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10-D: El calor de la vuelta

Las plazas volvieron a llenarse. Los choripanes, la música popular, la marcha peronista y la alegría volvieron a encontrarse en el centro porteño. Volvimos.

Un momento histórico

Desde temprano la plaza del Congreso está copada por militantes, vecinxs y familias que queremos presenciar la asunción presidencial. Quedará en la historia: no se trata de cualquier traspaso de gobierno, se trata de la vuelta de un proyecto nacional y popular luego de cuatro años de devastación económica y simbólica. No solo se empeoraron todas las variables económicas, sumando más de dos millones de nuevos pobres y teniendo la inflación más alta de los últimos veintiocho años, sino que también se cuestionaron las políticas de derechos humanos y los logros que se habían obtenido en este campo, al intentar impulsar el 2×1 y al cuestionar la cifra emblemática de 30.000 desaparecidos.

Se les otorgó un poder enorme a las fuerzas represivas y se les dio rienda suelta para reprimir, detener y matar a quienes ellos consideraran necesario: se justificó y tergiversó una y otra vez el homicidio de Santiago Maldonado, se compraron pistolas Taser, y Chocobar fue recibido en la Casa de Gobierno. Viniendo de cuatro años con ese tipo de políticas, en los que predominaron la violencia y la exclusión (aunque disfrazadas con eslogans de autoayuda y caras sacrosantas), la asunción de un gobierno que llama a la unidad nacional, a la paz social y al fin del hambre se convierte en un momento bisagra en la historia de la Argentina.

La verdadera unidad del pueblo

Durante el discurso de Alberto en el Congreso, con unos agobiantes 37 grados en pleno mediodía, lxs vecinxs de los edificios aledaños nos tiran baldazos de agua fría para aliviar el calor. La gente lxs vitorea, lxs aplaude. Ellxs van en busca de más baldes. Se me vienen a la cabeza aquellxs vecinxs que, según se dice, en 1807 tiraban aceite hirviendo a los invasores ingleses, defendiendo la patria con lo poco que tenían.

En esta Plaza, en un punto, también se está defendiendo a la patria. Del imperialismo, que ahora tiene careta neoliberal, de los organismos internacionales usureros y de la oligarquía nacional. Pero se la defiende en forma de celebración, con la alegría de haber vuelto y el alivio de no habernos condenado a otros cuatro años de neoliberalismo. Cuando alguien se descompone, todxs alrededor ofrecen agua y hielo: se puede sentir la solidaridad, la fraternidad (y sororidad) que sólo son posibles en un contexto de unidad nacional.

Una nueva Argentina

A la tarde, ya en la Plaza de Mayo, cerveza, vino y fernet van de mano en mano; nadie está serio, todxs muestran una sonrisa mientras hacen el símbolo de la “V” y disfrutan de las bandas en vivo. Se siente la ansiedad por que llegue el momento del discurso, ese sentimiento agridulce, esa mezcla de angustia por los últimos años y de ilusión y esperanza por los que se vienen.

Los espionajes de la AFI serán reemplazados por un Estado sin secretos; los más necesitados, en lugar de ser despreciados por la indiferencia del Estado, tendrán prioridad en cuanto a políticas públicas. La educación pública no será vista como un lugar vergonzoso al que se tiene la desgracia de caer, sino como un orgullo nacional y un espacio para potenciar la igualdad y el progreso. La salud pública, nuevamente institucionalizada como Ministerio, volverá a ser uno de los ejes del Estado. Y, como se leyó en un tweet, ya no habrá recomendaciones para llevar limón y DNI a las marchas por temor a una posible represión, sino que habrá que acordarse de ponerse el protector solar y la gorra.

Se acerca una nueva Argentina, liderada por un gobierno que cambió las prioridades y su forma de presentarse ante el mundo, que pone en primer lugar las condiciones de vida de los ciudadanos argentinos, en especial las de los más golpeados, y no las de los mercados financieros.

Y surge la pregunta inevitable: ¿acaso la sociedad argentina logrará decirle de una vez por todas nunca más al neoliberalismo?

 

Natalia Gherardi

Nació en el año 2000. Es ex-alumna del Nacional Buenos Aires y estudia Sociología.

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