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“¿Para qué quisieron gobernar?” Después de la contravención, entrevista con la investigadora y docente Mónica Cragnolini

Mientras daba una clase pública sobre la calle Puan del barrio de Caballito en protesta por los bajos salarios docentes, el pasado 16 de agosto Mónica Cragnolini fue víctima primero de los insultos de un automovilista enfurecido y después de la policía del gobierno de la ciudad, que tras intentar interrumpirla le labró un acta contravencional.

Cragnolini es Doctora en Filosofía e Investigadora del Conicet. Cualquiera que haya pasado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA escuchó alguna vez sobre la profundidad de sus clases, su dedicación como docente y la seriedad con que aborda el estudio de pensadores como Kant, Derrida y sobre todo Nietzsche, del cual es una especialista de renombre internacional. Conversamos con ella para conocer en detalle la situación por la que atraviesa la educación pública argentina.

 

¿Qué concepción de lo público en general y de la educación pública en particular te parece que tiene este gobierno?

Creo que tienen la idea de que es un gasto innecesario, de que no es función del gobierno ocuparse de eso, por lo tanto está de más dedicarle presupuesto y esfuerzo. Los dichos de la gobernadora Vidal en torno a las universidades del Conurbano van en esa dirección y Macri habló de los que caen en la educación pública… Esto acontece en todos los ámbitos de lo público. Hay una idea de muchos miembros del gobierno, que podríamos llamar un privilegio de clase, que es muy fuerte. Aquel que no ha pasado a lo largo de su existencia por determinadas cuestiones carece de la posibilidad y la empatía para entender esas situaciones por las que pasa el otro, entonces hay una naturalización, para aquel que nació y desarrolló su existencia dentro de una clase privilegiada, de la incapacidad para entender el sufrimiento del otro que no está en esa condición. Esa es básicamente la concepción de lo público, un gasto innecesario para el oficialismo, que está gobernando para favorecer a grupos determinados, vinculados con su modo de ser y su habitualidad.

¿Cuáles son los principales obstáculos para un investigador y docente de la universidad pública hoy?

El principal obstáculo tiene que ver con el poco presupuesto que tiene la universidad, las condiciones edilicias en las que nos movemos, la falta de libros en las bibliotecas, etc. Es cierto que existen subsidios de investigación y todos presentamos proyectos y una de las razones por las cuales lo hacemos es porque podemos proveer a las bibliotecas de nuestras facultades de bibliografía especializada que va surgiendo en el mundo y que de otro modo no sería accesible. El principal problema que veo en este momento para un investigador, y sobre todo para los más jóvenes, es la pregunta sobre si podrán permanecer en el ámbito de la investigación y la docencia dada la forma de pensar lo público que tiene este gobierno. En ese sentido, creo que tienen la idea de que todo es importable, incluido el conocimiento, y entonces no le interesa favorecer ni a los proyectos, ni a los becarios, ni a los investigadores y desdeña completamente todos los proyectos de innovación tecnológica que vienen del gobierno anterior. Ahí se verifica toda la cuestión que antes señalaba sobre el desprecio de lo público, de lo innecesario de lo público. Uno debería preguntarse ¿para qué quisieron gobernar? Porque supongo que toda persona con un mínimo de entendimiento se da cuenta que acceder al gobierno en una democracia significa ocuparse de todos o al menos de la mayoría, y sobre todo de los más vulnerables, no de los grupos de amigos que realmente no tienen problemas. Siempre me hago esa pregunta: ¿por qué esta gente quiso gobernar si no tienen nada de vocación política para lograr mejores condiciones de vida para la mayor cantidad de población en el país?

¿Cómo viviste el desalojo de tu clase pública?

Hoy en día esa situación es anecdótica. No hubo un real ejercicio de violencia por parte de la policía, sino más bien una negociación, ellos me señalaron que lo que estaba haciendo era una contravención, fueron a consultar con la fiscalía y finalmente me dijeron que si no dejaba un carril libre me iban a levantar un acta contravencional y eso fue lo que hicieron. Para mí fue una situación típica de conflicto de intereses. Después de lo que pasó, consulté el código contravencional de CABA y ahí se señala lo siguiente: el ejercicio de los derechos constitucionales no pueden ser contravenciones. Yo estaba ejerciendo mi derecho a la expresión, entonces me pregunto en qué medida eso fue una contravención. Esta situación no se ha dado en otro momento, hace 35 años que doy clases en la UBA y he dado clases públicas en los lugares más insólitos: cuando estaba Cavallo íbamos al ministerio de Economía y nos sentábamos en la puerta, y esta es la primera vez que me levantan un acta.

¿Este momento de desfinanciación te recuerda a algún otro momento de la historia?

Sí, me trae recuerdos de ese enorme y extenso paro que hicimos durante el gobierno de Alfonsín. Pero hay una diferencia notable: en el caso del gobierno de Alfonsín lo que estaba muy mal era la economía, pero él era un defensor de la democracia, tenía una vocación política clara y en este caso no sucede lo mismo con este gobierno. Muchas cuestiones también me recuerdan a los años 90, con la insistencia sobre la cuestión de la privatización. En ese sentido, hay muchas cuestiones de otras épocas mezcladas.

¿Qué creés que diría Nietzsche sobre este gobierno?

Es una pregunta complicada. Muchas veces, en el imaginario, se lo asocia a Nietzsche con el individualismo, como un defensor de la individualidad y entonces iría acorde con ciertas consignas de este gobierno. Sin embargo, cuando se trabaja el pensamiento de Nietzsche, uno se da cuenta que era un crítico de la individualidad. Él caracteriza muy bien en Así habló Zaratustra al hombre liberal, al hombre del mercado, y señala que es esa especie degenerada que dice “todo para mí”. Hay algo de eso en este gobierno, está la idea de que el individuo es lo relevante y que no tienen importancia ni las relaciones sociales ni la cooperación ni lo que tiene que ver con las formas en que la sociedad recibe, protege y mantiene condiciones de vida dignas para los miembros de esa sociedad. Es cierto que el gobierno habla de equipo, pero habla de equipo para referirse a sus grupos de amigos; no creo que esa idea tenga algo que ver con lo colectivo. Nietzsche hace una crítica importante a las democracias, pero a las democracias basadas en la cuestión del individuo como punto central. Para Nietzsche claramente los hombres de este gobierno serían los hombres del mercado. Por suerte él los plantea como los últimos hombres, en el sentido de que algo se tiene que transformar en el concepto de humanidad, porque ese modo de ser de lo humano no puede seguir siendo.

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