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El Whopper vegetal

Desde septiembre de este año puede verse por todos lados –en la calle, en las redes sociales, en la tele– la propaganda del Whopper Vegetal: la clásica hamburguesa a la parrilla de Burger King, en versión vegetal, sin carne. Lo curioso es que en la propaganda gráfica se aclara en letras mínimas que esas hamburguesas son cocinadas en la misma parrilla que las de carne. Esta aclaración no es casual: el Whopper Vegetal que llega ahora llega a Argentina es algo que el gigante de comida rápida lleva años probando en distintos países.

El primer experimento fue The Imposible Whooper, y apareció en distintos locales de Estados Unidos en 2019. Según comunicaba la empresa en los medios de comunicación, esta hamburguesa era producida por la startup Imposible Foods y lograba un sabor parecido al de la carne gracias al uso del hemo, una proteína rica en hierro que es la que la da el sabor a la carne vacuna, aunque se encuentra en todas las criaturas del planeta. Terminaban encontrando un medallón ultraprocesado de soja con las mismas proteínas que las de la carne vacuna, pero con quince por ciento menos grasa, noventa por ciento menos de colesterol y con una producción que creaba una fracción menor de gases de efecto invernadero. Lo importante es que en números daba buenos resultados: el primer trimestre en que se vendió el Whopper Vegetal la empresa tuvo la mejor recaudación que venía teniendo en los últimos cuatro años.

Al ser la campaña inicial, contó con traspiés. Principalmente, al no aclarar que cocinarían los productos vegetales en la misma cocina que los de carne, el público vegetariano estaría consumiendo algo un poco lejano a lo que muchos estaban buscando. A pesar de que le llovieron distintos juicios y protestas, Burger King no emitió comunicados ni aclaró nada sobre este tema puntual. La respuesta tenemos que construirla con el silencioso accionar que siguieron teniendo: que la Whopper Vegetal se vende mejor al ser cocinada muy cerca de los de carne y que perder a los clientes vegetarianos ortodoxos no afecta al total de ventas. Sin palabras dicen más que con palabras, el arte zen del silencio jugoso y crocante.

Lo importante es que en números daba buenos resultados: el primer trimestre en que se vendió el Whopper Vegetal la empresa tuvo la mejor recaudación que venía teniendo en los últimos cuatro años.

Poco tiempo después, lanzan en los locales de Europa la Rebel Whooper. El producto es igual, se diferencia en que ahora está producido por el gigante de los alimentos Unilever y que parte del acuerdo comercial es lanzar el producto a los locales de comida rápida de todo el mundo. Unilever no deja de manifestar que esta es una hamburguesa para los rebeldes de la comida, para esos que tienen el coraje de probar cosas nuevas. El vegetarianismo condimentado con microgotas de grasa animal se abre camino de la mano de los grandes los alimentos y las cadenas de comida rápida.

Dos años más tarde llega a Argentina. Según investigó la youtuber especializada en veganismo SoyVelen, los empleados de la franquicia dicen limpiar la parrilla antes de cocinar las de vegetales, no dudan en asegurar que el pan no tiene grasa animal y dan la opción de pedir el Whooper sin mayonesa y así hacerlo vegano. Al final de la crítica culinaria –salió pocas semanas después de que aparezca el producto; buscaba contarle al público vegano qué tal era la cosa nueva–, la youtuber reflexiona sobre qué tan bien y qué tan mal está lo de que sean cocinadas al lado de las de carne y llega a la conclusión de que el vegetarianismo perfecto no existe, que hay que hacer lo que se puede con lo que hay. Antes de terminar el video, mientras se devora un balde de papas fritas con su novio en su departamento, grita: “Go vegan!”.

No puedo dejar pasar este momento, tengo que contar una confidencia. Al principio de los dos mil, en Buenos Aires, abren en el Abasto Shopping el primer McDonald’s kosher de Argentina. Para quien no lo sabe, la comida kosher exige –en resumidas cuentas– un tipo de carne supervisada, que no se mezcle carne con leche y que en esas cocinas jamás se cocine carne no kosher. Esa semana, quienes estábamos en la comunidad judía pudimos ver cómo los que comían kosher se volvieron locos, fueron unas cuatro veces al Abasto a devorar las hamburguesas que nunca habían comido, se entregaron al placer. No digo que con los vegetarianos pase algo parecido, no. Solo me vino ese recuerdo a la cabeza, no puedo evitarlo. Volviendo al tema, recalculando.

La periodista Soledad Barruti –que con sus libros Malcomidos y Malaleche hizo pensar a muchos en la producción de los alimentos– acostumbra a preguntarse en sus notas si los alimentos del futuro son los multripocesados sin carne hechos a gran escala por multinacionales todopoderosas o si lo será la comida sin agrotóxicos, cosechada por agricultores conscientes del cambio climático, consumida por personas comprometidas en el calor de su hogar. El consumo de proteína animal, para ella, no es una posibilidad. ¿Burger King estará diciendo que los medallones vegetales en cualquier lugar del mundo es lo que viene? La respuesta no está servida, todo queda en veremos.

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