Los centennials son los nacidos a partir de 1996. Entrevistamos a cuatro exponentes, mujeres que encabezan un proceso tan impredecible como promisorio. Ellas se relacionan con su talento y sus ideas haciendo lo que desean, hablan sin titubear y no dejan sueños por cumplir.
La hipertrofia de imágenes e información de las redes sociales no las amedrenta. Surfean esa marea, diestras y cómodas, como su ámbito de expresión natural. A partir de estas redes rentabilizan su talento y visibilizan sus prácticas y pasiones.
Remisas a insertarse en círculos más institucionalizados, son la resistencia o el producto mejor pulido de la postmodernidad. A estas cuatro chicas se las ve combatir la weltschmerz de su época creando nuevos espacios de legitimación, relaciones económicas autogestionadas y buscándole nuevos sentidos a lo humano y a lo bello.
KINKI VENUS
Pedagogía del placer
Ella es uno de los referentes avant-garde más importantes de la escena erótica. Estamos frente a una mujer de 22 años kinkster, feminista, modelo alternativa y amante del látex.
En las redes sociales expone su sexualidad total y completa no sin inconvenientes como cuando Instagram le cerró la cuenta con 7k de seguidores por subir contenido que viola sus leyes comunitarias: “me quería matar por todo el laburo que había hecho durante meses”, explica ella, “viendo de qué forma publicar, en qué horario, que compartir para tener más contactos”. Desde ahí agencia toda su vida artística y mantiene un diálogo fluido con sus seguidores.
Hasta el año pasado estudiaba biotecnología, todavía quería quedar bien con sus padres. Desde hace 3 años es modelo erótica y también se la encuentra a plena luz del día trabajando como química en un laboratorio para solventar todos sus gastos.
Desde los 19 años practica BDSM (Bondage, Dominación y Sumisión, Sadismo y Masoquismo), ahí se introdujo en el poliamor y el pansexualismo. También vivió cosas muy pesadas, pero fue detrás de su deseo. Después de sufrir abusos y maltratos fundó una organización “Feministas en el BDSM”: “comparto experiencias, para que otras chicas tengan el derecho de elegir con quién relacionarse, de saber con quién tratan, antes de caer en su círculo de violencia. Visibilizar comportamientos repudiables y machista que se da en ambientes donde, se presupone, prima el respeto a las minorías y el consenso” explica.
Gagballs, binders, chokers y su uniforme de látex son parte regular de su mundo. Su norte es el placer e imagina un comunismo sexual sin “exigencias, mandatos y estereotipos”. Mientras todo eso llega, práctica en redes una pedagogía cotidiana donde no hay lugar para agencias de modelos, ni webs porno pagas, ni ninguna forma desfasada de capitalismo del cuerpo. “Busco romper con todo esto y enfocarme en lo humano, en la emocionalidad. Por eso no lucro con mi cuerpo porque quiero poder exteriorizar mi persona, como pienso la sexualidad y compartir estas experiencias con otros”
Ahora estudia maquillaje para retomar sus bases artísticas y sigue sacándose fotos que seducen y sacuden, que atrapan y confunden, todo al mismo tiempo.
Instagram: @kinkivenus
DELFINA LE COINTRE
Actitud XXL
El feed de su Instagram, naive y soñador, de colores lavados y guiños kitsch, alternas imágenes de contenido más erótico y un mensaje bien claro. “Las fotos que yo subo, nunca pero nunca las subo con discursos. No voy a escribir hablando de la aceptación porque yo creo que ya transmito todo con mis fotos. Si estoy todo el tiempo explicando porque subo una foto de mi culo gordo es seguir con la idea de no normalizar este tipo de cuerpo. Ya me canso eso” comenta levemente fastidiada.
Delfina es una modelo plus size de 21 años, oriunda de General Lamadrid. Vive en Buenos Aires, la bancan sus padres mientras termina la carrera de diseño gráfico y se financia algunos gastos con su carrera de modelo que ejerce desde hace un año. Quiere vivir de modelar, pero reflexiona acerca de una falla elemental del caso argentino: las marcas independientes recién ahora se animan a contratar modelos no hegemónicas mientras que las grandes marcas ni siquiera lo tienen en agenda. Explica que esto funciona de otra manera en el primer mundo, más amplio y comprensivo de los estándares de belleza, donde los sueldos de una modelo normalizada se equiparan a los de una curvy model. Repite que la situación nuestra es lamentable, “acá falta banda para eso”, no dejando dudas acerca de cómo nos quedamos muy atrás en un desarrollo cultural más inclusivo y diverso.
