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Martes de súper acción: siete puntos para comprender el callejón sin salida al que nos llevó el gobierno

1. La lluvia de inversiones no fue ni una garúa: el desarrollo a través de la inversión extranjera directa nunca llegó en los niveles esperados. Imposibe saber si fue una mentira recomendada por Jaime Durán Barba o la mala lectura de la realidad de un grupo de economistas, empresarios y gerentes. Lo que sí se nota es un desconocimiento profundo de la historia nacional y regional.

 

2. Fuego amigo: el fin del cepo y de las retenciones, las paritarias a la baja y la fiesta de bonos se complementaban con una confianza en que el empresario nacional solo necesitaba una mano amiga para invertir las montañas de plata que guardan afuera del país. Pero negocios son negocios, al gradualismo del gobierno le respondieron con un ultragradualismo inversor, muy parecido a no invertir. La economía hizo la plancha hasta que empezó a hacer agua. La enseñanza parece ser: Nunca confíes en tu clase. Y nunca dependas demasiado de los Estados Unidos.

 

3. “Gradualismo” con pies de barro: contra todas las predicciones, el gobierno de los CEOS sin experiencia política fue muy bueno para hacer política y muy malo para planificar la economía.  Durmieron a la oposición con juicios, prebendas y el fantasma de Cristina y apostaron a dormir a la sociedad con un mutante de inflación, tasas altas, déficit y tarifazos llamado “gradualismo”. El plan podía funcionar mientras hubiese dinero barato y un crecimiento tibio subido al vagón de la obra pública. No pudo ser.

 

4. A contrapelo del mundo: pensaron que el mundo obamista de tasas bajas y libre comercio los estaría esperando. Pero llegaron tarde: Trump, Brexit, proteccionismo, paranoia y xenofobia. Hay una guerra mundial en cámara lenta y nadie quiere tus limones. Quizás la salida macrista sea por derecha. Una alt right criolla que un poco anticipa Pato Bullrich.

 

5. Nadie quiere devaluar: el tipo de cambio flotante en un país que exporta un par de cosas que producen un puñado de provincias y emplea a una pequeña cantidad de personas, mientras el resto de la economía, del territorio y de la sociedad vive del Estado o de lo que puede y todos necesitan dólares frescos parecía demasiado arriesgado. Hace 40 años que el tipo de cambio que nos hace felices no es el mismo que nos hace vivir. Y Macri no iba a doblar tan fácilmente un tronco tan viejo. La duda que permanece ahora es si seguirán quemando reservas o llevarán la mala praxis hacia una devaluación más pautada y previsible. Y de cuánto será la devaluación final. El peronismo de derecha se refriega las manos para que le hagan el trabajo sucio.

 

6. Management Calabrés: el modo de conducción vinculado al estilo de la mafia calabresa que inspiró a su padre fue el que caracterizó a Macri. Según su esquema, un primus inter pares se impone sobre técnicos supuestamente capaces, y decide. Pero esto, que puede haber funcionado en alguna empresa, produjo una falta de coordinación entre una política monetaria que iba para un lado, una política social que iba para otro y una jefatura de gabinete que imaginaba otras cosas. El resultado, como podía preveerse, fue un zafarrancho.

 

7. En las manos de Cristina: desde “el mejor equipo de los últimos 50 años” al “chocaron la calesita”, el saldo político es que, más que nunca, están en las manos de Cristina Fernández de Kirchner. Todas las encuestas señalan lo mismo: si Cristina no se presenta, Mauricio Macri tiene pocas chances de ganar un ballotage en 2019. Pero algo mucho más urgente que esto es la incapacidad de Cambiemos para proponer cualquier tipo de discurso vinculado al futuro y al desarrollo. Con  la devaluación brutal y el FMI respirándole en las espaldas, los caminos del default o de la hiperinflación ya no parecen tan lejanos. Y sabemos quienes van a perder poder adquisitivo y nivel de vida: los mismos de siempre.

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