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Imaginando Buenos Aires: críticas, luchas y deseos

Son tiempos de reflexión. Se acercan otras elecciones. Termina un nuevo mandato. Una década llega a su fin.

Cabe entonces preguntarse: ¿estamos conformes con nuestra vida en la Ciudad? ¿Qué avances y retrocesos hubo? ¿Cómo pensar el futuro en Buenos Aires? ¿Qué debemos cambiar?

Encontramos algunas respuestas en dos actrices, una futbolista, un músico y un actor y humorista.

 

1. ¿En qué sienten que cambió Buenos Aires en los últimos años? ¿Está peor, mejor, igual? ¿Qué es lo primero que se les viene a la cabeza al respecto?

Mercedes Morán (actriz): Yo siento a Buenos Aires como si fuera mi casa. Solo que en mi casa las prioridades son distintas. Yo no pintaría otra vez el palier si tuviera la heladera vacía. Hay mucha más gente viviendo en las calles.

Pedro Rosemblat (actor, humorista): Buenos Aires está cada vez más desigual. La diferencia que hay entre norte y el sur de la Avenida Rivadavia es cada vez más grande y este año incluso se vio electoralmente: el macrismo perdió en comunas que históricamente le fueron favorables. Cosméticamente hay algunas zonas puntuales que están más lindas, pero vivir en la Ciudad es cada vez más difícil.

El de Larreta es un gobierno que funciona como socio de los grandes emprendimientos inmobiliarios, entiende a la vivienda como un negocio y no como un derecho, por eso los alquileres son cada vez más caros. Y el acceso a la vivienda propia es inalcanzable incluso para la clase media acomodada. Hay que entender también que no se le puede pedir a un gobierno que resuelva los problemas de fondo cuando todos sabemos el esfuerzo enorme que les lleva cotidianamente la lucha titánica contra la poderosa mafia de los trapitos, los verdaderos responsables del problema.

Laura Azcurra (actriz): Siento que se reorganizó en los accesos. Toda la “obra” que llevaron adelante era necesaria y venía postergada por años pasados de abandono y falta de acción para mejorarlo. Eso lo siento y lo vivo como peatona y hasta me animo a la bicicleta porque me siento más resguardada en las bicisendas, aunque algunas son muy peligrosas. Esa contradicción en la falta de detalles hace que siempre estemos un poquito desconfiades. Pero siento y veo que hay más gente durmiendo en la calle. Eso es duro y muy triste.

Diego Frenkel (músico): La ciudad cambió un montón en estos años. El paisaje urbano se modificó porque evolucionó la destrucción de casas antiguas en pos de un negocio inmobiliario que crece rápidamente, y cuya ley está tuneada al servicio de los constructores y le pasa por arriba a cualquier concepto de patrimonio. Además los diseños arquitectónicos son sorprendentemente berretas, es como si llamaran a gente que no tiene ningún concepto estético.

Por otro lado, las escuelas están destruidas ediliciamente, los hospitales no tiene presupuesto, la cultura no tiene plata. El Teatro San Martín es un lugar muy importante porque tiene cierta dirección positiva en cuanto a lo artístico, y lleva un poco la vanguardia del teatro y algunas artes escénicas, pero no tiene plata ni para cambiar, por ejemplo, los techos de algunas salas que se llenan con obras de vanguardia.

Las bicisendas, que originalmente fueron ideadas por gobiernos anteriores, fueron confeccionadas con presupuestos ridículos y están muy mal pensadas, mal activadas. Ha habido muchos accidentes, yo conozco chicos que lamentablemente fallecieron, y eso no se dio a conocer.

Todo esto además de que por supuesto la ciudad está poblada de indigentes. Y pienso que las cosas que se plantean en relación a los sistemas de transporte son superfluas, porque hay que desarrollar sistemas más ecológicos y más modernos que esto que llaman Metrobús.

El espacio verde es mucho menor a lo que la Organización Mundial de la Salud recomienda para una ciudad. En fin, cambió mucho y va a seguir cambiando si no modificamos el Estado, porque es un estado contratista que lo único que le interesa es hacer negocios.

Maca Sánchez (futbolista): Veo que Buenos Aires está atravesando la misma crisis que atraviesa todo el país, no está exenta de eso. Veo mucha pobreza, mucha gente durmiendo en la calle, y me preocupa. Veo una ciudad que está maquillada, arreglada en los puntos turísticos pero con muchos problemas graves de fondo sin resolver.

