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Nadie habla del Proyecto UniCABA y otra vez el gobierno quiere avasallar a la comunidad educativa

El proyecto UniCABA fue propuesto por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a fines del año pasado. Consiste en la eliminación de los 29 institutos terciarios de formación docente y la creación de una única Universidad en el distrito que concentre todas las áreas de educación. Al acto de presentación del proyecto no fueron invitados ni representantes de los sindicatos docentes ni los rectores de los institutos terciarios en cuestión. Esto no debería sorprender si tenemos en cuenta que tampoco fueron consultados al momento de la creación del proyecto. Es más, ni siquiera especialistas en el tema como pedagogos o licenciados en Ciencias de la Educación se vieron involucrados en la redacción del mismo.

El tema tuvo su auge luego de la Inauguración de la Feria del Libro, cuando un grupo de estudiantes interrumpieron el discurso del ministro de Cultura de la ciudad en repudio al proyecto. Luego Pablo Avelluto, Ministro de Cultura de la Nación, en una entrevista decidió desviar el foco de atención y centrarse en los estudiantes que se manifestaron, caracterizándolos como fascistas, en lugar de abordar el reclamo en cuestión.

Más allá de este episodio el proyecto no volvió a estar en la mira de los medios de comunicación, y fue tapado por cuestiones más urgentes como el acuerdo con el FMI, los tarifazos y el debate del aborto. Sin embargo se planea aprobarlo durante este semestre aunque su implementación completa podría tardar, teniendo en cuenta la elección de docentes y autoridades, casi diez años.

Cero en democracia

En las últimas semanas la comisión encargada del proyecto recibió estudiantes, docentes y otros miembros de la comunidad educativa, y se plantea como objetivo un debate amplio y diverso. Sin embargo, se sostienen las críticas, tanto de especialistas en educación como de las personas que estudian y trabajan día a día en los profesorados.

Un argumento para la implementación del proyecto es que los resultados de las evaluaciones a los alumnos de los niveles primario y secundario son negativos. Sin embargo, especialistas en educación aclaran que casi la totalidad de los planes de estudios vigentes fueron sancionados en 2014 o 2015, y, al ser planes de entre cuatro y cinco años, casi no se tienen egresados a los cuales evaluar. Otra de las razones argumentada por el gobierno de la Ciudad fue la necesidad de solucionar el problema de la falta de docentes. Pero, ¿la falta de jóvenes que quieran trabajar en la educación pública no tendrá que ver más con los bajos salarios y la deficiente infraestructura de las escuelas que con los profesorados? ¿Por qué no solucionar esos y otros problemas que viene planteando el cuerpo docente hace años, en lugar de la creación de un sistema para la formación docente radicalmente distinto, al cual se opone toda la comunidad educativa?

Al hacerlo ver como una “mejora” del título de docente, ya que pasaría de ser terciario a ser de carácter universitario, es fácil convencer de que se trata de un proyecto positivo para la educación. Pero la totalidad de la comunidad educativa, desde estudiantes y docentes hasta los propios rectores, tiene motivos para oponerse. Entre otras cosas, afirman que se pasará por alto el futuro de la gran cantidad de docentes interinos así como los proyectos ya puestos en marcha en cada profesorado; correrá peligro la especificidad de la enseñanza, la validez de los títulos ya entregados y, sobre todo, la identidad, historia y prestigio de instituciones que tienen más de un siglo de antigüedad. Ejemplo de éstas podrían ser el Profesorado Eccleston, fundado en 1937 y siendo pionero en la enseñanza de nivel inicial en el país, o el reconocido Instituto Superior Joaquín V. González, uno de los más importantes del país. El mismo cuenta con 7000 alumnos y desde 1904 forma educadores para la enseñanza de nivel medio y superior, tanto universitaria como no universitaria, con gran reconocimiento debido a su historia la gran diversidad y calidad que ofrece.

Vemos nuevamente un avance del gobierno sobre la educación. Otra vez, se repite la historia: un proyecto repudiado por toda la comunidad educativa que sin embargo sigue adelante. Así ocurrió el año pasado con la “Secundaria del Futuro”, reforma a partir de la cual lxs estudiantes de 5to año trabajarían la mitad de su cursada para empresas de manera gratuita, entre otras medidas. Se tomaron colegios y los docentes mostraron su desacuerdo. Sin embargo, el gobierno una vez más les pasó por encima y decidió ignorar sus reclamos. Lo mismo ocurre con la UniCABA: un  proyecto completamente ajeno a la comunidad educativa, la cual se ve excluida en la formulación del proyecto, y su opinión y tajante repudio al mismo, se ve total y completamente ignorado.

No es nada nuevo que al momento de discutir reformas y medidas que afectan a determinado grupo, aquellos que lo debaten son ajenas al mismo. Esto lo vemos cuando prendemos la tele y un grupo de hombres debate sobre el derecho al aborto, o cuando un grupo de heterosexuales discutía el matrimonio igualitario en 2010. No hay reforma constructiva alguna si no se tiene en cuenta la opinión de aquellos que se van a ver afectados.

por Natalia Gherardi

Natalia Gherardi

Nació en el año 2000. Es ex-alumna del Nacional Buenos Aires y estudia Sociología.

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