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Desocupator

Ilustración: Emiliano Ciarlante

El 14 de septiembre, en el festejo por el 50° aniversario de la creación de la Comisión Nacional de Valores (CNV), el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, afirmó: “Nunca se hizo un ajuste así sin que caiga el gobierno (…) lo que se ha hecho en estos tres años no se ha hecho nunca en la historia argentina”.

 

Salario, consumo, producción y empleo

El salario real presenta una pérdida sostenida del poder adquisitivo que a fin de año estará en torno a un 20 por ciento acumulado desde 2016. A menor salario, menor consumo. En nuestro país, el consumo representa el 70 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI).

Gran cantidad de comercios e industrias vienen resistiendo la baja del consumo y el incremento de sus costos.

Comercio que vende mucho menos, necesita menos empleados. La rama de comercio es, dentro de las actividades de servicios, la que presenta mayor proporción de despidos, con un 50 por ciento del sector.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que la producción industrial cayó 11,5 por ciento en septiembre respecto al mismo mes del año anterior. Esta magnitud es la más pronunciada en los últimos 16 años, sólo superada en la crisis de 2001-2002 con un desplome de 12,2 por ciento en julio de ese año. La actividad productiva retrocedió un 7,4 por ciento sólo en 2018.

Empresa que produce mucho menos, necesita menos empleados. En el último año, la rama económica industrial despidió el doble de personal que el sector público, representando el 55 y el 27 por ciento, respectivamente, del total de despidos. Desde que Macri habita la Casa Rosada, se perdieron más de 98 mil empleos industriales, casi el 8 por ciento del sector.

¿A qué tipo de inversiones apuesta el Gobierno para reanimar la economía? La inversión en equipo durable acumula un retroceso de casi 16 puntos porcentuales en el último año. En septiembre, la industria Metalmecánica (sin incluir la automotriz, que también descendió) se desplomó un 20,5 por ciento, acumulando una caída interanual de 4,5 puntos, y está utilizando poco más de la mitad de su capacidad instalada.

El INDEC también reflejó que el 46 por ciento de las empresas no espera cambios en los stocks de productos terminados mientras que el 26,8 espera una suba. El 64,3 por ciento de las empresas no espera cambios en la dotación de personal durante el cuarto trimestre de 2018 respecto a igual período de 2017 pero el 29,8 anticipa una disminución. Respecto a la cantidad de horas trabajadas del personal afectado al proceso productivo, el 53,1 por ciento de las empresas no anticipa cambios aunque el 39,5 anticipa una caída. El 49,8 por ciento de las empresas no anticipa cambios en la utilización de la capacidad instalada durante el cuarto trimestre de 2018 y el 41,8 prevé una baja.

De acuerdo a un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), tras la brusca devaluación del peso, en el bimestre septiembre-octubre, los despidos y suspensiones fueron siete veces más que la totalidad de los correspondientes a todo el año pasado. Las tres cuartas partes de los despidos corresponden al sector privado. Uno de cada nueve despidos se debió a cierre de empresas. Algunas consultoras estiman una desocupación del 12 por ciento al término de este año.

¿Se pueden hacer correcciones al modelo económico para que esto no ocurra?

 

Las causas

Desde 2015, la deuda externa duplicó su peso en el Presupuesto Nacional y lo triplicará en 2019. La deuda era menor que el 50 por ciento del PBI en 2015, rondará el 90 en las postrimerías de 2018 y arribaría al 110 en 2019.

Además de tomar deuda en gran magnitud y sin destino productivo que pueda generar capacidad de repago por exportaciones, el Tipo de Cambio Nominal (TCN) se incrementó alrededor de 300 por ciento desde 2016. Se debe el doble que antes respecto al producto en dólares y el dólar cuesta tres veces más en pesos.

La mitad de los insumos productivos son importados y se dolarizaron los precios de tarifas y combustibles. Las exportaciones se venden a precio internacional, en dólares,  y la mayor parte corresponde a alimentos. Si el dólar es más caro en términos de pesos, la inflación está asegurada. Así, la deuda y el dólar son la reina y el rey que comandan la lógica del modelo.

¿A todos los sectores afecta por igual?