2. Se suele decir que los/as porteños/as somos hostiles. ¿Creen que es realmente así?

Maca Sánchez: No creo que lxs porteñxs sean hostiles, considero que en Buenos Aires tenemos muchos privilegios que en otros lugares no, y eso hace que a veces estén alejados de la realidad general que viven lxs argentinxs.

Laura Azcurra: El argentino es hostil, prejuicioso, criticón, opinólogo, y estos comportamientos son los que atrasan y que además de ser pasivos y totalmente mediocres no nos dejan confiar, accionar, creer, unir, y activarnos en pequeñas acciones que lograrán una profunda evolución. Es desde nuestro lugar propio y personal donde siempre empezamos por transformar nuestro entorno.

Por más que sean nuestros políticos les adultes que nos representan, y a quienes nosotros les pagamos su salario para que lleven adelante esa labor, no podemos atribuirles toda la responsabilidad. Desde nuestro micro mundo cotidiano podemos mejorar un montón de cosas, aunque al principio sean incómodas. Y para los que nos representan, pensemos muy bien en estas elecciones porque esa pequeña decisión logra una totalidad para revertir nuestra realidad.

Mercedes Morán: No creo que sean hostiles. Lo son algunas políticas que creen que el país empieza y termina en la Capital.

Pedro Rosemblat: No. Creo que hay muchos que sí lo son, como en todos lados. Pero no creo que sea la regla general. Creo que durante muchos años la dirigencia opositora se agarró de esa premisa falsa para explicar los motivos de nuestro fracaso político. Difícilmente uno pueda representar a una comunidad a la que considera hostil.

Afortunadamente eso está cambiando también: se vienen aires buenos en la ciudad. Agregaría que la cultura, que es uno de los rasgos tradicionales de esta ciudad, nunca ha sido más denostada que con el macrismo. Basta hablar con cualquier centro cultural o teatro para ver cómo el macrismo impide el desarrollo de los proyectos culturales.

3. ¿Cómo se imaginan a la Ciudad en unos años?

Diego Frenkel: Imagino una ciudad que podría ser mejor si un gobierno apostara a la salud y la educación pública, al amor hacia sus habitantes y a la pertenencia de todos los que formamos este mundo que es Buenos Aires.

Laura Azcurra: Es difícil hablar del futuro porque sería juzgar y hablar sin sentido ni certezas. Pero si hablamos de un deseo, son varios. Me gustaría que se piense y accione en un plan de trabajo que pueda respetarse y mantenerse no importa quién sea el gobierno de turno. Que los hospitales estén en las condiciones que merecemos por los altos impuestos que pagamos. Que las plazas cuenten con una cuadrilla de huertas comunales para enseñarles a los vecinos a cultivar y aprovechar sus desechos orgánicos en una regia compostera vecinal que nos enseñe a  llevar acciones medioambientales inmediatas.

Trabajando en eso es como seremos conscientes del cambio radical que debemos hacer desde nuestros hábitos. Buenos Aires es inmensa, hay que activar políticas verdes ya. Con creatividad y mucha menos guita que para otras paparruchadas se logra educación, acción, unión y mejor calidad de vida.

Mercedes Morán: Espero que siga siendo lo que, a pesar de todo, es: una ciudad con una movida cultural que me enorgullece.

Maca Sánchez: Me imagino una ciudad con igualdad de oportunidades para todos y todas, con un proyecto serio e inclusivo.

Pedro Rosemblat: Imagino, porque soy optimista, una ciudad integrada a un proyecto nacional, trabajando mancomunadamente con la Provincia para facilitar el desarrollo de las millones de personas que trabajan acá todos los días. Imagino una ciudad moderna, que reconozca los derechos de todos sus habitantes. Una ciudad donde conseguir vacantes no sea una lotería, donde la comida en los colegios no sea de segunda calidad, donde los docentes estén bien remunerados, las escuelas no se caigan a pedazos. Una ciudad con la red de subte más amplia de América Latina, con una política de desarrollo económico que nos permita de una vez por todas igualar las oportunidades para todos. No puede haber gente con hambre y frío en el distrito más rico del país, es una inmoralidad absoluta.

Imaginar es gratis, así que yo me imagino a la Buenos Aires de mis sueños, la mejor ciudad de todo el planeta.

 

 

 

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