Casi cuatro litros de semen.
Uno arranca su carrera en el periodismo soñando con grandes investigaciones que revelen sucios complots del poder; algunos años después, acá nos encontramos: empezando un texto con la frase que antecede a estas líneas. La vida nos lleva por caminos misteriosos: un día uno es un joven y promisorio aspirante a figura del cuarto poder, y al otro escribe sobre cómo le sacaron un bidón de esperma de la panza a Rod Stewart.
O a Elton John, o a David Bowie, o a Mick Jagger, o quizás a Ricky Martin.
El yeite es encontrar a una estrella del rock o el pop que no sea (o no parezca) 100 por ciento heterosexual y atribuirle una noche de lujuria oral, un desmayo, una internación y un enchastre. El mito incluso antecede al rock: algo parecido se decía de Clara Bow, la it girl del Hollywood mudo a la que -por su sex appeal desenfadado, poco común en los años 20 del siglo pasado- se señaló hasta el día de su muerte por una supuesta (nunca probada) seguidilla de atenciones bucales a un equipo de fútbol americano completo.
Claro que el aura de reviente por default del rock n’ roll le sube un puntito al escándalo: la estrella, digamos que Rod, no sólo habría atendido a una significativa cantidad de individuos de sexo masculino sino que además habría ingerido la cuestión hasta colapsar y terminar en la sala de emergencias de un policlínico de la zona donde le habrían practicado un lavaje de estómago que habría arrojado como resultado un total de…
casi cuatro litros de semen.
O un galón, como se mide en el mundo anglo. Lo cual nos da pie para refutar científicamente la leyenda urbana haciendo unas cuentas simples. Si tenemos en cuenta que una eyaculación promedio es de alrededor de 3ml (dependiendo de factores como la edad, la salud del aparato reproductivo o el nivel de manija), para terminar con casi cuatro litros de semilla de la vida en el estómago nuestra estrella hipotética tendría que chuparse alrededor de 1330 penes a velocidad supersónica, como para no dar tiempo al proceso de digestión.
Con lo cual muy probablemente se fracturaría la mandíbula y el cuello o moriría ahogado mucho antes de llegar al hospital, más allá de que -sin juzgar a nadie- tampoco parece un proceso demasiado placentero.
(De paso, una refutación express relacionada: la banda 10cc, la de “I’m Not in Love”, no se llama así por la chapeada machirula de ser “un centímetro cúbico más que la eyaculación del hombre promedio”. El nombre del grupo serían aproximadamente unos tres fierros).
En 2018 Rod Stewart se refirió al mito en una entrevista que le hicieron en un programa de TV estadounidense. Todo surgió, dice, cuando despidió a un publicista que se vengó contándole a sus amigos de la prensa el rumor de que el cantante se había desmayado por sobredosis de líquido seminal proporcionado por doce marineros.
“Nunca satisfice a un solo marinero, ni hablar de una tripulación entera en una noche”, jura Rod, y la ciencia está de su lado.
Como epílogo, vale mencionar la variación del mito que señala que parte del semen extraído era de perro. La pintoresca imagen de los médicos de guardia extrayendo esperma del aparato digestivo de un rockstar y después -por algún motivo indeterminado- mandándolo a analizar para saber de qué especie es sin duda merecía cerrar este breve pero emotivo artículo.