Ilustración: Emiliano Ciarlante
Presuponer una situación a partir de la realidad, proyectarla y decidir cómo incidir sobre ella son atributos indispensables de cualquier gestión. La deuda externa comenzó a ser el centro gravitatorio del modelo, cede soberanía nacional al Fondo Monetario Internacional (FMI) y se adueñó del proyecto de Presupuesto 2019.
Elaborado por el FMI, el presupuesto subestima la inflación, el valor del dólar y es neoliberal porque privilegia al capital financiero y el pago de los intereses de la deuda en desmedro de la educación, la salud y otras necesidades de la mayor parte de la sociedad. Ya obtuvo media sanción en la cámara de diputados y sería aprobado en la de senadores el miércoles 14 de noviembre, dentro de 48 horas. Tic, tac, tic, tac.
Alcance sobrestimado por subestimar dólar e inflación
El proyecto de Presupuesto 2019 prevé un dólar promedio de $ 40,10 y una inflación de 23 por ciento.
Comenzamos analizando estas dos variables debido a que el nivel de inflación es determinante para analizar la evolución de las partidas presupuestarias en términos reales. Porque una vez determinado el dinero asignado, su poder de compra depende del nivel de precios.
Por otro lado, en la actualidad la principal causa de la inflación es la devaluación del peso frente al dólar y su traslado a los precios, como ya hemos explicado.
En el Presupuesto 2018 se preveía que el valor promedio del dólar para este año sería de $ 19,3. Pero en abril superó los $ 20 y luego quebró la marca de los $ 40, estabilizándose transitoriamente en torno a $ 38. Del mismo modo, la inflación promedio proyectada era del 15,7 por ciento y existe consenso en que bordeará los 50 puntos porcentuales. El dólar vale el doble de pesos de lo estimado en el presupuesto y la inflación será el triple de la estipulada.
Subestimar el valor del dólar implica estimar por debajo de su magnitud la devaluación e infravalorar la depreciación del peso significa pronosticar una menor inflación. Por lo tanto, las partidas tendrán menos poder adquisitivo que el expuesto por el Gobierno.
Además de esto, el peso en el presupuesto del dinero destinado a educación, salud y otras áreas presenta una disminución respecto a años anteriores, mientras que se dispara el de la deuda. Al cabo de cuatro años de presidencia, la inversión en educación bajará alrededor de un tercio mientras que el peso de la deuda se habrá duplicado.
Deuda, la reina Midas
Midas fue un rey de Frigia que gobernó en el 700 a. C. De acuerdo a la mitología griega, el monarca tenía la capacidad de convertir en oro todo lo que tocara. La Deuda externa convierte en deuda todo lo que toca.
El creciente endeudamiento puede adoptar este curso debido a la herencia recibida del período 2003-2015, en el que se realizó una quita del 75 por ciento y se refinanció otra parte. La deuda superaba el 160 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) en 2003 y era menor al 45 por ciento en 2015. La deuda será de US$ 315.698 millones a fin de año, lo que representará el 87 por ciento del PBI.
¿Para qué se contrae deuda? Para pagar deuda. El peso del pago de los intereses en el presupuesto nacional tuvo una trayectoria ascendente: 7,7 por ciento en 2015; 16 en 2018 y sería de 18 puntos en 2019.
Si, tal como viene ocurriendo, la devaluación resulta mayor a la presupuestada, se necesitarán más pesos, más sudor de trabajadoras y trabajadores argentinos, para pagar la deuda en dólares.
El Gobierno estima una caída del 0,5 por ciento de la actividad económica durante 2019, luego de una reducción proyectada de 2,4 por ciento para 2018. La recaudación impositiva tiene una relación directa con en el nivel de actividad económica. Los tributos que más aportarán a las arcas del Estado el año que viene serán el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto a las Ganancias y los Derechos de Exportación. ¿Impuestos al capital financiero o a las grandes fortunas? Mauricio es Macri.
Algunas partidas determinantes
Los ministerios tendrán menos presupuesto en términos reales. Se estima que Producción y Trabajo diminuirá un 17 por ciento; Interior, Obras Públicas y Vivienda un 11 por ciento; Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología un 8 por ciento; Salud y Desarrollo Social un 0,5 por ciento.
Salud y Desarrollo Social contará con los fondos de la ANSES para jubilaciones y pensiones, que representarán el 90 por ciento del presupuesto ministerial, que continuarán su trayectoria descendente.
A pesar del ajuste fiscal, la inversión en infraestructura se elevará del 4,2 por ciento del PBI al 4,4. A través de los proyectos de inversión bajo la modalidad de participación público-privada (PPP) el capital financiero y constructoras transnacionales ganarían terreno debido al desplazamiento relativo de grandes consorcios locales por estar implicados en la causa de las fotocopias de los cuadernos.
En educación, infraestructura escolar y jardines de infantes sufrirán una reducción de casi el 70 por ciento en términos efectivos. La poda ministerial será de más de 39 puntos porcentuales. Desde el arribo de Macri a la Casa Rosada, la disminución real del gasto en educación sería de 27 puntos en cuatro años. El peso en el presupuesto de educación, cultura, ciencia y técnica, por un lado, y de deuda, por otro, fue de 8,4 y 7,7 por ciento, respectivamente, en 2015; de 6,9 y 16,1 en 2018 y sería de 6,8 y 17,9 en 2019.
En salud, se invertirá menos en el programa de Atención a la Madre y el Niño, en Salud Familiar y Comunitaria y continuará el desfinanciamiento de los hospitales públicos.
En cuanto a los abordajes territoriales, se invertirá menos en Promoción y Asistencia a Espacios de Primera Infancia.
Esto es distribución del ingreso (para la minoría que más tiene). ¿Te alarma lo que te contamos? No es el escenario pesimista. Las calles contaran si la cantidad de pasos en las manifestaciones del optimismo de la voluntad son suficientes para revertir la situación.