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La devaluación de los docentes

“Los ejes que planteamos para la educación tienen como punto número uno a aquellos que dan mucho amor, nuestros maestros, nuestros docentes. Hay que volver a darles prestigio ante la sociedad. Tenemos que ayudarlos con capacitación continua”.

— Mauricio Macri, Mendoza, 15 de Septiembre.

 

Uno de los lemas de campaña de Cambiemos fue “revalorizar a los maestros, que son quienes todos los días ponen el alma y el cuerpo en las escuelas”. Un lugar común sobre los docentes es aquel que los responsabiliza de la supuesta baja calidad de la educación argentina debido a su deplorable nivel de formación. Muchas cosas se han dicho desde el gobierno para responsabilizar a los docentes por esta baja formación y en consecuencia contribuir a la crisis al sistema educativo: “Piden aumento, pero no piden formación”, se le ha escuchado decir a algún funcionario ministerial. O el caballito de batalla de presidentes, ministros, cerebritos de ciencias de la educación y hasta a docentes mismos que dice que “los problemas de la educación argentina tienen que ver con la formación de los docentes”.

 

La leyenda del docente abnegado

Para deslegitimar a los docentes actuales, se alude al pasado de oro de la educación argentina de principios a mediados del siglo pasado, cuando los docentes tenían un valor social superlativo basado en la constancia, la disciplina y el rigor a la vez que bajo ausentismo, alto voluntarismo y poco interés en la política. Sin embargo, dice Mariano Narodowski en su último libro: “La autoridad docente estaba para que la ejerciese cualquier muchacho o muchacha con apenas 17 años de edad en un escenario de alta legitimidad social para figuras como la maestra, el médico, el militar o el policía”.

¿Cómo se desempeñarían esos docentes de la generación dorada en las escuelas actuales donde el valor de la obediencia y la disciplina, típicas del orden social jerárquico de mediados del siglo XX, ya no existe? La realidad es que aquella generación dorada de docentes no tenía una gran formación y sus prácticas de enseñanza no variaban con los años. Cuesta pensar que hoy tendrían éxito en sus clases.

¿Qué hizo la gestión Cambiemos en materia educativa para valorizar a los docentes por medio de una capacitación continua? Decimos por medio de una capacitación continua porque hablar de valorizar a los docentes por medio de un salario digno o por lo menos uno que equipare los niveles de inflación sería pensamiento mágico, sabiendo que a esta altura del año, septiembre, la paritaria docente en Provincia de Buenos Aires aún no se ha cerrado. Como no podía ser de otra manera, la política del gobierno con respecto a la capacitación tendió a desmantelar las propuestas de la gestión anterior y no proponer nada nuevo.  

 

Dos ejemplos de vaciamiento de la formación

El Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela”, inaugurado por el kirchnerismo, es una iniciativa federal que se propone la formación en ejercicio, gratuita y universal para todos los docentes del país. Hoy sobrevive a los ponchazos. En 2017 y 2018 se suspendieron varias jornadas y la última programada en PBA se realizó en el medio de un paro docente de 72 horas, así que en las escuelas de gestión pública no se realizó. Las anteriores fueron suspendidas y puestas como opcionales durante el receso invernal.

En las escuelas de gestión privada es otra historia. Muchas escuelas aprovecharon la última jornada del 29 de agosto no para tratar los temas pre establecidos en el PNFP, tampoco para tratar temas específicos de la institución sino para generar un clima de buena onda y compañerismo entre los docentes, con dinámicas lúdicas para la distensión y la generación de compromiso con la institución. Esto lo digo a partir de mi experiencia personal y la de otros docentes en varias escuelas de gestión privada de PBA, pero no significa que todas hayan hecho lo mismo.

Lo mismo ha sucedido con los cursos de postítulo INFoD, enmarcados dentro del programa Nuestra Escuela, que se creó en 2013 con el objetivo de ofrecer cursos y postítulos de formación docente gratuitos y de calidad para los educadores de todo el país. Fue aprobado por el Consejo Federal de Educación por unanimidad, esto es, por todos los ministros de Educación del país, incluido Bullrich que se desempeñaba como ministro de Educación porteño. La propuesta consistía en una oferta variada de cursos de 2 o 3 meses y recursos gratuitos que se irían ampliando paulatinamente con el objetivo de atender las necesidades formativas de los diversos perfiles del sistema y las especificidades de los diferentes contextos educativo.

