La vieron bajar del remís con bolsas del shopping y junto a sus dos hijos. Una nena de cuatro años y un varón de seis. La felicidad de esos niños cuando vino el de Telecentro a instalarles el cable. Al fin wifi, y encima un lcd en sus cuartos. Una chica los cuidaba mientras ella trabajaba. Era encargada en un depósito de cosméticos ubicado en un parque industrial del segundo cordón del conurbano. Hace unos años que está sola. Su pareja se fue del barrio y de la casa donde alquilaban: las peleas y discusiones ya no daban para más. Los chicos iban al mejor jardín de la zona. Una auténtica escena cotidiana de familia clase media baja.
Pero hace un año el depósito cerró. El dólar alto, la crisis y el cierre masivo de pymes la terminó dejando sin un ingreso fijo. La calle está jodida y, ante demasiada demanda, los empleadores se toman el trabajo de elegir y ofrecer puestos con sueldos deplorables. La oferta es escasa. Estuvo a prueba en un supermercado de cajera, pero no le servía el sueldo. Tenía que resignar un montón de cosas y perder el imaginario status social al que creía pertenecer. Se puso a sacar cuentas:10 mil pesos de alquiler, 5 mil de jardín, 12 mil la niñera, 4 mil de servicios, el resto que le quedaba; sobrevivir.
Esta semana se dio a conocer el nuevo índice de pobreza. Es el pico máximo desde que asumió el gobierno Mauricio Macri, que en el 2015 basó su campaña bajo el lema “Pobreza Cero”. Hoy, a días de las elecciones presidenciales, dice que las buenas vienen ahora. Que es el momento. Y sigue culpando al gobierno anterior, por todo lo que no cumplió durante cuatro años. Hay emergencia alimentaria en este país que supo ser el granero del mundo.
“El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) estima que la cifra de la pobreza se encuentra en valores cercanos al 35%”. Según resaltaron, “los 5 o 6 puntos de nuevos pobres son clases medias que no habían sido pobres antes”
Resumiendo: se encuentran por debajo de la línea de pobreza 10.015.728 personas. Incluido el que redacta esta nota.
Las cosas empezaron a empeorar. Ahora debe dos meses de alquiler y de la indemnización queda poco y nada. Ya tiene fecha de desalojo. Por ahora va a ir a parar a lo de sus padres y en breve cambiará a sus hijos de jardín, a uno estatal, que no requiera viajar en transporte público. Dejó también sin trabajo a la niñera, por obvias razones. No lo puede creer. De llevar una vida mínimamente tranquila a vender ropa que ya no usa por redes sociales y ferias. Por semana no ingresa nunca más de dos mil pesos, que solamente utiliza para comer. Los chicos dejaron de tomar yogur bebible religiosamente para volver al té con pan. El guiso y las milanesas de pollo son ahora su nueva base alimenticia.
De repente, y sin quererlo, pasó a ser pobre. Sus hijos ahora pertenecen ahora al 52,6% de niños menores de catorce años en situación de pobreza. Mientras tanto el presidente dice que los números duelen, pero hay que mirar para adelante. Ella ya no puede mirar nada. Vendió el lcd para poder comprar algo de mercadería y bancar un flete. Lo bueno de tocar fondo es que te encontrás a vos mismo.
Sí se puede. Ellos pueden.
Vos no.
Vos no tenés un plazo fijo ni ganaste con el dólar alto.
Vos no podes darte el lujo de vacacionar al menos cuatro veces por año.
Vos no tenés propiedades ni hectáreas a tu nombre.
Vos no tenés chófer privado.
Vos no tenés seguridad las 24 horas.
Vos no tenés asesores que te marcan lo que tenés que decir.
Vos no tenés acceso a vuelos privados.
Vos no tenés las cuatro comidas del día.
Vos no tenés acciones en empresas y plata en Panamá.
Vos no tenés forma de parecerte a ellos.
Vos no tenés conciencia social.
Vos no tenés vergüenza.
Vos no tenés nada.
¿Sí se puede? ¿Rubén? ¿Mabel?
Ellos pueden gracias a ustedes que los votan.
Ellos pueden, si se puede. Pero vos no podés.