El mes pasado se celebró una vez más la XII Marcha Mundial de la Marihuana. Tapado por la moral “antidrogas” se encuentra Mamá cultiva, un movimiento que viene tomando cada vez más fuerza en la lucha por la habilitación del autocultivo. Y que ya trabaja en nuestro país por la legalización del cultivo de marihuana.
¿Quiénes son?
Mamá Cultiva se define en su página oficial como “una asociación civil sin fines de lucro conformada por madres, cultivadores y profesionales de diversas áreas, cuyos objetivos son cultivar cannabis medicinal en forma individual y comunitaria, promover políticas públicas que permitan y faciliten su uso y bregar por la libre información sobre el tema y por la accesibilidad sin restricciones económicas para quienes necesitan de esta alternativa.”
Este movimiento encabeza el reclamo por la permisión del autocultivo de marihuana. Su motor son las madres de chicos que sufren encefalopatías, término genérico para cualquier enfermedad cerebral que altere la función o la estructura del cerebro.
Las encefalopatías causan desde diversos tipos de epilepsia dificultades para razonar y concentrarse, hasta convulsiones y diversos tipos de epilepsia, pasando por la pérdida de memoria.
Gran parte de las encefalopatías no tienen cura, pero sí pueden tratarse, como cuenta Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina al hablar del caso de su hijo. Algunas de ellas no responden a medicamentos, otras se tratan con fármacos antiepilépticos cuyos efectos secundarios es necesario casi siempre contrarrestar con con otros medicamentos que pueden sumar hasta 30 pastillas por día.
Asumiendo que no soy la única que considera ridículo hacer que un niño tome más de un remedio por hora, podemos entender cómo surge el movimiento de las madres de estos pibes impulsado por las frustrantes palabras “no hay nada más que puedan hacer” de tantos médicos, sobre todo si la marihuana es ilegal. Así aparece el autocultivo en escena.
En los casos de encefalopatías graves y algunas enfermedades, el cannabis medicinal funciona de manera paliativa trabajando en el sistema endocannabinoide relacionado al nervioso central, reduciendo aún más las convulsiones que los tratamientos farmacológicos o inclusive quirúrgicos.
Contra los prejuicios
Pero esta organización no solo luchan por la legalización del autocultivo para poder tratar a sus hijos, sino que gran parte del trabajo para lograr su objetivo pasa por desarticular prejuicios y mandatos culturales sobre la medicina.
El proyecto de ley 27.350 aprobado casi unánimemente en Argentina en marzo de 2017 sobre el uso cannabis medicinal sigue sin reglamentarse por completo y contempla únicamente a pacientes con epilepsia refractaria.
Varios factores dificultaron y dificultan la legislación sobre la marihuana, uno de ellos son las -moralistas- Naciones Unidas: la Junta Internacional de Fiscalización y Estupefacientes salió hace unos años a criticar la legalización de marihuana dado que “marca una tendencia peligrosa”.
Además de trabajar por sus propios hijos, también los hacen por los demás. Como cuenta Yanina, mamá de Daniela de 12 años, junto a los testimonios de otras familias, en la campaña #YoMePongoEnSusZapatos, hasta ella misma tuvo que deshacerse de todo prejuicio para poder tratar a su hija.
Cada vez son más las luchas que para ampliar derechos y garantizar mejor vida para más personas deben remover prejuicios presentes en las costumbres y hasta el lenguaje. Mamá cultiva es uno de ellos. La lucha no termina en la pantalla del Congreso.
Por Melisa Libfrand