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El transfeminismo como clave de lucha contra el patriarcado

La cuestión del género es uno de los grandes ejes problemáticos que divide al feminismo en distintas corrientes, tanto actual como históricamente: ¿se debe abolir la idea de género? ¿O solo romper con el binarismo actual y expandir el concepto de género como un espacio de expresión individual, abriendo la posibilidad de concebir muchos más géneros que masculino y femenino? ¿Contradecir la supuesta relación directa entre sexo y género podría incluso jugar en contra de la liberación de la mujer?

Más allá de la interpretación que se tenga del género, ya sea como una forma de opresión o bien como medio de expresión e identidad, el feminismo no debe olvidar que en el sistema político y social actual la existencia del género es una realidad, y que la prioridad más urgente del movimiento debe ser conquistar todos aquellos derechos que hagan más humana y digna la vida de las mujeres. Y aquí se incluye la vida de las mujeres trans. Se debe hacer especial énfasis en los sectores más oprimidos por el patriarcado dentro de las feminidades: las mujeres más pobres, las lesbianas y bisexuales, el colectivo de mujeres negras, el naciente movimiento de mujeres y disidencias gordxs, y el colectivo trans.

Estos sectores son doblemente oprimidos y discriminados por no concordar con el estereotipo de la mujer “ideal”: la mujer cis y heterosexual, cuyo cuerpo es apto para consumo del varón desde una mirada hegemónica, que abraza la maternidad y asume las tareas de cuidado como su responsabilidad natural.

La unidad como base de la lucha

La unidad de todos estos grupos que se ven violentados día a día por el patriarcado es fundamental para acabar con él: el feminismo no puede simplificarse ni malinterpretarse como una lucha de mujeres contra hombres, sino que se trata de la lucha del conjunto de las personas oprimidas por el sistema patriarcal contra este, contra un sistema opresor que lxs limita económica y políticamente, que coarta su libertad sexual, que lxs discrimina y lxs somete a la constante amenaza de sufrir una violación o incluso no volver a casa.

Ilustración: Sukermercado

La situación de extrema vulnerabilidad de lxs trans

El transfeminismo es una corriente que forma parte de los nuevos feminismos y que entiende que hay otras formas de habitar los cuerpos por fuera del binarismo impuesto. Este movimiento saca a la luz que lxs trans, y en especial las mujeres trans, componen uno de los sectores más marginados de la sociedad.

La temprana expulsión del hogar, y en realidad de todos los ámbitos (sociales, económicos y culturales), empujan a una gran parte de ellas a la que será, posiblemente, su única opción laboral: la prostitución. Esta situación se agrava aún más si se tiene en cuenta la discriminación que sufren en muchos centros de salud, y también por sus condiciones de vida precarias, lo que provoca altos índices de infectadas con VIH y una esperanza de vida de 36 años, mucho menor que el promedio de la Edad Media.

Las mujeres trans son discriminadas y segregadas en establecimientos de salud y educativos, en el ámbito laboral e incluso en la calle: la chica trans que fue echada de su hogar (o ya no pudo pagar su alquiler porque nadie le quiere dar trabajo) y termina en situación de calle, suele ser golpeada y agredida por lxs transeúntes y por otras personas que se encuentran durmiendo en las veredas de la ciudad.

En cualquier ámbito de la sociedad se evidencia la discriminación y la violencia feroz hacia las personas trans que, lamentablemente, en muchos casos terminan en travesticidios. Solo en 2018 se contabilizó un total de 79 crímenes de este tipo.

La importancia del cupo laboral

En este contexto de violencia constante, con un 80% de las chicas trans trabajando en la prostitución, la creación, sanción e implementación de una ley de cupo laboral para travestis y trans es indispensable.

La única provincia que aprobó una ley de este tipo es Buenos Aires. Desde 2015 se reclama su reglamentación e implementación, lo cual depende de la gobernadora Vidal. Si bien formalmente no puede vetarla (ya que Scioli firmó el decreto de promulgación), hace casi cuatro años que el colectivo trans le expresa la urgencia de ponerla en vigencia, pero la gobernadora de Cambiemos hace caso omiso. Esta negligencia se traduce en que lxs trans continúen sin trabajo formal, por lo que su salida de la marginalidad es cada vez más complicada.

Natalia Gherardi

Nació en el año 2000. Es ex-alumna del Nacional Buenos Aires y estudia Sociología.

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