Para estupor de líderes políticos de todo el mundo, tanto de la derecha como del progresismo, la corporación judicial-económica avanzó con sus planes de encarcelar a Lula para impedirle que llegase a la presidencia. Pero el 7 de abril, en su famoso discurso del sindicato, donde Lula dejó en claro que no llamaba a la resistencia y se entregaría para ser encarcelado en Curitiba desde donde muchos dicen que liderará a la oposición, el ex presidente brasileño hizo una suerte de testamento político.
El elegido fue Guilherme Boulos, un dirigente de 35 años, que es una de las cabezas del Movimiento Sin Techo y candidato a presidente por el PSOL. Al referirse a él, y después de tomarlo de la mano, Lula dijo: “Nuestro compañero que está participando de esta jornada siendo candidato a presidente de la República por el PSOL, pero es un compañero de la más alta calidad. Ustedes tienen que tener en cuenta la seriedad de este muchacho. Y le digo ‘muchacho’ porque solo tiene 35 años. Cuando yo hice la huelga del 78 tenía 33 años y conseguí, a través de esa huelga, llegar a crear un partido y volverme Presidente. Vos tenés futuro, hermano”.
La Revista Crisis publicó adelantos de una entrevista con Boulos. Acá están algunas de sus declaraciones:
Sus propuestas
“Hay tres temas que tienen que formar parte, sin titubeos, de esta novedad en construcción. Un plebiscito para remover las medidas de Temer, porque no hay posibilidad alguna de hacer un gobierno para las mayorías si respetamos las medidas que fueron tomadas, particularmente dos de ellas: la enmienda constitucional 95, que ha congelado las inversiones sociales para los próximos veinte años; y la reforma laboral. El segundo eje, una de las deudas del PT, es la reforma tributaria en el país, única manera de cuestionar en serio los privilegios y atacar la brutal desigualdad social de Brasil. El tercero es la democracia: no solamente su rescate, sino también su profundización, a través de un profundo cambio del sistema político con eje en la participación popular”.
La violencia política
“En el último año el número de personas asesinadas por conflictos de tierra en el campo en Brasil fue el mayor de los últimos quince años. El próximo paso es la entrada de los militares en la escena.”
Temer
“El ciclo progresista en América Latina estuvo marcado, al menos en Brasil, por la conciliación de intereses. Hubo políticas sociales, valorización del salario mínimo, los pobres mejoraron sus condiciones de vida, pero no se combatieron los privilegios esenciales y la estructura del Estado permanece igual. Tampoco los medios de comunicación se democratizaron. No se ha tocado el tema tributario ni se avanzó en la regulación del sistema financiero, términos claves que explican la desigualdad. Sin embargo, fue posible lo que llamamos un gana-gana, es decir ganan los de arriba y también ganan algo los de abajo. A partir de la crisis del 2008 esta política no tiene más espacio. Para que el capital mantenga sus tasas de lucro se requiere otro tipo de política, directamente de expoliación. Ese es el sentido del golpe de Temer.”
La herencia de Lula y el PT
“El problema es que 2018 no es 2002, el país es otro, y no hay más condiciones para un proyecto como aquel. Enfrascado en reeditar el pasado, el PT parece no haber aprendido las lecciones del propio golpe e insiste, por ejemplo, en una alianza con el PMDB. Insiste también en un tipo de gobernabilidad que ya no funciona más, basado en la conciliación de intereses económicos entre los de arriba y los de abajo. El PT ha perdido la oportunidad de realizar una reforma política profunda, que cambiara el modelo de gobernabilidad. Ellos no inventaron la corrupción, pero decidieron no romper con esa lógica y eso tiene un precio alto”.
Macri
“Nuestro drama en Brasil es que el sentimiento de la antipolítica, cada vez más generalizado en las democracias liberales de todo el mundo, ha sido capturado por la derecha, por ejemplo por Trump y Macri, que son dos versiones distintas. Sin embargo, no se trata de una fatalidad.”
La Democracia
“Los problemas de Brasil están pendientes desde hace 500 años. Para enfrentar real y profundamente las desigualdades hay que patear el tablero. Este sistema político no es viable. El único camino es poner a las mayorías en el centro del juego de la política. El Congreso no puede decidir todo. Un presidente tampoco. Una elección no es un cheque en blanco. Este modelo es lo que genera desesperanza.”