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A man casts his vote during the legislative elections in Bogota, Colombia March 11, 2018. REUTERS/Carlos Julio Martinez NO RESALES. NO ARCHIVES.

Colombia se está polarizando y los resultados de su elección podrían marcar la térmica en América Latina

El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, tuvo que renunciar como consecuencia del Lava Jato. En Brasil hubo amenazas de golpe militar y el establishment metió preso a Lula porque de otra forma ganaría las elecciones. En Argentina, mientras tanto, las mafias del espionaje protegen a los políticos, la corrupción continúa y Luis “Toto” Caputo es defendido a capa y espada por el presidente. En este escenario revuelto y conflictivo, donde los rebrotes de la derecha en América Latina no terminan de consolidarse pero los populismos de antaño parecen en declive, la elección en Colombia puede ser clava para mirar lo que se viene.

Colombia estuvo azotada por la violencia política y una lucha entre el ejército y paramilitares ilegales contra la guerrilla que duró más de 50 años. En el medio, la población fue rehén de la deriva narco de los guerrilleros y de la deriva ultraviolenta de las fuerzas de seguridad. En este contexto, en 2012 de comenzaron a llevar adelante las charlas que condujeron al acuerdo de paz firmado en 2016 bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, que incluía la desmovilización y el desarme de las FARC y su reincoporación a la vida cívica. Pese a que el triunfo del “no” en un plebsicito originó demoras y enmiendas, la firma de los acuerdos disminuyó significativamente la violencia en Colombia, unificó su territorio y le otorgó una estabilidad democrática de la que no gozaba hacía casi medio siglo. Sin embargo al mismo tiempo dejó problemas irresueltos como la liberación de algunos ex combatientes y la cuestón de la agricultura, ya que los ex FARC iban a recibir tierras para desplegar emprendimientos productivos que nunca se concretaron.

Los candidatos

Los candidatos son Iván Duque, el delfín del derechista presidente Uribe, que intenta agitar el fantasma de las FARC para cubrir los escandalosos casos de corrupción y la decadencia económica por las que atraviesa el país. Por otro lado está el izquierdista Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá, un ex guerrillero que se formó en una cara universidad privada bogotana. También figura entre los candidatos Sergio Fajardo, ex gobernador de Antioquía por Colición Colombia, pero su lugar en las encuestas viene decreciendo. Petro y Duque, por el contrario, vienen luchando cabeza a cabeza, y si bien la ventaja de Petro es infinitesimal, lo que aumenta en Colombia es la polarización.

Petro propone fortalecer la salud y la educación pública, centró su campaña en las amenazas medioambientales y en el desarrollo de energías sustentables. Por su parte, promete desarrollar la agricultura y enfrentar al extractivismo y la tercerización financiera. La lucha contra la corrupción y las acusaciones al uribismo en este sentido es otra de sus grandes banderas de campaña. Pese a ser delfín de Uribe, Duque también intentó adueñarse de la lucha contra la corrupción y propone una limitación en las posibilidades de reelección de los cargos. Hizo hincapié en la necesidad de fortalecer los centros de asistencia locales en temas de salud, y en luchar para que la educación sea un factor de nivelamiento pese a las desigualdades sociales. Quizás una de las principales diferencias a la hora de escrutar las propuestas de ambos sea que mientras Petro se muestra combativo con el poder económico concentrado, Duque hace mucho hincapié en el fortalecimiento y la tecnologización de las fuerzas de seguridad, junto con el agite del fantasma del supuesto chavismo de Petro, que este candidato niega enfáticamente.

Peligro en el horizonte

El sistema de Colombia es con segunda vuelta, pero todavía no están definidos los candidatos. Lo cierto es que las encuestas, como viene sucendiendo, no son del todo fiables. En 2016, por ejemplo, cuando se plebiscitaron los acuerdos de paz con la guerrilla, los sondeos decían que ganaría el “sí”. No pocos se vieron soprendidos cuando el resultado de la compulsa fue un claro triunfo del “no”, con 15 puntos más de los previstos, lo fortaleció al uribismo. ¿Pero qué pasará el 17 de junio, cuando los candidatos ya estén consolidados y muy probablemente Petro y Duque vayan a segunda vuelta? Ponele que a Petro ya le dispararon durante un acto en Cúcuta, y que Colombia tiene un record importante en candidatos presidenciales asesinados…

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