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Entrevista con Alberto Ajaka – Director de “Los Rotos” (CCSM) – “Lo único que me propongo son escollos”

Un café del barrio de Flores sirvió de escenografía para una extensa charla con Alberto Ajaka, uno de los hacedores teatrales más potentes de la escena actual. Actor de teatro, cine y televisión, también es dramaturgo y director. Al frente del colectivo Escalada desde el 2008, actualmente tiene en cartel “Los Rotos” (jueves 20 hs / viernes y sábados 21:30 hs en el Centro Cultural San Martín). La obra acontece en la difusa frontera entre el Barrio Obrero y La Villa. En ese universo marginal transcurren veinticuatro horas que contienen vanas promesas de amor, traiciones varias y vicios inconfesables.

¿Qué relación encontrás entre una obra que resalta la marginalidad y la pobreza con que esté en un teatro oficial, en una gestión que no se caracteriza por su empatía hacia los marginados?

No creo que tenga una respuesta para eso porque la situación es compleja. Por ejemplo, nosotros los jueves tenemos la entrada a 130 pesos, los viernes y sábados a 160, y es seguramente la entrada más barata del país, y estamos en una muy buena afluencia de público, se llena viernes y sábados, y no los jueves que es el dia “popular”. Visto así, si me parase del otro lado, diría que puede andar todo fenómeno, porque la gente prefiere gastar 30 pesos más e ir al teatro. Entonces ahí empieza a verse para qué público estamos laburando, y es un público en principio muy parecido a nosotros, como Les Luthiers tienen un tipo de público, y Susana Giménez tiene su público, nosotros especulamos con un tipo de público que en general es el que hace teatro y ve teatro, es habitué del teatro independiente, que contiene, a veces, un teatro de alta especulación, que piensa sobre el lenguaje escénico. En ese sentido, el Teatro San Martín, tal vez por algún que otro esfuerzo de alguno de los que están ahí, ha ampliado su oferta en tanto hay una necesidad de espacios donde hacer una obra. Yo esta obra no la puedo hacer en ningún otro lado, no hay sala posible de teatro independiente que la pueda contener. Nos han ofrecido una pequeña suma para la producción escenográfica y de vestuario, yo no he sido un gran recibidor de subsidios, no tenemos mucha ingeniería de producción para pedir y no he tenido mucha suerte tampoco, o no me han querido, por lo que esa plata facilitó los trámites. La experiencia del colectivo también se hace cada vez más difícil con los años y la retribución sigue siendo simbólica, salvo una vez que estuvimos en el San Martín, que pudimos cobrar sueldo y contratos. Esto es porque mi nivel de demanda es de profesional, y lo profesional habitualmente es rentado. Los años pasan, las actrices se embarazan –por ahora solo ellas- y nos empieza a pesar el cuero, como juntarnos dos o tres días por semana en una ratonera de Villa Crespo a las 10 de la noche en invierno, eso pesa mucho. Antes yo tenía mi laburo, con el que pude bancar Escalada. Pero yo hoy no quiero hacer teatro en pequeña escala escenográfica. Entonces esta complejidad de que la escena es muy grande, y nosotros no somos Les Luthiers, entonces para alquilar un lugar podría gastar 10 o 15 lucas al mes, pero estoy 80 o 100 lucas abajo, y yo lo pude hacer en Escalada, porque tuve suerte y encontré el lugar indicado, estuve seis meses trabajando todas las noches casi sin ayuda para poner el lugar de pie, y de hecho fue clandestino, y mi pequeña notoriedad ayudó, porque yo hoy todavía tengo un juicio, si quiero abrir un maxikiosco, no sé cómo hago. Entonces se me van cerrando las posibilidades en tanto también en un momento decidí hacer escenas grandes. Fue parte también de un proceso, de cantidad de cuerpos, polifonía, actores, pero ya había probado el tema de muchos cuerpos en espacio reducido, que me parece que era algo que le había gustado a la crítica, y que si bien considero que tiene su valor, para mi es más compleja la escena grande, y engrosar el trazo del actor en el espacio, para que contenga proyección, es menos burgués. Por eso también, virando hacia un relato convencional, he bajado el nivel de reflexión o la floritura lírica que es lo que me preocupa en este momento. Yo lo único que me propongo son escollos. Lo único que puede hacer un creador es ponderar esos problemas y resolverlos en una problemática, en un sistema de problemas. Entonces está claro que una problemática es un sistema complejo, y a partir de ahí resulta lo simple o simplón, como en Hamlet, si todo se reduce al ser o no ser, es porque el tipo ajusta la lupa hasta donde quiere y después ya no importa lo que diga, no llega al ser o no ser porque se fumo un porro y lo pensó. Se llega con genio y trabajo, y yo creo que más que nunca me estoy dando cuenta de eso con humildad. Solo así lo complejo resulta simple.

La obra tiene referencias a Shakespeare que recién nombrabas, “algo huele a podrido en el PH”, pero también al universo futbolero y a Chilavert y el “tú no has ganado nada”. ¿Cómo es el proceso en el cual todo eso confluye en la obra, y por qué la elección de esa territorialidad marginal?

