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¿Por qué el salario es la clave de toda la economía?

El equipo económico del Gobierno que asumió el 10 de diciembre de 2015 se propuso como uno de sus principales objetivos disminuir la inflación, el ritmo con el que se incrementan los precios. Pero las metas de inflación propuestas sólo fueron una referencia para los salarios porque los precios se elevaron más que los salarios. El poder adquisitivo disminuyó.

Según un reciente informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, en casi todas las actividades económicas se verifica un deterioro de los salarios reales de los trabajadores registrados, y por añadidura en los no registrados.

Por otro lado, según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), desde fines de 2015 se destruyeron un promedio de 2.250 puestos de trabajo por mes en la industria argentina. Si bien se crean puestos de trabajo, la mayor parte se vincula a monotributistas en distintas modalidades.

La desocupación puede entenderse como una oferta excesiva de puestos de trabajo, lo que reduce su precio, que en este caso es el salario. La sola amenaza de desocupación genera condiciones para disminuir los salarios.

El salario real es la variable esencial de cualquier modelo económico e impacta directamente en la economía a través del consumo privado, el 70% de toda la producción de bienes y servicios en Argentina. Es fácil: si baja el salario, baja el poder adquisitivo, el consumo disminuye, la producción para el mercado interno se reciente. Esto afecta particularmente a las pymes, que generan más del 80% del empleo en nuestro país. Si las pymes cierran o despiden empleados, el consumo disminuye aún más. Y entramos en el círculo vicioso.

¿Al gobierno debería importarle? El modelo económico del gobierno está basado en la especulación financiera como la actividad de mayor rentabilidad: si el rendimiento de la bicicleta financiera Lebac-Dólar-Lebac-Dólar es mayor a la rentabilidad productiva la industria tiende a cerrar. A eso habría que agregarle la mayor apertura a productos industriales importados.

Por estas y otras razones, la puja distributiva por el nivel del salario real y las luchas contra los despidos, que se ampliarían de manera significativa este año, adquieren carácter nacional.

Si bien el endeudamiento externo aún no es entendido por la mayor parte de la sociedad como una hipoteca del futuro, los aumentos de tarifas y precios han comenzado a sentirse en el bolsillo de las familias.

¿Qué ocurrirá? Eso depende de usted.

Por Pablo Ferrari

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