Toda banda, no importa lo grande o importante que sea, tiene que avanzar. No se trata de una exigencia sibarito-musical o de un requerimiento para poder participar de un festival. Es simplemente que nadie puede escapar al paso del tiempo, y más allá de la voluntad de uno para detenerlo, no se puede hacer nada para cambiarlo. A las bandas solo les queda elegir qué rumbo tomar: sacar un nuevo disco, arrancar una gira por países colindantes, separarse y arrancar proyectos individuales…
La exigencia (pública) suele direccionarlas a seguir creciendo, con la misma esencia pero algo nuevo, algo más profesional, más experimental, más innovador. Y ahí se encuentra justamente el reto de Onda Vaga en cada nueva etapa: cómo reinventarse cuando la consigna desde sus inicios ha sido siempre la “zona de confort”; la “onda vaga”.
En 2009 la Rolling Stone los proclamaba “la mejor banda nueva del año” y acorde a la nominación entrevistaron al grupo; con unas breves palabras Nacho Rodríguez sintetizó la esencia del conjunto: “nos juntábamos, comíamos un asado, tocábamos un par de temas, nos divertíamos, íbamos a las fiestas y las levantábamos. La banda, de base, era divertida: no nos exigía nada y la pasábamos bien”.
El punto justo del homenaje
Este 24 de agosto los Onda Vaga publicaron “Nuestras canciones”: el perfecto siguiente paso para una trayectoria que ya lleva más de 10 años, cinco discos, giras por América, Europa y Asia e innumerables recitales. El nuevo disco trae 12 covers de bandas parecidas o completamente inconexas entre sí, pero con el punto en común de haber influenciado o trascendido en el conjunto durante su primera década de vida.
Nacho habló con Ponele sobre la idea de hacer este disco: “Era algo que queríamos hacer hace muchos años, de hecho recopila canciones que veníamos tocando desde el principio de la banda”. Un homenaje no solo a su recorrido sino también a su nombre, que tan perfectamente han querido y han sabido plasmar estos años.
La idea de hacer covers implica liberarse del esfuerzo de generar un producto propio de cero pero a la vez un gran desafío a la hora de ponerles una impronta singular: hay que encontrar ese punto justo en el cual no se pierde la esencia del tema original pero para el oyente suena a tema de la banda homenajeadora. Y Onda Vaga lo encontró. Reescribieron su historia reescribiendo la de otros con una precisión de orfebre.
Manu, los Baba, Perotá y siguen las firmas
Los temas saben a esa mezcolanza atrevida de sabores entre el laburo más acústico de Manu Chao y la vibra de Buena Vista Social Club que predicaron durante toda su carrera. Pero no se quedan ahí: en “Desfachatados” (originalmente de Babasónicos) atrapan con ambas manos a ese groove bailable del gipsy jazz que en otros discos rozaban temerosamente; no es solo una aventura rítmica, las jams en el tema tienen un audio muy profesional pero sin perder el estilo desprolijo del conjunto.
Por momentos la euforia en “Noche de acción” parece sacada del lado B nunca descubierto de “Libertinaje” de La Bersuit. En “El Curruco” Perotá Chingò featurea llevando de la mano a Onda Vaga hacia ese folklore que tan bien conocen.
Y no solo trabajan en conjunto con la la banda uruguaya. También aparecen Francisco El Hombre y el español Muerdo plantando su huella en los temas “Minha Menina” y “Quedate Luna” respectivamente. El álbum termina cumpliendo el rol de una pastilla de prozac ingerida a través del canal auditivo; felicidad sin razón y la capacidad de hacerte bajar cinco cambios más rápido que una ñapi de Vicente Viloni en la mandíbula.
Acá no se rinde nadie
De todos modos, lo último que está demostrando Onda Vaga es querer calmarse; tienen fechas programadas en el interior y capital del país, Uruguay, España, Alemania, Dinamarca e incluso Bélgica y acaban de editar en vinilo Fuerte y Caliente y IV, primer y cuarto disco de la banda respectivamente. Nacho nos comenta que siente “zarpado y emocionante” el recibimiento que está teniendo la banda en el exterior, en particular en los países no hispano hablantes (ya tienen sold-out en París y Copenhague); la fiebre chill no tiene freno ni modo de detenerla.
Solo queda sentarse y disfrutar el viaje hasta la próxima vez que se decidan reinventar. A una década del cover “Havanna Affair” de Los Ramones en su primer disco, los vagos siguen caminando e invitándonos a cantar con ellos. Diez años de melancolía habanera y contando…