Un camino circular en medio de la nada. No del desierto: el vacío absoluto. El camino contiene enemigos, que al ser derrotados nos permiten recordar los alrededores. De a poco, el ambiente alrededor del camino va tomando forma: montañas, rocas, praderas y bosques forman el paisaje, pero también cementerios, guaridas de monstruos y hasta castillos repletos de vampiros. Cada nuevo recuerdo desbloquea horrores, cada horror derrotado desbloquea nuevos recuerdos. Si el peligro resulta avasallante, siempre se puede volver al campamento, pero cuidado: al despertar, el camino estará nuevamente rodeado de la negrura del vacío, y habrá que volver a empezar a recordar.
Este es el mecanismo principal del videojuego independiente Loop Hero, del estudio ruso Four Quarters. Loop Hero fue uno de los éxitos indies impensados de 2021. Para fin de año había vendido más de un millón de copias en la plataforma Steam, y el 20 de ese mes Epic Games lo eligió como juego gratis del día para sus usuarios (lo que equivale a miles de ventas). Si a eso le sumamos las ventas de la versión para Nintendo Switch, podemos concluir en que varios millones de personas han disfrutado de esta pequeña obra de arte.

Sin embargo, hace pocos días sus creadores volvieron a ser noticia al publicar en su página de VK (una red social rusa) un enlace para descargarlo gratuitamente vía BitTorrent.
¿Por qué un estudio independiente le haría esto a su creación estrella? Bueno, porque a raíz de las sanciones económicas de las potencias occidentales a Rusia, están sucediendo dos cosas. En primer lugar, los jugadores rusos no pueden comprar un juego creado en su propio país, pues las plataformas digitales bloquean las ventas al gigante eurasiático. Por otra parte, los creadores tampoco pueden cobrar el dinero que ganan por las ventas del mismo en el resto del mundo por las restricciones a las transferencias de dinero a Rusia (por lo menos hasta que la empresa editora del juego, Devolver Digital, encuentre una manera de girar las regalías adeudadas a los desarroladores).

Más allá de este pequeño ejemplo, la desconexión a Rusia está provocando una crisis en el suministro de software. Al no tener manera de adquirir software producido en occidente, la Duma rusa aprobó una medida de emergencia despenalizando la piratería de software. Así, cualquier persona que se arme una PC y quiera instalar algo tan básico como el sistema operativo Windows o el paquete Office debe sí o sí recurrir a las descargas ilegales. Y esto se complica más cuando tenemos en cuenta que cada vez más el software se comercializa como servicio con una cuota mensual, no una compra por única vez.
La actual crisis geopolítica revela una debilidad estructural de nuestro sistema productivo. Vivimos una época en la principal forma de capital no es la posesión de medios de producción sino el control de los datos. Pensemos en Uber, Rappi o MercadoLibre, empresas cuyo modelo de negocio es intermediar entre oferta y demanda. En este contexto, un bloqueo de software es un golpe tan duro para la economía de la información del siglo XXI como uno de petróleo, carbón o acero para la economía industrial. Y aún en esas industrias de base, todos los sistemas críticos corren sobre computadoras.
En la década de 1940, el General Manuel Savio movilizó las fuerzas del Estado para convertir a la Argentina en un país independiente en materia siderúrgica. Durante la escasez de metales de la Segunda Guerra Mundial, Savio logró construir Altos Hornos Zapla para garantizar el abastecimiento de la industria local. ¿Cómo se podría lograr una gesta similar en el siglo XXI?

La respuesta podría estar en la adopción de Software Libre. A grandes rasgos, lo que define al Software Libre es que es libre de ser usado, estudiado, modificado y redistribuido. Algunos de los ejemplos más exitosos de Software Libre son el sistema operativo Linux, el navegador web Mozilla Firefox o el servidor web Apache. Pero muchísimas aplicaciones comerciales también están basadas en software libre, incluyendo el sistema operativo Android o el navegador web Chromium. Buena parte de la infraestructura de Internet corre sobre software libre, aún si no lo vemos en nuestra propia computadora.
Desde hace décadas existe militancia local para migrar sistemas sensibles de la administración pública a soluciones de software libre. En general, los argumentos que más suelen escucharse son los de costo, seguridad e interoperabilidad de datos. Pero el de la soberanía tecnológica, algo que tal vez en algún momento sonaba como un delirio trasnochado, podría haberse convertido en el determinante. Ya no se trata de una posibilidad remota, sino de una realidad concreta. Y si esto produjo una disrupción económica importante en un país del peso de Rusia, el nuestro es infinitamente más vulnerable.
Lo bueno: no partimos de cero. El Estado cuenta con experiencia de desarrollo e implementación de soluciones libres. El ejemplo de más alto perfil tal vez sea Huayra Linux, la distribución del sistema operativo libre incluida en las computadoras del plan Conectar Igualdad. Es un buen inicio, pero hace falta mucho trabajo para blindar sistemas críticos ante la posibilidad de un apagón digital.
De alguna manera, tiene sentido que justo Loop Hero haya sido un ejemplo tan visible de este conflicto. Loop Hero es un juego apocalíptico, transcurre durante el fin de su mundo, cuando toda la realidad ha sido sustituida por la negrura del olvido. Para nuestra sociedad y economía que dependen de computadoras en un nivel fundamental, un apagón de software no es tan distinto de un oscurecimiento total del mundo. Pero a diferencia del cataclismo de Loop Hero, ahora sabemos que en la vida real estas cosas efectivamente pasan. Es sólo cuestión de aprovechar este conocimiento para implementar las soluciones con tiempo. Cuando aparezca un esqueleto con un bastón en el cielo va a ser demasiado tarde.