Gestiona su portfolio de forma personal desde Instagram, el espacio por excelencia donde vuelca sus producciones y donde recibe ofertas laborales y propuestas artísticas. “Los estereotipos son imposibles de alcanzar, hay que terminar con la idea de que solo la belleza está en los cuerpos delgados” puntualiza Delfina y agrega que apoya al feminismo y que milita en el “activismo gordo”, sin adscripción a ningún grupo, pero desde el lugar de mostrarse tal cual es. Todo esto que empezó como un hobby hoy constituye su modo de poner todo el sufrimiento padecido en el escaparate, transformar el estigma en vanguardia y alentar a otras mujeres a seguir el camino de la emancipación de los cuerpos.
Instagram: @delfina.lacointre
CAMILA DORADO
Erotismo y libertad pop
“Todo el trabajo que tengo se lo debo a las redes sociales y a mis ganas, mi insistencia y estar constantemente mandando laburos para que me vean”, comenta la diseñadora y artista freelance de 22 años llena de aros, mechones blancos y buzo Adidas. Su estilo explora iconos pop y el cuerpo femenino des-tapado además de lineart, lettering y muralismo.
Ha realizado intervenciones urbanas, diseño de tatuajes y trabajado con marcas como Café Martínez, Pedidos Ya y Mc Donals. También participó en eventos donde dibujó en vivo y donde aprendió a abrirse. “Salir de la zona de confort en mi casa dibujando en pijamas y poder responder preguntas y defender mi laburo” comenta.
Para ella es fundamental presentar su trabajo en conexión con su persona. Su perfil de Instagram muestra todo su talento, pero también está humanizado con lo que piensa, sus gustos y las ideas que defiende. Hay un foco sobre lo artístico y el hecho de transmitir “lo que realmente uno piensa sin que alguien te esté bajando línea. Yo elijo lo que quiero hacer, yo decido que mostrar”. La estética de las mujeres que dibuja es un tema aparte, ahí explora lo sensual y sutil del detalle y se influencia del feminismo, “me pegó bastante” cuenta. Así, Camila muestra cuerpos de mujeres que disfrutan sin censura y con plenitud. Aborrece las políticas comunitarias de Instagram: “¿Qué te molesta que suba dibujos de mujeres con el torso desnudo? ¿Por qué tiene que estar tapada y si no está tapada es pornográfico?” se pregunta….
Finalmente, describe el mundo de las redes sociales como un lugar de masividad y creatividad con un alcance inesperado y de mucha exposición. También habla de dependencia lo que a veces significa estar 24/7 en contacto con el celular o la compu.
Todo lo que quiere esta generación: hacer lo que uno quiere y vivir de eso, comunicación pop, Instagram, colores estridentes y mucho dinamismo.
Instagram: @camidorado
PAZ SYKES
La vida sin Photoshop
Una maquilladora autodidacta de 20 años y 50k de seguidores en Instagram cuenta que para mostrar lo que una sabe hacer y que llegue a mucha gente hay que “evitar caer en la mediocridad, sentarse y ponerse a crear”. Eso hace Paz desde hace un año en Instagram, donde su ícono de mensajes privados no para de recibir ofertas laborales y halagos de fans, que adoran sus estilemas visage y formas manieristas. No trabaja con marcas y cubre todo el campo de maquillaje desde lo social a lo artístico.
Nació en San Nicolás y hace algunos años se mudó sola a Buenos Aires, ecosistema natural que la linkeò con los referentes más importantes de la industria. Sus fans no le creen cuando avisa que no usa Photoshop. Ella es su propio Photoshop, la editora de su mundo: “los límites los pone uno”, sentencia.
Paz estuvo en contacto durante toda su corta vida con el arte desde múltiples vertientes: baile, teatro, fotografía, modelaje y pintura. Invariablemente en su maquillaje la sensibilidad del arte es un principio vital.
La mayoría de las fotos de sus feed son selfies, otra marca más de origen autogestivo y altamente artesanal que entraña la creación de contenido en redes. Ahí esta ella en primer plano, produciendo su propio arte sobre su propia piel. En cada pieza hay un estilo diferente: cosplay, body painting o Trompe-l’œil y, en todos, un culto a la belleza femenina y al amor propio.
A cada foto de Instagram la describe como “mi obra de arte”. En cada producción hay un juego de transformación, de tensión entre lo real y lo inverosímil, una reunión de alter egos y mucho talento desbordado: la geisha rioplatense que en el próximo cuadro tendrá la cara pixelada, mutilada o destrozada por lápices de colores. Todo es posible en el mundo de Paz.
Instagram: @pazsykesmua