Creo que esa es la territorialidad que yo más conozco. Cualquier información empezaba a narrar de una manera que yo no quería, empezaba a dar cuenta de algo, entonces a medida que vas aplicándole trazos y colores, había muchas ideas. Yo sé cómo reconstruir un espacio y con Google Maps cualquiera sabe, pero eso no resulta. En tanto también todos sabemos sobre eso, no es que estamos inaugurando un mundo. El porqué tiene que ver con que, en ese punto, yo también quería que el relato fuera sobre el paisaje, y me interesaba la tensión entre el barrio obrero y la villa miseria como lugar de tránsito, que es como yo la conocí en mi infancia y adolescencia. La referencia es a una villa pequeña, porque es eso lo que yo conocí, que estaba cerca de casa. Una villa contenida por la urbanidad organizada. Y donde se cruza con esa idea del barrio bajo, donde yo pertenezco a la izquierda de ese universo. Pertenezco al del PH, el inmigrante europeo, el cuentapropista, el rockero de barrio. Del otro lado está el comerciante, el que necesita a la villa. Tiene que ver con eso, y convive la cumbia con la música clásica. Y a mí no me gusta casi nada la cumbia. Sin embargo la cumbia villera tiene algo interesante. Antes en la villa se escuchaba Creedence y AC/DC. La aparición de la cumbia villera es una expresión de que cada uno puede hacer lo que quiera, pero en cuanto a la delincuencia es algo bastante novedoso.

Recién hacías referencia a una simpleza que le encontrabas a la obra, y a mí cuando veo obras del colectivo me parece que sin ser obras lineales ni didácticas ni de teatro político, son obras fuertemente políticas, con un atravesamiento fuerte y nunca simple de la política. En este caso, la obra transcurre en un territorio de pobres, pero no es una obra sobre la pobreza. Y la otra cosa que me pasa es que siempre me parecen obras que no son minimalistas pero son exuberantes.

Está bueno eso, intento correrme del barroquismo, pero la exuberancia y lo múltiple me gustan. Todo esto que me pasó, y también la anécdota con final trágico. El teatro independiente tiene una posición de izquierda, a priori, y una especie de ideario. Y yo lo que quiero es entender, no otra cosa. También hay cuestiones sobre género, muchas y de manera compleja. Yo no nací con un ideario, hay cosas que a veces entiendo y otras que me dejan perplejo, si total a mi no me apura nadie ni para estrenar, ni nadie espera algo nuevo mío. Digamos, no he logrado retribuciones concretas, pero tengo un recorrido, y eso también habla de que no somos Les Luthiers. Yo especulo con un tipo de público. Yo empecé a hacer teatro de grande, y apenas arranqué, tal vez por grande, me afiebre inmediatamente y los años pasaron rápidos e intensos. Y vinieron tres obras donde ocurrió esto, entonces yo creo que esto es inevitable. De todas las obras que hice, la aparición de los políticos es la que más me gusta, y el último cambio fue sacar la mención didáctica de los políticos, y la sacamos porque era una mención muy obvia de la realidad. Había también unas ideas lindísimas, unos textos que eran de la lirica mas versada, pero los volé. Había un poema de Lamborghini, pero yo agarraba otras cosas. Era muy graciosa e híper efectiva, pero no entraba, tenía que ser más cercano, y ahí entraron los chomba, que son los muchachos que andan por acá, porque necesitan laburar. En ese sentido, si se quiere, si hay algo que me lastima de este gobierno es su ignorancia. Yo no creo en el eje del mal, me parece que la ignorancia es lo más peligroso y lo que puede hacer más daño.

La ignorancia puede tener varios niveles…

Yo hablo de una ignorancia que contiene a la bondad. Creo que tienen una idea cristiana light de la bondad. Yo le creo a Macri cuando dijo que iba a terminar con la pobreza. No es que creí que lo iba a hacer, sino que creo que él pensaba que lo iba a hacer, y eso me pareció tremendo, porque pensé que estábamos en mano de un tremendo ignorante, lo que era más peligroso. Y también está Angelici, que es menos presentable, pero es muy capaz para liderar esas organizaciones, y a estos tipos los mueve el poder. Pero en ese atractivo quieren hacer un bien al otro, porque son hijos de aquellos que vinieron y tenían un sueño, el sueño de la nueva América, y en ese punto es donde veo el peligro y esa malformación política, y en ese mundo se generase tipo de ignorancia a la cual me refiero.

¿Cómo te llevás con la fama?

Tranquilo, no, famoso es Francella, yo no llego a ser famoso, soy reconocido, y lo llevo bien, no me pesa en lo más mínimo, tengo un poco de cuidado con el tema de no salir y creérmela, que todos te miran con cariño, y entonces no voy a estar explicando ni viendo eso, solo voy a aceptar la manifestación como tal y también como una frivolidad.

¿Dos libros que toda persona debería leer antes de morir?

La Biblia casi completa de pe a pa, pero especialmente el Libro de Job, el Cantar de los cantares, los Evangelios y los Salmos. Y a ver, no sé, no, creo que en la Biblia está todo, incluso la ciencia y la política

¿Creés en Dios?

Si, no sé porque, creo en la imagen del niño Jesús ahora de grande, es una cosa tal vez un tanto poco sesuda, que no sostengo mucho, pero me emociona, desde que tengo hijos, que se yo, siento que, cuando un niño es niño, no hay nada malo, y luego creer en Dios, sí, pero ¿por qué? Porque la Biblia me parece el mejor libro jaja…

¿Has experimentado con drogas? ¿Estás a favor o en contra de la legalización?

A mí me gana la agenda progre, pero no se mucho sobre el tema, a veces escucho argumentos de uno y otro lado, y voy variando mi opinión.

¿Un oficio que te hubiera gustado tener?

Carpintero me hubiera gustado, porque mi viejo es carpintero, hacía cajones. Capaz ligo esto a mi gusto por Dios y la Biblia. Y yo nací acá cerca en un hotel, y eso me atrapa un poco, pensando en que soy Jesús, María y José, aunque mi viejo no se llame José y mi vieja no se llame María.

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