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Nota Huawei por sukermercado

Te contamos por qué Huawei es un caso testigo de la guerra comercial del siglo XXI

Ilustración: Sukermercado

El cruce de la geopolítica global con la carrera tecnológica tiene un particular punto de encuentro en los celulares Huawei. La compañía china, fundada en 1987 por un militar retirado del ejército y con presencia en más de 170 países, es la segunda fabricante de celulares en el mundo detrás de Samsung. En su último balance registró ingresos por más de 100 mil millones de dólares y, como Samsung misma, es un claro ejemplo de una empresa global de alta tecnología que jamás podría haberse desarrollado sin una eficiente intervención estatal.

A fines de 2018, tanto Francia como Alemania declararon que no iban a incluir a Huawei en sus planes de modernización de las redes de conectividad 5 G debido a la sospecha de que estos teléfonos tuvieran una “puerta trasera” que habilitase el espionaje del gobierno chino. A principios de 2019, Estados Unidos presionó España, Italia y Japón, países que cuentan con bases militares norteamericanas, para que hicieran lo mismo: solicitó que dejasen de utilizar equipos Huawei, en especial para la consolidación de las redes 5 G. En todos estos casos, además de la relación bilateral entre Estados Unidos y cada país, están comprometidos complejos mecanismos financieros. Por ejemplo T Mobile USA, una importante compañía de telecomunicaciones norteamericana está por ser comprada por un conglomerado alemán cuyo inversionista más fuerte es un banco japonés.

Como respuesta, las autoridades chinas se cansan de negar el hecho de que los equipos Huawei colaboren con los servicios de inteligencia. Al mismo tiempo en el gran país oriental existen ya brotes de nacionalismo defendiendo a esta empresa y en contra de occidente.

El incidente iraní

El 1 de diciembre de 2018, y a pedido de los Estados Unidos, Meng Wuanzhou, la directora financiera de Huawei e hija de su fundador Ren Zhengfei, fue detenida en el aeropuerto de Vancouver, Canadá. Se la acusaba de haber intentado evadir y burlar las sanciones norteamericanas a Irán, haciendo negocios con el país bloqueado desde el sistema financiero estadonidense. Wanzhou tenía 46 años y había sobrevivido a un cáncer de tiroides que la había aquejado en 2011.

El incidente se produjo casi en paralelo con la reunión del G20 celebrada en Buenos Aires donde Xi Jinping, el premier chino, y Donald Trump habían acordado no aumentar ni innovar en materia de aranceles desde principios de 2019. En este punto, el siempre lamentable rol de los bancos no es menor. El HSBC, que acaso sea el banco más corrupto y sanguinario del mundo, de participación demostrada en inmensos casos de lavado de dinero del narcotráfico, denunció que los ejecutivos de Huawei lo obligaron a realizar transacciones ilegales con Irán. El HSBC ya lleva pagadas multas por más de 2 billones de dólares por sus transacciones al margen de una ley que, curiosamente, está hecha para favorecer a los bancos.

Canadá, entre dos fuegos

Otro nuevo capítulo de este híbrido entre comedia de enriedos y guerra comercial se produjo cuando, para año nuevo, la cuenta oficial de Twitter de Huawei publicó sus saludos institucionales. Marques Brownlee, un famoso youtuber estadounidense, compartió el saludo resaltando que había sido hecho desde in iphone, teléfono de Apple, la competencia de Huawei que paradójicamente también produce sus aparatos en China a través de la subcontratista Foxxconn, conocida por sus bajos salarios y los suicidios de sus empleados.

Tanto el empleado de Huawei que realizó la salutación desde un iphone como el jefe de marketing digital responsible de su posición fueron multados duramente por la empresa china. Por su parte, Meng Whanzou fue autorizada a salir de la prisión de Vancouver, pero tiene arresto domiciliario y un pedido de extradición a Estados Unidos, donde podría pasar 30 años en prisión.

Había sido detenida en una escala, cuando su destino final era México. Fue liberada tras una fianza de 7,5 millones de dólares. El gobierno chino, sin embargo está furioso con la acción canadiense y ya amenaza con suspender la importación de carne de cerdo, de langosta, de canola y de camperas con plumas de ganso que produce Canadá, que quedó atrapada en la lucha entre dos gigantes ya que posee un tratado de extradicción y captura de delincuentes con los Estados Unidos.

¿Guerra comercial de unos Estados Unidos asustados por el bajo costo y la buena calidad de los productos Huawei? ¿Espionaje chino, como el reportado en 2015 cuando fueron acusados de robar los datos de millones de empleados públicos estadounidenses a través de chips espías? ¿Es Huawei “un brazo del partido comunista chino”, como denuncias diferentes personalidades estadounidenses, o se trata solo de una guerra hacia los productos supuestamente subsidiados, como ocurriera con el biodiesel argentino en 2017? ¿Canadá sufrirá las consecuencias con un boicot y será caso testigo de la nueva guerra comercial entre dos imperios que nos espera en la tercera década del siglo XXI?

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