El presidente que intentan deponer los manifestantes se llama Daniel Ortega, y va por su tercer mandato consecutivo. Todo empezó como una protesta ante un decreto presidencial que dictaminaba reducir las pensiones en un 5% y que los empleados deberían subir su contribución de un 6,25% a un 7% para subvencionar un sistema de salud y previsión al borde de la quiebra. Pero esta propuesta pronto sufrió una furiosa escalada opositora que acusa al gobierno de tendencias dictatoriales.
Ortega es un sandinista que combatió contra la dictadura de Anastasio Somoza y llegó al poder por la vía democrática. En 1984 fue parte de la Junta de Reconciliación Nacional, que lo ungió como presidente. Luego, en 1989, fue vencido por la liberal Violeta Chamorro. También perdió en las elecciones de 1995 y de 2001. En ésta última, pesaba sobre él la acusación de una de sus hijas, que lo denunció por haberla violado en repetidas ocasiones.
Sin embargo, en 2006 y con un partido político y un discurso modernizados, Ortega logró retornar al poder, otra vez por medio de elecciones democráticas. Desde sus inicios su gobierno estuvo cercano al de Chávez y gozó gran apoyo popular. Rosario Murillo, una poeta que conoció cuando estuvo preso por sandinista, madre de 7 hijos de Ortega y de importante presencia en los medios, es una figura central en su gobierno y fue elegida vicepresidente en 2016.
Todo empezó con los aportes
El miércoles pasado se produjo una revuelta por cambios que el gobierno proponía en el régimen de seguridad social del país centroamericano, algo similar a lo ocurrido en el úlitmo diciembre en Argentina cuando Cambiemos logró aprobar la ley que recortó las jubilaciones. Las manifestaciones fueron atacadas por personal civil, en apariencia favorable al gobierno.
El jueves la movilización se repitió y sumó a parte imporante del estudiantado. Las grescas con los partidarios del gobierno se repitieron, y la violencia policial escaló. Los estudiantes se atrincheraron en la Facultad Nacional de Ingeniería y fueron reprimidos con gases y balas de goma. Las protestas se expandieron desde Managua hacia otras ciudades del país. Los comerciantes empezaron a proteger sus negocios a los tiros.
El viernes el ejército empezó a movilizarse y esto genero una escalada de violencia que incluyó la muerte de civiles, entre ellos un periodista, y de policías. Según la prensa local, la Iglesia y antiguos militantes sandinistas, el nivel de violencia en la represión fue exagerada. La cantidad de muertos, de acuerdo a diversas fuentes, asciende a más de 27.
En 2009 Ortega había modificado la Constitución nicaraguense y obtenido la posibilidad de una reelección indefinida. Ahora, luego de las protestas, tras recrudecer la represión y convocar a un diálogo con la cúpula empresarial y con la Iglesia, decidió retroceder con su decreto. ¿Será el inicio de la paz o los levantamientos no cesarán hasta lograr su renuncia? Ponele que Estados Unidos ya retiró al personal de su embajada, condenó la violencia represiva y “observa al proceso muy de cerca”.