Nada de eso ha sucedido. A fines de 2016 cuando se llevaban a cabo cientos de despidos en Educación, Bullrich firmó una resolución para modificar y restringir la cursada de los postítulos y anunció el cierre definitivo de las especializaciones en Tecnologías de la Información y Comunicación, Problemática en Ciencias y Educación, y Educación y Derechos Humanos. Se cerraron cursos, se han aumentado las exigencias sobre la documentación y la cantidad de módulos a cursar entre otras cosas. En definitiva, se ejecutó un sustantivo cambio en el régimen académico para dejar afuera a gran cantidad de docentes cursantes: sólo pudieron finalizarlo 9.500 de los 130.000 inscriptos. A su vez justificaron el despido de 900 docentes tutores encargados de estas instancias de formación.

Es difícil encontrar un discurso que niegue la necesidad de la formación docente continua, sin embargo la ausencia de políticas que la garanticen no hace otra cosa que expresar y cristalizar esa idea que consagra el voluntarismo y reza por una docencia vocacional sacrificada que se puede ejercer con las herramientas pedagógicas que tengamos a mano, y eso sabe a poco si tenemos en cuenta que educamos en contextos de diversidad, heterogeneidad y masividad.

 

UniCABA: improvisación y misterio

Un párrafo aparte merece la propuesta de Cambiemos en Ciudad de Buenos Aires sobre la UniCABA, un proyecto que concibe la creación de una Universidad Docente para la ciudad de Buenos Aires que deja más dudas que certezas por su simpleza y puntos oscuros, sobre todo en relación al destino de los 29 profesorados existentes en capital. Por esa razón, la gestión de la ministra Soledad Acuña presentó un nuevo proyecto, ahora un poquito más concreto, 25 páginas, donde se garantizaría la continuidad de estos Institutos en paralelo a la nueva Universidad.

Sin embargo, quienes se oponen al proyecto advierten que la nueva iniciativa “le quita su autonomía a los Profesorados” ya que genera una “virtual intervención” del ministerio de Educación. Débora Kozak, rectora del Normal 1, dijo en el portal de Nueva Ciudad que “el nuevo proyecto, si bien dice mantener los Profesorados, les quita totalmente su autonomía y genera su virtual intervención por parte del Ministerio de Educación” de la Ciudad, que será el encargado de la acreditación y registración de los Institutos, modernizar su gestión con sistemas informáticos digitales, planes de estudio, capacitación y evaluación de los Profesorados, entre otras atribuciones.

Kozak advirtió que este sistema de evaluación externa “puede entreverse como con la finalidad de cierre de instituciones a corto o mediano plazo”. Nada concreto y todo sobre la marcha, pero la tendencia es la misma siempre: operaciones sobre el sentido común. “Si los docentes están mal formados en los profesorados hay que crear una universidad”. Fácil. Rápidamente, presentaron un proyecto impresentable que tuvo más impacto en los medios y en sus programas de panelistas que en los espacios en los que se discute responsablemente la educación.

 

Docentes innecesarios

En conclusión, la política educativa de Cambiemos con respecto a la capacitación docente se focalizó, como en otras áreas del gobierno, en el desguace, desarme y cierre, sin reemplazar o proponer una política superadora sería de aquello que criticaron en campaña.

No olvidemos que los docentes se volvieron reemplazables en aquella campaña instalada por el periodismo no especializado que se cree habilitado a opinar sobre política educativa por el sólo hecho de haber transitado la escuela, que alentaba a reemplazar a los docentes que se encontraban de paro, por cualquier hijo de vecino que tuviera ganas de hacerlo, campaña que fue legitimada por la cartera educativa de la provincia de Buenos Aires y la gobernadora Vidal dejando al descubierto lo que sospechamos realmente piensan de la docencia y que desarma el discurso del Presidente con el que iniciamos esta nota. Lo docentes son reemplazables, cualquiera puede dar clases, ¿para qué invertir en la capacitación y profesionalización docente?

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