¿Cómo llevar a escena un clásico del siglo XVII sin que pierda vigencia ni actualidad?
Ese desafío parecen haberse planteado los responsables de la obra La vida diseño, una reversión de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, adaptada al mundo vertiginoso del siglo XXI.
Hablamos con el colectivo “Intempestiva”, que lleva adelante este espectáculo interdisciplinario en el espacio teatral Sala de Máquinas, en el barrio de Almagro.
¿Cómo surge La Vida Diseño?
Martín Antuña y Cristián Athens (dramaturgos y directores): Surge de la voluntad de establecer un vínculo entre experiencias escénicas contemporáneas y textos canónicos que pudieran interpelar el presente. En esa búsqueda aparece La Vida es Sueño (1635), de Pedro Calderón de la Barca, un clásico de la literatura hispana que no suele revisarse en la escena teatral. Al ser un texto casi abandonado nos llamó muchísimo la atención. Revisando el material nos sorprendió la conexión con algunos temas que nos inquietaban, por ejemplo el personaje Segismundo que vive encerrado, adiestrado y vigilado constantemente. Esto nos permitió asociar las nuevas tecnologías con los modos de control y manipulación social en un contexto hipermediatizado como el nuestro.
Los clásicos interpelan al presente, sentimos la necesidad de actualizar el texto original, infectándolo de intertextualidades, referencias pop y lenguaje de las artes contemporáneas. Por lo general a los textos clásicos se los aborda desde un respeto sacro que los cristaliza, los vuelve solemnes, aburridos e inaccesibles. Esa distancia que genera el texto clásico nos creó el desafío de traerlo al presente sin convertirlo en una pieza de museo.
¿Cómo emerge Intempestiva?
M – C: En la pregunta por nuestro tiempo, en las cuestiones que nos inquietan del presente. Intempestiva surge tanto en las prácticas y formas de producción artísticas como en la vida cotidiana. “Lo contemporáneo es lo intempestivo”, diría Nietzsche, aunque también lo clásico es lo intempestivo desde esta mirada. Nos ha costado ser optimistas con nuestro tiempo y, para eso, la unión. Para tal motivo la obra se escribe y dirige de a dos. Nos reunimos en equipo y discutimos las decisiones, la producción se adapta a la propuesta y no se trabaja de manera estandarizada. Nos fundimos en el deseo de conformar un equipo que pueda trabajar en diferentes formalidades, ante la curiosidad compartida de experimentar el pasaje de una disciplina a otra, el cruce de diversos lenguajes y expresiones, habitando un mismo suceso.

En relación a los disparadores dramáticos de la obra, ¿cómo ven el rol de las tecnologías de la comunicación en la escena teatral?
M – C: Son pocos los acercamientos de la escena teatral hacia las tecnologías. Quizás la performance esté más preocupada por ellas, pero el teatro suele ser más reticente a la tecnología. Generalmente la tradición teatral latinoamericana está anclada en el actor. Algunas experiencias más relacionadas con la performance o la danza empiezan a aplicarlas, incluyendo dispositivos tecnológicos en la escena o en los procedimientos dramatúrgicos.
Aparecen “Los Clotaldos”, personajes que encarnan el rol de vasallos del reino. ¿Hay una búsqueda o diálogo con ciertos comportamientos sociales en estos personajes?
M – C: La operación que ejercemos es desdoblar al personaje Clotaldo del texto canónico. Es el lacayo de Basilio y el tutor de su hijo, Segismundo, a quien le enseñó todo lo que sabe. Los Clotaldos son quienes asisten, obedecen y están al servicio de Basilio a través de múltiples dispositivos tecnológicos y elementos: cámara, música y video.
Buscamos interpelar al presente pero no pretendemos hacer una metáfora, ni construir una alegoría, tampoco una crítica moralizante. Entendemos que la sociedad no es una masa uniforme de la cual se pueda hablar en general.
A nivel actoral; ¿qué desafío presentó la construcción de los personajes?
Lucía Deca (actriz): Podría dividir mi búsqueda/construcción en etapas. La primera fue transitar los textos, las palabras de este Segismundo andrógino y encerrado, y cómo relacionar esto con mi cuerpo y el decir. La dramaturgia es compleja, intervenida. Fui encontrando una musicalidad poco a poco y así fue apareciendo el sentido de manera consecuente con los estados. La segunda etapa fue generar un vínculo/no vínculo con el padre de mi personaje, Basilio (Juan Pablo Sierra), un personaje de energía expansiva. A Segismundo y a mí como actriz nos toca contener esa intensidad hasta no poder más. La creación de mi personaje fue construir la arquitectura de un ser “corrido”: humano y no humano, sin género definido, sin contacto físico con otras personas.
Mi trabajo fue poner en juego todas mis herramientas a disposición. Todo el proceso fue un trabajo de hormiga, interpretar a un personaje atrapado que oscila entre lo interno, lo contenido y la exaltación repentina sin elementos escénicos hasta los últimos dos meses de ensayo. Lo fantástico y difícil de no tener los elementos desde el principio, es que como intérpretes nos concentramos en estar presentes, vivos, y en trabajar los textos una y otra vez. Cuando todos los elementos de la puesta aparecieron ya existía la obra. En todas estas etapas siempre estuvo presente el trabajo colectivo, la construcción de Segismundo, Basilio, las y los Clotaldos con sus estados y momentos.

La propuesta tiene dos etapas: la primera, que está sucediendo ahora, es en una sala de teatro y la siguiente será en un espacio no convencional. ¿Cómo imaginan la puesta en escena de esa segunda etapa en relación a los elementos tradicionales del teatro, como la iluminación, el sonido, el trabajo del actor y la relación con el público?
Martín y Cristián: Hay algo en la intervención de los espacios y en salir de las convenciones del circuito escénico que nos seduce. Proponemos una dinámica más cercana a las fechas de una banda de música porque nos entusiasma más que los estándares de producción de las artes escénicas y sus doce funciones fijas. Lo que nos interesa, en el tránsito de un lugar a otro, es escuchar la materialidad del espacio nuevo. De ese modo todos los elementos que componen el hecho escénico se modifican a partir del espacio. En Sala de Máquinas la puesta en escena no oculta el espacio, sino que lo habita y se sirve de las condiciones que propone aunque esas condiciones no siempre son favorables. Intentamos hacer evidente esas dificultades e incorporarlas.
Presentamos “La vida diseño” como obra-performance-instalación-site specific, y además estamos desarrollando el proyecto de una serie audiovisual.
LA VIDA DISEÑO
A partir de La vida es sueño (1635) de Pedro Calderón de la Barca.
Dirección y dramaturgia de Martín Antuña y Cristián Athens
Próximas Funciones: Sábados 29/06; 06/07; 20/7; 27/7; 3/8 y 10/8 a las 20:30 hs
¿Dónde?: Sala de máquinas- Lavalle 1145, subsuelo.
Duración: 75 minutos.
Valor de entradas: $200 general/ 2 x 1 con PASE CULTURAL a docentes y estudiantes
Reservas: EntradasLaVidaDiseño
La vida diseño en las redes: IG: @lvd_2019 / FB: @LaVidaDiseño