 

Los actores y sus acciones

La tasa de interés de referencia de la economía está en torno al 70 por ciento y duplica la rentabilidad promedio de la producción sin engrasarse ni lidiar con ella. Cuando el dólar se estabiliza, el dinero fluye a la tasa de interés en pesos y, cada tanto, salta al dólar provocando su alza para luego aquietarse, volviendo a la moneda doméstica y a la supertasa. Así, van y vienen las olas. Si la tasa es más elevada, se encarece el financiamiento.

El 12 de noviembre, ámbito.com reveló que Arcor acumula pérdidas por $ 6.200 millones en los primeros nueve meses del año mientras que el año pasado obtuvo ganancias por $1.084 millones. La megaempresa productora de alimentos destina el 70 por ciento de su producción al mercado interno. Sus ingresos aumentaron un 40 por ciento pero sus pasivos financieros se incrementaron 500 puntos porcentuales debido a “el comportamiento de ciertas variables macroeconómicas, principalmente con el impacto en Argentina de una fuerte devaluación de la moneda y una aceleración en los niveles de inflación”. Sus “Gastos Financieros” crecieron más de 4 veces en términos reales.

Al día siguiente, el mismo medio informó que la cadena de supermercados La Anónima, que es la cuarta a nivel nacional por el nivel de ventas, “en el trimestre que va de julio a septiembre perdió poco más de $ 102 millones, prácticamente el mismo resultado negativo que obtuvo en los 12 meses anteriores, que fue de $ 120 millones (…) La empresa no cerraba un balance así desde 2001/02 (…) el grueso de sus ingresos dependen de las ventas en el mercado local”.

El grupo de los Roggio tiene intereses en la recolección y el tratamiento de residuos, la provisión de agua potable y en el rubro transporte; su fuerte está en la construcción, en particular la que depende de la obra pública. El Grupo Techint dirige Tenaris, Ternium, y otras compañías que operan en ingeniería, construcción, y el sector energético. Es un gran exportador y, como puede apreciarse, sus intereses también están diversificados.

La Unión Industrial Argentina (UIA) está dirigida por los grandes grupos económicos que copan el mercado interno y realizan exportaciones. La Unión Argentina realiza críticas a la política económica pero la categoría “Industrial” no  es precisa para expresar sus intereses.

“En diciembre de 2001 no solamente se abandonó la Convertibilidad sino que se agotó de manera irreversible el régimen social de acumulación (…) no puede dejar de llamar la atención que esta trascendente alteración no se sustentó en la propuesta de los integrantes más poderosos de la alianza sino en la de los de menor entidad económica, la remozada oligarquía diversificada y los intereses extranjeros vinculados a la exportación y el mercado interno. Esta resolución resulta incomprensible desde el punto de vista del poder económico relativo detentado por las fracciones del capital que se enfrentaban en esas circunstancias. Sin embargo, es comprensible si se tiene en cuenta que la ventaja relativa decisiva que ostentaba la oligarquía diversificada radicaba en ser la que definía el comportamiento de ese sistema político” (Basualdo, E. 2006).

El sistema político que señala Basualdo era el bipartidismo que ejecutaba las mismas políticas sea uno u otro el partido que estuviera en el gobierno. Ya no existe. Cambiemos se convirtió en uno de los polos que concentran votos del sistema de partidos y representa esencialmente al capital financiero, aunque la mayoría de sus votantes no lo sepa. En otro polo se encuentra la ex Presidenta Cristina Fernández, cuyas políticas generaron beneficios a las mayorías populares y colisionaron en muchas oportunidades tanto con el capital financiero y empresas extranjeras como con los grandes consorcios diversificados que se asientan en el país.

En el período de valorización financiera 1976-2002, la desocupación se amplificó del 8 al 23 por ciento. En el período 2003-2015, el desempleo se redujo del 23 a 7 por ciento; este fenómeno se produjo debido a que el aumento del salario real derivó en una elevación del consumo que demandó más producción y para hacerlo se necesitaron más puestos de trabajo. En la actualidad, la desocupación ronda el 10 por ciento y sus perspectivas son de un acelerado crecimiento.  

La disputa por la comprensión de lo que ocurre, las luchas populares y las alianzas sociales y electorales definirán en gran medida el salario, el consumo, la producción y el empleo.

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