El 21 de abril la Fundación Rewilding Argentina –ONG que trabaja para revertir la extinción mediante el rewilding– informó la muerte de Nahuel, el yaguareté que abrió camino a que otros animales de esta especie empezaran a ser reintroducidos en Corrientes. Si en el Parque Nacional los Esteros del Iberá, de donde fueron extinguidos a mediados del siglo pasado, hoy corren en libertad ejemplares de yaguaretés es gracias a algo que empezó con Nahuel en 2015. Hasta entonces, su regreso a la zona era solamente un sueño lejano.
Su vida fue una historia de cautiverios y traslados. Nacido hace diecinueve años en Uruguay, fue adquirido por el zoológico Bubalcó, en Río Negro. De ahí fue trasladado a la Estación Biológica Corrientes, en el Parque Provincial San Cayetano, en donde se le realizaron chequeos médicos, y más tarde al Centro Experimental de Cría de Yaguaretés (CECY). Los últimos días los pasó en el Centro de Conservación Aguará, a donde fue llevado por problemas de cálculos renales. Nahuel siempre fue un animal en cautiverio y, como tal, nunca pudo conocer la libertad.
El intento de que tuviera descendencia merece un párrafo aparte. El plan era reproducirlo con Tobuna, felina de la misma especie que fue encontrada en Chaco. Para eso tuvo que intervenir el zoológico de Buenos Aires: donaron un yaguareté, que al tener parentesco con Tobuna impedía su reproducción, para que este fuera al Centro Experimental de Cría de Yaguaretés y pudiera ser reintroducido en su hábitat. Tristemente, aunque al principio todos estaban entusiasmados al ver cómo la pareja se olía, no terminaron de concretar. Nahuel no logró tener descendencia y a Tobuna, que hoy en día es abuela con hijos y nietos que no viven en cautiverio, hubo que buscarle otro macho.
En el Parque Nacional Esteros del Iberá, área natural protegida de 183.500 hectáreas situada en el centro de la provincia de Corrientes, los guías turísticos cuentan que años atrás se hizo un censo y muchos lugareños dijeron estar en contra de la reintroducción de esta especie. Creían que el yaguareté les iba a comer a sus animales, pensaban que tenerlos en el parque era peligroso. Los guías lo cuentan para aclarar que esta idea es algo que quedó de antes, que hoy en día, gracias a un ecosistema logrado con esfuerzo, se permite su reintroducción: también explican que los yaguaretés se alimentan de otras especies, como cerdos salvajes, que son plaga en la zona. Gracias al Proyecto Yaguareté, una de las acciones que hacen desde la Fundación Rewilding Argentina, hoy en Iberá puede vivir liberada una familia de esta especie, formada por dos cachorros y su madre.
La semana de la muerte de Nahuel coincidió, casualmente o no, con la del Día Internacional de la Tierra, que se celebra desde 1970 el 22 de abril. Si nos ponemos místicos, en un año de pandemia, calentamiento, incendios y miles de hectáreas que continúan siendo desforestadas, podemos afirmar que él buscaba remarcar que pertenecía a una especie en peligro de extinción. Al terminar su vida longeva (por estar en cautiverio, vivió unos cuatro años más de lo que acostumbran a vivir en libertad), en la semana del Día de la Tierra Nahuel nos sugería que a los suyos tendríamos que verlos en algo más que en un billete de quinientos pesos.