Si uno tiene ganas de sumergirse en la nostalgia, puede entrar a YouTube y pasar horas entregado a mirar videos sobre empleos que se están perdiendo, que quedan solo cuatro ancianos que saben hacerlo o que ya nadie ni siquiera se acuerda bien de qué era. Una vez pasada la melancolía de recordar épocas pasadas, cuando existían los faroleros que mantenían los faroles y los colchoneros que cardaban colchones, es posible ponerse a googlear rarezas sobre industrias graciosas que generan los trabajos menos pensados. Si bien es absurdo pensar que el problema de las masas desempleadas se solucionará con estos ejemplos particulares –la mayoría emplean poca gente, muchos son por horas, por temporadas o de manera informal–, tampoco podemos creer en la ficción de que cualquiera que tenga ganas de trabajar en los próximos años va a tener facilidad para los lenguajes de programación. ¿O sí?
Para ir curándonos de espanto y estar preparados, les presentamos cuatro empleos que podrían hacer los que buscan trabajo, no encuentran nada y están dispuestos a dedicarse a algo a lo que ningún conocido se dedicó.
Aviso: si alguien termina consiguiendo trabajo gracias a leer esta nota, correspondería, por lo menos, que nos mande un mail contando qué tal les está yendo.
Buscador de pelotas de golf
Chet Baker cuenta en Como si tuviera alas, la autobiografía que se publicó una vez muerto el trompetista más suave de todos, que en una época trabajó de buzo, buscando perlas rosadas en las playas de California. Ahora, años después, los buzos siguen buscando cosas, pero, en lugar de perlas, lo que tienen que encontrar son pelotas de golf. Los gigantescos campos donde se practica este deporte acostumbran a tener lagos coquetos con los que entretener al golfista que camina de un hoyo a otro. Y, es inevitable, cada tanto, un tiro no muy bueno deja caer una pelota en estos lagos. Al terminar la jornada, los buzos tienen el equipo preparado y entran al agua a buscar lo que los otros acaban de perder. Se dice que les pagan por pelota encontrada, que las empresas reciclan las pelotas que los buzos encuentran y que los empleados pueden llegar a perder dedos por mordidas de cocodrilo. Si alguien ya está fantaseando con dedicarse a que le paguen por bucear, sepa que, por lo general, los campos de golf que no tienen un grupo fijo van contratando según la demanda de pelotas perdidas. Teniendo en cuenta que Chet Baker trabajó de buscar perlas mientras empezaba su carrera en el jazz, no sería descabellado suponer que otro músico estrella estuviera haciendo algo parecido en este mismo momento.
Probador de juguetes sexuales
La industria de los juguetes sexuales es nueva y cada día se va profesionalizando más. Recién en 2018, se establecieron estándares de calidad que dictaminen qué tipo de estos juguetes para adultos está autorizado y cuál no. Al irse haciendo una industria más seria, se necesitan personas concienzudas que puedan probarlos y elaborar un estudio para decir qué opina del juguete que acaba de entrar y salir de adentro suyo. Los que se dedican a esto aseguran que no se necesitan ningún tipo de formación, que hasta puede hacerse en casa. Y los dueños de las empresas de juguetes dicen que no hay que tener conocimientos especiales para ser probador, que lo mejor es que los prueben grupos de personas muy heterogéneos, que puedan tener varios puntos de vista distintos. Lo que sí hace falta es estar dispuesto a hacer del placer sexual parte de tu horario de laburo. ¿Estás dispuesto?
Oledor profesional de axilas
Los desodorantes son algo que uno –por lo general– tiene a mano y usa. Pero ¿sabemos algo de la industria que está detrás de esos objetos que nos sacan el mal olor de las axilas? No, de eso no tenemos idea. En este rubro trabajan unas personas que se encargan de hacer algo muy característico: usar el olfato para comprobar qué tal funciona el producto, manipular la nariz para corroborar cuánto tiempo duró tal antitranspirante, ver cómo funciona en alguien que no se baña seguido y un etc. muy grande. Se cuenta que el mito de que huelen las axilas directamente es falso; los expertos olfativos trabajan olisqueando unos papeles absorbentes que los conejillos de Indias se pusieron debajo de los sobacos durante un tiempo fijo. Con esa información, elaboran un informe que les presentan a las empresas de desodorantes. No los prejuzguen: gracias a ellos, los días calurosos podemos zafar de oler mal.
Degustador de comida para perros
Cualquiera se da cuenta de que nuestras mascotas disfrutan más de un alimento que de otro. Lo expresan sin palabras, ladrando, maullando, pegándole con la patita a su comedero o no comiendo. Lo que les falta es la habilidad de elaborar un informe en el que expliquen que tal marca de alimento balanceado tiene mucho gusto a basura, que tal otra no les pasa por la garganta y que esa que es un poco más barata les da gases o diarrea. Para eso hace falta un humano que pueda ser representante de los perros, se ponga en su lugar y establezca qué tipo de alimento es conveniente y cuál no. Hasta ahora es algo chico, pero al ir teniendo cada vez más importancia la comidita de nuestros pichichos, la industria de los degustadores de comida perruna crecerá exponencialmente. Tal vez, solo tal vez, dentro de unos años podremos ver a un sommelier que ya no encuentra lugar en el mercado y termina probando distintos tipos de piedras caninas. Nunca se sabe.