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2001, el pasado que se acerca

El último 29 de abril, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) canceló las bandas de libre flotación del dólar y determinó que intervendrá en el precio de la moneda aún si el valor se ubica debajo de los 51 pesos, cifra máxima que se había establecido.

 

Odisea de tasas

El presidente del Centro de Estudios de Opinión Pública, Roberto Bacman, opinó que la medida “mejora las posibilidades electorales del gobierno y busca evitar una corrida cambiaria y contener a la inflación”. “La decisión implica una flexibilización del Fondo Monetario Internacional (FMI), con quien Argentina cumple a rajatabla y cuyo último recuerdo en el país es de la crisis de 2001”, agregó.

Por su parte, el investigador del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) Juan Acosta señaló que las políticas económicas actuales “estimulan que la tasa de interés, que esta semana alcanzó del 74%, sobrepase a la suba de costos; por lo que los empresarios extranjeros pueden comprar pesos, luego cambiarlos, abandonar el país y tener rentabilidad”. “La divisa norteamericana se eleva cuando los inversores canjean el dinero argentino”, añadió.

También advirtió que el Estado “devalúa a través de los aumentos de las tarifas ya que a partir de ahí, se encarece cualquier producto. En el caso de la comida, el acuerdo de los 66 precios cuidados se cumplirá en el caso de que el billete estadounidense se mantenga en 45 pesos porque si no, la diferencia entre los bienes rebajados y los otros será mucha desde el punto de vista de los dueños de los supermercados”.

Asimismo, el director de la fundación económica Libertad y Progreso, Aldo Abram, resaltó que la nueva implementación en el sector alimenticio “significa un paliativo para la clase social más vulnerable, pero la demanda mejorará en el momento en el que los mercados confíen en el Poder Ejecutivo.”

Abram enfatizó en que el presidente de la Nación, Mauricio Macri, “utilizó el crédito que le dio haberle pagado a los fondos buitres para su conveniencia política y emitió más billetes que los que la sociedad quería tener; entonces, su credibilidad bajó y se incrementó el riesgo país, que hoy se ubica en 952 puntos porcentuales e indica que un bono argentino paga 9,5 por ciento más de intereses que uno de Estados Unidos (EE.UU)”.

 

El paso a paso hacia el abismo

Por su lado, Acosta subrayó que mientras el índice internacional ascienda, “los inversores verán pocas posibilidades de ganancia y se alejarán”. “La peor certeza que se les puede dar es pedirle 56 mil millones de dólares al FMI porque así, el gobierno demuestra que depende de los desembolsos de la entidad económica”, añadió.

Además, sostuvo que en el 2001, Argentina “defaulteó debido a que el riesgo país superaba los 3 mil puntos y a que la ley de Convertibilidad, que igualaba a la divisa norteamericana con el peso e implicaba una reducción del Estado, había explotado por la falta de reservas en el BCRA.”

En coincidencia, el historiador Gustavo Álvarez detalló que en aquel momento, “se negociaron préstamos con el FMI para que entrara dinero al país a cambio de recortes estatales como los del 13 por ciento a jubilados y docentes en el 2000, cuando la deuda externa se encontraba en 170 mil millones de dólares”. “Se disminuyeron los ingresos de la mitad del país”, agregó Acosta.

También, Álvarez afirmó en su libro Voces de la democracia que en diciembre de ese año, “el gobierno lanzó un programa llamado Blindaje 2001, que prometía que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el FMI y España le prestarían 40 mil millones de dólares al BCRA en caso de necesidad, pero el plan se desmanteló gracias a que tras una crisis en Turquía, los capitales extranjeros dejaron de invertir en naciones emergentes como Argentina.”

 

Siempre default, nunca indefault

Sin embargo, Charo López Marsano -co-autora del ensayo “Un esbozo histórico. Sociedad, política y economía en la Argentina contemporánea”– recordó que el programa “buscaba preservar a la Convertibilidad, aunque el modelo ya había colapsado y nadie creía en el presidente de entonces, Fernando De la Rúa.”

Marsano aseguró que De la Rúa ya estaba debilitado gracias a que el exvicepresidente Carlos Álvarez había renunciado en el 2000 luego la sospecha de corrupción en el Senado; por ende, el 20 de marzo de 2001, se nombró como ministro de Economía al ideólogo de la norma económica, Domingo Cavallo, para salir del sistema con consenso social.

Al mismo tiempo, Álvarez remarcó que con el lanzamiento del plan Déficit Cero, “Cavallo priorizó pagarles a los acreedores del Estado y, con el resto del presupuesto, cubrir los sueldos y las pensiones, lo que implicó otra baja del 13 por ciento en los salarios”.

Además, recalcó que el flamante ministro “impulsó una renegociación de la deuda externa que desembocó en el ¨megacanje´, que reemplazó a bonos de corto plazo por otros de largo plazo que significaron un endeudamiento de 8 mil millones de dólares más”. “Los únicos beneficiados fueron los bonistas externos y los sectores financieros”.

De todos modos, el historiador advirtió que el encargado de la cartera económica “no logró que el FMI le prestara mil 200 millones de dólares porque no se había llegado al déficit cero, en consecuencia, se cortó la entrada de divisas al país”.

Piquete y cacerola, la lucha es una sola

Ante la negativa de la institución internacional y el crecimiento del retiro de los fondos bancarios por parte de quienes poseían depósitos, “el gobierno anunció que no se podrían sacar más de 250 pesos semanales, medida conocida como ¨el corralito¨ y que generó el comienzo de los saqueos en diferentes zonas del país”. “En esa situación, no se podía emitir a causa de que el BCRA había quebrado”, añadió Acosta.

En ese sentido, Álvarez precisó que el 19 de diciembre de 2001, “miles de personas se lanzaron contra los supermercardos, entonces, el sálvese quien pueda era la única ley. Al caer la noche, De la Rúa promulgó el estado de sitio, lo que implicó más protestas de forma automática y Cavallo renunció tras las manifestaciones nocturnas”.

No obstante, el historiador apuntó que al otro día, “la situación empeoró. La policía mató a 39 personas en la Plaza de Mayo y a las 19, el presidente desistió de su puesto y se fue en helicóptero hacia la casa de Olivos.”

Asimismo, el autor acentuó en que luego de que pasaran cinco presidentes en dos semanas, “la Asamblea Legislativa eligió como jefe de Estado a Eduardo Duhalde, quien devaluó la moneda como salida de la Convertibilidad y apuntó a la reindustrialización”; que se agudizó a partir del año 2003.

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