se “aggiorne” con el las cámaras y la policía de civil, que cada vez hay más, en bicicleta, en los autos, tenés policías de todos los colores. Se nota un cambio muy brusco en que la seguridad esté encima de las personas, que no te permita hacer lo que quieras. Hay muchas cámaras, muchos domos, esos que están arriba de los postes de luz. La policía te puede pescar en cualquier momento. Uno se arriesga pero tampoco hay que dejarse paranoiquear porque, si no, no hacés nada directamente, no salís de tu casa. Yo me muevo rápido, hago un tag y me voy, trato de no hacer muy seguido uno en cada cuadra, porque si les interesa romperte las pelotas te pueden llegar a seguir con el patrullero.
La gente también está tan estresada que es capaz de pararte, de insultarte y hasta de pegarte o de retenerte. Se la quieren agarrar con cualquiera en la calle, ya sea que uno esté paseando a su perro y que otro no quiera levantar la mierda de su perro y le dice algo, o saca el celular para filmarlo y escracharlo en redes. Con todo el miedo que te meten los medios, la ciudad está hecha mierda, aunque en realidad siempre fue una colmena loca de abejas controladas.
¿Como explicarías las diferencias entre el graffiti y el arte callejero?
Son dos cosas distintas. En mi opinión, el arte callejero es un grupo de artistas a los que les gusta hacer murales en cualquier lado, ya sean legales o no. “Legal” sería cubrir una casa que está toda escrachada, pedir permiso, y si te dan el ok vas con tu grupo (o solo) a hacer un graffiti y hacés lo que vos se te cante. Y el graffiti es otra cosa, tiene que ver más con el vandallismo. El graffiti no te pide permiso, no te toca la puerta para ver si podés hacer algo. Porque obviamente te van a decir que no. Por eso se diferencia mucho del arte callejero. Hoy en día mucha gente se confunde: ‘hacés graffitis, sos artista callejero’. Sí, soy callejero pero no artista, me gusta hacer vandalismo, va por otro lado. Pero bueno, es una manera de definirse ante las personas que no están en la movida. ‘Sí, soy artista callejero, como vos quieras…’. Pero no.
El graffiti nace en la calle, se perfecciona en la casa, o con amigos, juntándote y dándote tips… sale de uno mismo, de lo que se rompe el lomo uno para conseguir sus propios materiales y poder expresar lo que sea en la calle.
¿Dos o tres referentes/as o colegas que te gusten mucho?
Delta 2, que es uno de mis mejores amigos desde el secundario y me introdujo en esto. Todo lo que sé lo aprendí de él. Aunque siempre me curtí solo. Hice conocidos en el ambiente pero hasta ahí nomás, lo demás corre por tu cuenta. Pero si tenés amigos que están metidos en la onda creo que es más fácil. A Delta 2 le gustaría seguir en el anonimato, así que no puedo decir su nombre, pero estuvo muchos años y ya no hace más graffiti. Él me dijo que ya hizo lo que hizo y no tiene por qué volver, y lo respeto. Él es uno de mis referentes.
Después, desde muy chico me gustó la crew DSR (Dale Siempre Ritmo). PIER, por ejemplo, fue uno de los que más me voló la cabeza cuando veía sus graffitis. Otro carácter que sobresalía era MELON, de quien veía muchos tags, está hace un montón también. Otro referente es DANER, que cuando vi uno de sus tags por primera vez me voló la mente, nunca había visto algo así.
Por último, ¿cómo definirías es el vínculo del graffiti con la calle?
En la calle ves espacios grises, feos, con posters del Gobierno, toda esa mierda, y dan gan ganas de hacer algo piola, algo que le dé color, porque no está bueno tener toda la calle estampada con cosas siempre de política, enferma eso. El graffiti es esto de mostrar que vos estuviste ahí, dejaste tu firma y te fuiste y eso va a quedar ahí hasta que alguien venga y lo tape, y si no lo tapa queda ahí durante muchos años y vas a pasar y lo vas a seguir viendo, y es algo que vos aportaste para la Ciudad, ya sea para bien o para mal. Mi pensamiento es: si vos me vas a plagar la ciudad de publicidades, de ropa interior, de comida, de política, ¿por qué yo no puedo usar la calle para promover mi firma? Ya que no me lo auspicia nadie, me lo auspicio yo solo. Uso el espacio público y dejo mi graffiti, si alguien me quiere contactar que lo haga. ¿Pero por qué no plagar la ciudad de graffitis? La gente lo tiene mal visto, piensan que somos delincuentes, que nos gusta rayar las paredes de las casas ajenas. No va a terminar eso: siempre lo va a ver mal. Aunque hay personas a las que le gusta el graffiti, a las que les interesa esta movida. Y la verdad que es una movida que está buena. Está buena esta batalla de egos entre artistas.