Foto de portada: Paloma Ianulli
En esta segunda edición de #PM, el isleño Cusifai nos invita a pasar vía webcam a su casa en la selva del Delta para charlar un rato sobre lo que más nos gusta: la música. A principios de la cuarentena, el integrante de Los Mangrulleros -una banda que siempre vale la pena recomendar- nos deleitó con un álbum solista del que hablaremos hoy.
¿Recordás cómo fue tu acercamiento a la música?
Cuando era chiquito hacía canciones en mi cabeza, sin saber tocar nada, cantaba las letras en la mente. No sé qué disparó eso, pero tengo recuerdos de estar en Valeria del Mar cantándole a plantas, ¿viste cuando se mueven con el viento, que parece que tienen vida? Eran como el público, y yo les cantaba.
Mi primer acercamiento a los instrumentos fue a eso de los 11, 12 años, con el piano y la guitarra que había en la casa de mi abuela. Un día ella me regaló la guitarra y empecé a acompañar las canciones con alguna nota. Después arranqué a tomar clases.
Teniendo en cuenta que desde hace años la música es una parte importante de tu vida, ¿cómo te relacionás con ella hoy?
La vivo como un medio de canalización, como una herramienta que me ayuda a bajar a tierra lo que pienso. Al haber aprendido a usar esta herramienta -saber grabar canciones, hacer un tema- también siento una responsabilidad al momento de mostrar algo: busco que transmita un mensaje, para mí, para mis allegados, para que quien lo escuche conecte con eso.

¿Cambia mucho el proceso creativo cuando los proyectos son individuales o grupales?
La verdad es que los temas los hago sin pensar a dónde van a ir, sólo estoy haciendo música. Me pasa de estar componiendo e ir sintiendo si el estilo del tema va para la banda (Los Mangrulleros), o si apunta para otro lado. Lo mismo con el rap: con un grupo de conocidos que está en esa movida nos mandamos beats y algunos temas los separo para hacerlos con ellos.
Por eso también hay temas que, como no siguen la estética de ningún proyecto armado, nunca terminan saliendo. Con este álbum pasó un poco eso: la mayoría eran canciones que sólo iban a encontrar un lugar para salir si las juntaba en un proyecto solista.
Hablando del álbum, ¿de dónde viene la inspiración para hacer un disco acústico?
La idea original de estos temas era más compleja, yo les quería poner otros sonidos arriba, tunearlos, que suenen tambores, etc., entonces la grabación la hicimos como una maqueta. Pasó que, cuando los escuché, como los temas habían sido grabados un día de lluvia y en las canciones estaba ese sonido de fondo, me di cuenta de que tenían un estilo especial que tenía que salir así, sin modificaciones. Se armaba un clima muy íntimo que me gustó y pensé: “Esto hay que sacarlo, está buenísimo”.
¿Hay una influencia de tus gustos musicales en las canciones?
Hace ya tiempo estoy incursionando en el rap, por lo que ese género influye bastante en lo que vengo haciendo. Me encanta el jazz, como también me gusta poner Atahualpa Yupanqui, José Larralde, ese tipo de música, un rap folklórico.
No sé si lo que escucho influencia musicalmente, si es que pueden encontrarse parecidos en la música, pero sí me pasa de escuchar un temazo y que me den ganas de crear algo. Me inspiran.
¿Cómo compones y producís?
Hasta hace un tiempo esperaba a que llegue “La Canción” para sentarme y crear. Ahora me puse a hacer letras arriba de ritmos, a improvisar más, y encontré una nueva manera de componer, otro formato.
Estos últimos meses el proceso cambió porque tengo una placa, entonces puedo grabar algo y sumarle otros sonidos arriba, puedo probar más. Haberle sacado la ficha a esto me cambió la perspectiva, no sólo tengo la guitarra sino que puedo componer y producir un tema completo.
¿Cambiaron tus hábitos de composición y ensayo durante la pandemia?
Se amplificaron. Le empecé a meter más, por ahí antes lo hacía seguido pero ahora en cuarentena grabé bastantes temas. Me salió más componer, me dieron más ganas.
Vivir acá en la isla me cambió un montón, y pasar la cuarentena en este lugar es una suerte tremenda. Es diferente a cómo veo que la están viviendo otras personas, soy muy afortunado. En relación con la creatividad, al estar en un espacio en el que me encuentro a mí mismo y en el que me siento bien componer es una parte más de la vida. Sale fácil porque no hay trabas.
¿Tenés en mente futuros proyectos?
Sí, a pleno. Con Los Mangrulleros tenemos videos y canciones grabados para sacar pronto. También con mi amigo Tito de Save la Data, que sacamos un tema hace poco (“IKTV”), estamos armando un par más. Hay material para tirar un buen rato.
REVIEW:
Cusifai es un tesoro perdido y encontrado en el laberinto musical de internet. Con sonidos de lluvia repiqueteando en el fondo, el álbum se destaca tanto por las letras de las canciones como por la voz del artista, que juega con distintas tonalidades sin perder cierta dulzura y crudeza característica. Hay un ambiente íntimo muy bien logrado y una poesía acompañada de melodías que quedan sonando en la cabeza.
Podés escuchar Cusifai acá: