Ilustración: Emiliano Ciarlante
Salario y empleo
En 2016, la inflación prevista en el Presupuesto elaborado por el gobierno anterior fue incumplida debido, sobre todo, a la abrupta devaluación y a la dolarización de las tarifas. En 2016, 2017 y 2018 el presupuesto para los años posteriores fue estimado por el gobierno actual y sistemáticamente subestimaron la inflación. La previsión de inflación sólo fue tomada en cuenta para los salarios, por lo que la reducción salarial fue incluida implícitamente en los Presupuesto de 2017, 2018 y 2019.
La inflación estimada en el Presupuesto 2019 es del 23 por ciento. De acuerdo al modus operandi desplegado hasta ahora, será el techo que se intentará poner a las paritarias.
Pero el saludo de fin de año de Cambiemos no permite sospechar buenos augurios: sólo los aumentos anunciados para luz, gas, agua y transporte público explican 5 puntos de inflación para el primer semestre del año. Y es un escenario optimista, debido a que no incluye la obligada propagación a la estructura de costos de la producción de bienes y servicios. De acuerdo a las estimaciones de varias consultoras, la inflación podría llegar a 34 por ciento en 2019.
También se trata de un escenario optimista debido a que el gobierno manifestó que no descarta aplicar nuevas actualizaciones en el transcurso del año.
Cuando den a conocer los datos de desempleo del cuarto trimestre de 2018, la desocupación ingresará en la zona de dos dígitos debido al arsenal de medidas económicas destinadas a la aniquilación de la industria y el empleo. La caída de la demanda le dará otro empujón a la desocupación.
Dolarización
Desde el 2 de enero y por un trimestre, la indexación del piso y el techo de la “Zona de No Intervención” en el mercado cambiario del Banco Central de la República Argentina (BCRA) pasará del 3 por ciento mensual, que rigió hasta el 31 de diciembre pasado, al 2 por ciento, reduciendo el margen de acción de la autoridad monetaria.
El esquema de ajuste diario tiene su punto de partida en la cotización del dólar al 31 de diciembre de 2018: $ 37,12 para el piso y de $ 48,03 pesos para el techo. Al 31 de enero, la actualización llevará la cota inferior a $ 38,86 y la superior a $ 48,99. Al 28 de febrero, el mínimo será de $ 39,63 y el máximo de $ 49,96. El cierre del primer trimestre, momento en el que deberían ingresar divisas por liquidación de exportaciones agropecuarias, mostrará sus límites en $ 40,42 y $ 50,95.
En este período, el BCRA realizará un monitoreo de la inflación. Si disminuye, podrá reducir la tasa de interés de referencia.
Escenarios: si mensualizamos la inflación anual estipulada en el Presupuesto 2019, la inflación mensual sería del 1,7 por ciento; pero si tomamos la estimada por la mayoría de las consultoras, la inflación mensual sería de 2,4 por ciento; si fuera de 2 por ciento mensual, anualizada sería de 27 puntos porcentuales de punta a punta.
Endeudamiento
La deuda pública ascendió al 95,4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) en el tercer trimestre del año pasado.
El periodista Fernando Krakowiak expuso que “entre 1994 y 2000 la deuda pública se mantuvo por debajo del 45 por ciento del PBI. En 2001 escaló a 144.452 millones de dólares, equivalente al 53,7 por ciento del producto, y luego de la devaluación de 2002 se disparó al 147,7 por ciento del PBI. En 2003 bajó al 139,5 por ciento, en 2004 al 118,1 y recién a partir de 2005, reestructuración mediante, cayó al 80,5 por ciento. Desde entonces, la deuda siguió bajando hasta tocar un piso equivalente al 38,9 por ciento del PBI en 2011. Los años siguientes permaneció relativamente estable con un pico de 52,6 por ciento en 2015.
Con la llegada del macrismo, en 2016 trepó a 53,3 por ciento, en 2017 se fue a 57,1 y este año la situación de la deuda se desmadró de la mano de la devaluación. Fue así que llegó a representar el 95,4 por ciento del PBI. En términos absolutos ya suma 307.656 millones de dólares”.
Por otro lado, la deuda en dólares equivalía al 36,3 por ciento del PBI en 2015 y ese porcentaje se elevó hasta el 75,4 por ciento en el tercer trimestre de 2018. La deuda se tiñe cada vez más de verde (oscuro).
La AFIP anunció que la recaudación tributaria de 2018 se incrementó un 31,2 por ciento frente a una inflación que no bajaría de 47 puntos. Significa que la recaudación disminuyó un 11 por ciento. Este resultado se explica por la depresión de la actividad económica. La recaudación de aportes al sistema de seguridad social sólo habría aumentado un 25 por ciento en términos interanuales, debido al menor nivel de empleados registrados.
Resulta evidente que la deuda no sólo demanda cada vez más recursos para pagar lo impagable, sino que también limita la generación de recursos para hacerlo.
Lo escenarios relevantes para 2019 son entonces dos. Si Shakespeare viviera en Argentina, reescribiría la escena I del acto III de Hamlet y le haría decir al protagonista: “Neoliberalismo o no neoliberalismo, ésa es la cuestión”.