Hace poco menos de una década salió al mercado la primer moneda descentralizada respaldada con blockchain y muchos de los servicios que conocemos están migrando al uso de ésta tecnología, pero ¿Qué es la tecnología blockchain?¿Cómo es diferente a los métodos de inversión y pagos actuales?
Cuando hacemos un pago con tarjeta de crédito, la transacción pasa por los servidores de Visa, Mastercard o American Express entre otros. La tecnología blockchain propone una descentralización basada en una competencia en términos de potencia computacional. Cada determinada cantidad de tiempo se suscriben una determinada cantidad de transacciones en un “bloque”.
Estos “bloques” están compuestos por todas las transacciones, una tras otra, con fecha y monto con un número aleatorio al final. Esa gran cadena de caracteres se pasa por un proceso matemático, variando el número del final, hasta que se logra obtener un código con una determinada cantidad de ceros a la izquierda, esa cantidad de ceros se conoce como “dificultad”, ya que cuánto más ceros haya que obtener , más vagas son las chances de lograr resolver el bloque.
Cuando un minero logra cifrar el bloque, los demás mineros se encargan de aprobarlo, comprueban la legitimidad del bloque, se publica en la red, y se comienza a trabajar en otro bloque, cada vez que esto ocurre el minero se lleva una recompensa. Usualmente los mineros se unen en “Mining pools” o piletas, para complementar sus potencias computacionales y ser más competitivos.
¿Qué lo hace tan seguro?
El sistema es prácticamente infalible, ya que alterar una transacción, duplicar moneda o beneficiar a un primo implicaría para ser efectivo poseer más de un 50% de la potencia computacional de los mineros, cosa que requeriría muchísimo dinero, tiempo y no resultaría rentable bajo ningún aspecto.
Este sistema nos deja en un panorama en el cuál en algún momento podamos dejar de depender de proveedores de servicios bancarios y realizar éstos procedimientos de una forma descentralizada. Y no es estrictamente bancario, ya hay proyectos para descentralizar los servicios de telecomunicaciones móvil, contratos digitales e incluso realizar inversiones en la industria agraria.
El impacto ambiental del blockchain.
Si bien estos procedimientos son más seguros y legítimos, no son precisamente baratos. Para bitcoin suscribir un bloque a la red requiere una cantidad de electricidad muy alta y las máquinas que se utilizan para encriptar un bloque disipan altas cantidades de calor.
Proyectos muy prometedores se han publicado sobre cómo utilizar el calor disipado para generar más electricidad. A su vez, con el tiempo el consumo eléctrico de las máquinas disminuye, lo cual no deja de ser auspicioso, aunque puede ser un problema al que tengamos que prestarle atención de cerca.
Si logramos resolver estos problemas y aprendemos a vivir con la tecnología blockchain, puede que nos espere un futuro de servicios y monedas descentralizadas.