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Notas (e impresiones) al pie del Primavera Sound

1-Después de los diez estadios de Coldplay había público para un festival masivo. ¿Quién lo hubiera dicho? No solo eso: en un país empobrecido y con casi un 50 % de las infancias bajo la línea de pobreza había un sector de la población con un resto de billetes para un espectáculo que desborda las fronteras de lo barato. Hablar de festivales es hablar de números (las cantidades son parte del relato que se arma alrededor de estos eventos) y de dinero (costos, cachets de artistas, entradas: todos precios altísimos). En ese sentido, en un festival, la música (los artistas) es una parte más de la oferta de entretenimiento que hay para elegir. ¿Es lo más importante? ¿Cómo apreciar una canción -que puede cambiarte la vida- en un contexto de saturación y agotamiento? La música también es el contexto en el que está inserta. Por algo el eslogan de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota siempre fue: “solos y de noche”. Hay algo en la resonancia de esas palabras que remite a la cultura rock como sinónimo del peligro y la aventura que ya es parte de un pasado. Este presente festivalero reza: “amontonados, de día y con botellitas de agua”. 

2-El desembarco del Primavera Sound en nuestro país (uno de los festivales más importantes de Europa) se dio en distintos momentos, fechas y lugares. Es decir: no tiró toda su carne al asador en un solo encuentro, sino que fue feteado hasta llegar a la culminación el 12 y 13 de noviembre en Costanera sur, CABA. Esta estrategia generó cierta confusión en principio pero era parte de un aterrizaje paulatino y sostenido que impusiera una marca, generar familiaridad con el público. Tal como ocurre con cualquier festival de los que existen alrededor del globo (desde Coachella o Roskilde hasta el Cosquín Rock o Baradero) el plan siempre es establece una comunidad y pertenencia, configurar un lazo afectivo que no sea solo monetario. Aunque solo se espera del público, por supuesto, que gaste todo su dinero.

3- La idea de un festival como zona de curaduría sobre la música del presente es falsa. Un festival es un grupo de gente con dinero que quiere hacer más dinero. Nada más. Los documentales sobre Woodstock 99 son una muestra notable de esto.   

4-La “lógica de festival” tiene un puente absoluto de comprensión si se la vincula con internet: la mente actual necesita tener mucha disposición al alcance de la mano, quiere una oferta excesiva para poder elegir y decidir. En ese sentido, muchos escenarios, muchas bandas, muchos puestos de cualquier cosa son parte de cómo responder a lo que exige el paladar actual del consumidor. Un festival en estos días no es una propuesta estética o artística, sino un perro (producto) persiguiendo un auto (público).   

La música también es el contexto en el que está inserta. Por algo el eslogan de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota siempre fue: “solos y de noche”. Hay algo en la resonancia de esas palabras que remite a la cultura rock como sinónimo del peligro y la aventura que ya es parte de un pasado.

5-Otra de las formas de ver un festival es que adentro de ese territorio cada consumidor se puede armar su propio festival. Como si cada asistente pudiese configurar su algoritmo personal de lo que admite, lo que ve, lo que quiere presenciar. Esto es, claro que sí, el procedimiento de las redes sociales trasladada a lo real: armarte tu propio timeline.

6-Así y todo, un festival es una zona que exige muchas cosas: tener mucho dinero, tener un buen estado físico para trasladarse a distancias irracionales, tener mucho tiempo libre, poseer una capacidad de frustración entrenada por la cantidad de cosas que pagaste y te estás perdiendo. Un festival como este es otro territorio donde reina la exclusión extraordinaria como en cualquier otra parte colonizada por el realismo capitalista.

7-¿Qué porcentaje real de banda se ve cuando actúan en un festival? ¿Es una banda al 50 %, al 70 %, al 100%? Porque me parece, quizás, que una banda en un festival es una (o una versión de sí misma) y cuando toca sola para su audiencia real es otra. Se toca para gente que no iría a verte en otras circunstancias. ¿Cómo funciona eso en la mente de quienes tocan? Y otro elemento es el sonido: constantemente los escenarios eran invadidos por lo que se escuchaba de los otros escenarios. El sonido y la música fueron degradados constantemente porque había una sensación de competencia por ver quién sonaba más fuerte. Para un festival no hay nada menos sagrado que la música. 

8-De todas maneras, hubo recitales que se pudieron disfrutar luego de un proceso de abstracción muy grande. Había que hacer ese esfuerzo en medio de gente que hablaba, filmaba (o sacaba fotos), paseaba, se trasladaba de un lugar a otro incomodando a quienes querían disfrutar el concierto elegido. ¿No estábamos ahí por algunas canciones? El público de festivales se acostumbró a no respetar a artistas ni a quienes tienen al lado, a descuidar las formas del trato y a exigir mayor acceso. Y eso ya está instalado como habitual en estos espacios. En mi algoritmo, el que me pude construir, entraron: El Doctor, Los planetas, Peces raros, Charli XCX, Tavis Scott, Juana Molina, Santiago Motorizado, Mujercitas terror, Interpol y Artic Monkeys. Esa fue la ruta que logré armar.  

muchas bandas, muchos puestos de cualquier cosa son parte de cómo responder a lo que exige el paladar actual del consumidor. Un festival en estos días no es una propuesta estética o artística, sino un perro (producto) persiguiendo un auto (público).

9-Llegado a este punto del almanaque resulta imposible desligar la experiencia de un festival de música de la idea de saturación a todo nivel y el uso de tecnologías (lo registrado es una actividad que está por encima del placer de ver bien una banda).

10-Por algún motivo, la presencia de la lluvia en espectáculos públicos (sobre todo en conciertos) debe ser vista y apreciada como un signo de épica. En el caso del Primavera Sound, la llegada de la lluvia (que obligó a cambiar la grilla del domingo –bajando artistas confirmados- y empezó justo cuando comenzaba al recital fallido –y aburrido- de los Artic Monkeys) solo sirvió para crear ilusión de resistencia del público y terminarlo antes de lo previsto. 

11-P.D.: se vio mucha gente sola en el festival. Seguro es la señal de algo más a lo que todavía no le estamos prestando la debida atención.

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