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¿Qué hay detrás de la obsesión de Larreta por “arreglar” veredas?

Ilustración: Olivia Mira

Los arreglos de vereda empezaron como una iniciativa simpática y ya son una pesadilla. El problema no es sólo que entorpecen la circulación urbana y obligan a cruzar la calle para poder caminar. A fines de este año se habrán destinado a este tipo de obras, según el presupuesto, 2320 millones de pesos.

Para el 2019, se planea gastar otros $2200 millones, con el objetivo de llegar al 2020 con el 80% de las veredas arregladas en el marco del “Plan Integral de Veredas” con el objetivo de “generar una Ciudad transitable, segura y accesible”.

 

Las prioridades del gobierno

El Ministerio de Ambiente y Espacio Público ocupa un lugar importante en el presupuesto de la Ciudad. En 2018 se destinaron casi 27.000 millones de pesos, equivalente al 77% de lo destinado al Ministerio de Salud. Dentro del Ministerio de Ambiente se encuentra la Subsecretaría de Vías Públicas (SSVP), creada a mediados de 2017, junto con cuatro direcciones generales, cada una con su propia función y área (de planificación, realización, fiscalización y administración y registro de las obras respectivamente).

Después de la Dirección General a la que le corresponde la realización propiamente dicha de las reparaciones (que se lleva 2000 de los 2300 millones de pesos destinados a la jurisdicción de Vías Peatonales), la Subsecretaría de vías peatonales es la que mayor recursos se destina.

Dentro de la jurisdicción de Vías Peatonales, a la cual se destinan en total $2300 millones, el área de mayor presupuesto es, lógicamente, la Dirección General encargada de la realización propiamente dicha de las obras (en la que se invierten $2000 millones); en segundo lugar se encuentra la SSVP, a la cual, si bien su utilidad no es del todo clara, se destinan $168 millones.

Se la presenta con la finalidad de hacer un seguimiento de las Direcciones Generales y “propiciar instancias de comunicación con los vecinos”, funciones para lo cual aparentemente necesitaría invertir 6 y 14 millones de pesos en personal y equipamiento respectivamente. La gran pregunta es: ¿Hacía falta todo esto? ¿O estamos frente a una caja negra que combina propaganda de gestión con negocios privados a espaldas de los porteños?

 

Veredas arregladas una y otra vez

Las irregularidades en cuanto a las repetidas reparaciones de un mismo espacio -el ciclo “arreglar, romper, arreglar”- han sido objeto de sospecha  y descontento por parte de los vecinos desde hace tiempo. Con este significativo aumento de presupuesto y planes de obra, las dudas aumentan.

La directora de la SSVP, Clara Muzzio, asegura que este problema se debe a que las empresas de servicios realizan obras de arreglo en los caños e instalaciones que se encuentran debajo de las baldosas de forma frecuente. Hasta ahora, la coordinación entre estas empresas y las obras de reparación del Estado era escasa.

Con la gestión de la Subsecretaría (a  la cual, como se detalló anteriormente, no le faltan recursos), habría mayor planificación y eficacia para evitar este inconveniente. Sin embargo, la SSVP entró en funcionamiento hace más de un año y los vecinos de la Ciudad siguen emitiendo quejas por veredas en perfecto estado que son rotas y reparadas sin causa alguna.

Algunos ejemplos son la esquina de Honorio Pueyrredón y Méndez de Andes y la de Acoyte y Rivadavia en Caballito, Defensa al 1500 con la extracción y colocación de adoquines y la plazoleta Castex que linda con Plaza Las Heras y el espacio a la entrada del Centro Cultural Kirchner. Todas han sufrido durante este año repetidas remodelaciones que alternan entre pasto y cemento.

 

Aportantes del PRO y nuevas irregularidades

La explicación dada por Muzzio al recurrente inconveniente que se presenta en las refacciones de las veredas porteñas entra en conflicto con otro de los principales motivos de sospecha hacia estas obras: la legitimidad de las licitaciones.

Según un informe de El Destape Web, se presentan diferencias de precios entre el presupuesto establecido y el monto pagado que llegan hasta el 20%. Los titulares de dos de las principales empresas beneficiadas (Altote S. A. y Marcalba S. A.) por los  presuntos sobreprecios -de entre 13 y 14%-, figuran como aportantes del PRO por $125.000 y $250.000 respectivamente.

El caso de Marcalba S.A. es especialmente llamativo por tener asociaciones controversiales como la empresa del presunto testaferro de José López que se encuentra procesado y en juicio oral. Ponele pudo acceder a los documentos en los que se detallan las condiciones de contratación de las empresas en cada comuna, verificando en varias oportunidades precios elevados por metro cuadrado en el caso de Marcalba (a la que se le adjudicó la comuna ocho) en comparación con los propuestos por las constructoras de las demás comunas.

Por ejemplo, para la colocación de solados de adoquines, Marcalba cobró $1618 por metro cuadrado. Ninguna de las otras 14 empresas cobró más de $862. Tendencias similares se visualizan en los datos correspondientes a la construcción de veredas de asfalto por un lado, y de cemento por el otro. A la comuna ocho no sólo se le concedió la mayor cantidad de metros cuadrados sino también el precio más elevado.

En el primer caso se contrató a Marcalba para reconstruir 1500 m² por $501 por unidad (cuando el resto de las comunas las obras eran de entre 350 y 750m² y a menor precio). En el caso de las veredas de cemento la empresa se vio nuevamente beneficiada siendo contratada por $788/m². Un total de 2850 m², mientras que el resto de las comunas construyeron un máximo de 1568 m² con precios de entre $296 y $594 por unidad.

 

¿Arreglar veredas debe ser una prioridad?

Ponele accedió a un informe en el cual desde la Legislatura porteña se le preguntó a Federico Ballán, que preside la Dirección General  encargado de administración y regulación, si desde el comienzo del programa de obras había habido una disminución en las caídas u otro problema generado por el mal estado de las veredas.

El funcionario evadió la pregunta y se limitó a enumerar -nuevamente- el objetivo de la SSVP de tener una ciudad transitable, dejando en claro que no hay datos empíricos que evidencien un beneficio considerable que fundamente una inversión de tal magnitud en estas obras. Y por lo tanto, que acredite su relevancia por sobre la inversión en otros sectores de la ciudad como el mantenimiento de las escuelas, al cual se destinará la mitad que a las veredas el año entrante.

Si bien a todos los que transitamos por la ciudad a diario nos gustaría que no hubiera veredas rotas, no sólo por lo estético sino principalmente por la seguridad, ¿es razonable que en una ciudad en la que se destinan $8,20 para el desayuno de un chicx en los comedores escolares, en la que se los techos de los hospitales se caen a pedazos como ocurrió en el Gutiérrez, en la que la cantidad de personas en situación de calle es de casi 5000, la prioridad sea arreglar las baldosas de las veredas? Ponele.

Natalia Gherardi

Nació en el año 2000. Es ex-alumna del Nacional Buenos Aires y estudia Sociología.

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