Ponele.info

La provincia de San Luis se está llenando de ríos y la culpa es del crecimiento descontrolado de los cultivos de soja

Aunque las noticias son detenidas a tiempo en Argentina, medios de relevancia internacional de la talla del británico The Guardian siguen con atención las metamorfosis muchas veces monstruosas que la combinatoria entre sobreexplotación agrícola, quita de retenciones, agrotóxicos propugnados por Monsanto y falta de control estatal está produciendo sobre el territorio nacional.

La localidad de Cuenca del Morro, cercana a Villa Mercedes, provincia de San Luis, que antaño era un humedal capaz de absorber desbordes acuíferos e inundaciones, parece ser el epicentro de una nueva red de ríos y de arroyos que está cambiando la geografía del lugar, y afectando a campesinos y pobladores.

El avance indiscriminado de los cultivos de soja sería responsable de estas alteraciones, ya que al tener raíces mucho más breves que la de los cultivos autóctonos esto genera una volatilidad en los suelos que permite emerger corrientes y cuencos de agua subterráneos que además de inundar y perjudicar a los pequeños propietarios de tierra generan un suelo inestable y polvoriento, donde es imposible incluso consturuir un puente. Un ejemplo de los cambios brutales en el ecosistema producidos por los agrotóxicos es el llamado “Río Nuevo”, que llega a tener sesenta metros de ancho y veinticinco de profundidad.

República bananera

Ante la amenaza de la creación artificial de un “nuevo delta” cenagoso y cada vez menos apto para la subsistencia de los campesinos, y ante avertencias tanto de Greenpeace como del INTA y de investigadores del CONICET, en 2016 el gobierno de San Luis promulgó una ley de emergencia que obliga a los terratenientes a preservar el 5% de sus propiedades como monte o destinados a cosechas capaces de absorber agua durante el invierno, tarea que no puede ser realizada por la soja.

Sin embargo, la solución parece haber llegado demasiado tarde y ser insuficiente. Es que los grandes pooles de siembra no sólo absorben los campos de pequeños propietarios que prefieren vivir de su renta y mudarse a la ciudad, sino que operan con una racionalidad económica rapaz en la cual cuando una parcela está devastada ecológicamente, en lugar de invertir en sus sustentabilidad, se decide pasarse a otra o conquistar más hectáreas a través de la deforestación. Greenpeace ha denunciado que el crecimiento de la soja se ha devorado ya más de dos millones de hectáreas de monte silvestre en los últimos diez años.

La situación no parece tener salida. Argentina es el tercer productor mundial de soja, detrás de Brasil y de los Estados Unidos, y genera el 18% de la cosecha mundial de este commodity, que fue eximido de pagar retenciones por el gobierno de Mauricio Macri, por lo que estos beneficios ni siquiera se trasladan hacia política públicas durables sino que se canalizan hacia el sistema financiero. Esteban Jobbagy, un experto en medio ambiente de la Universidad de San Luis, declaró a The Guardian que “Argentina es una república bananera donde el poroto de soja es la nueva banana”. Ponele.

contacto@ponele.info