Berco, el viernes el Central vendió casi 1400 millones de dólares y subieron la tasa del 27,25 al 30,25 de un saque para frenar la corrida contra el peso. El Central sacrificó en una semana más de 4300 millones de dólares. Te propongo cuatro preguntas sobre lo que está pasando y lo que viene.
Dale, cuando quieras.
Si la tasa de interés norteamericana sigue subiendo y la inflación en Argentina no baja, ¿podemos sospechar que se acabó el ciclo de la bicicleta, que encendieron la aspiradora los yanquis y se empieza a rajar del país la guita de los grandes fondos de inversión que vinieron a aprovecharla?
Que se fueron fondos del exterior que estaban colocados en Lebacs es evidente y completamente cierto. Ahora, no lo es que se haya cerrado el ciclo de la bicicleta financiera. Porque el gobierno no solo vendió 1400 millones de dólares en un día, 4300 millones en una semana y 6800 millones de dólares -es decir más del 10% de las reservas- desde principios de marzo. Hizo eso y también subió bruscamente la tasa de interés. Y también devaluó, dejó que subiera el dólar. Lo cual garantiza por un lado que los que tenían Lebacs y salieron a tiempo, antes de la devaluación, realizaron la ganancia en dólares y los que vayan a cambiar dólares ahora para entrar a las Lebacs lo harán con una tasa superior. La bicicleta sigue girando. El ciclo de la bicicleta financiera se puede haber terminado para algunos inversores más conservadores o que reaccionaron más a la suba de la tasa de interés de Estados Unidos y a esa aspiradora que está forzando devaluaciones en varios países del mundo, pero no se terminó en términos de lógica de valorización financiera local. Esa lógica es una trampa para el gobierno de la que es muy difícil salir. De ninguna manera salió con la triple movida que hizo en estas últimas semanas.
¿El impuesto a las Lebacs pudo haber jugado algún rol en esta corrida hacia el dólar?
Puede haber influido, confluyendo con la suba de la tasa de interés de Estados Unidos y la desconfianza que genera el programa económico después de la “recalculación” de las metas de inflación en diciembre. Pero lo determinante no es ese impuesto, que es lo que trató de poner al tope de las razones el gobierno y los economistas que comulgan con el plan oficial, sino que lo importante es el laberinto en el que se metió la política cambiaria frente a una corrida, y la vulnerabilidad que generó el hecho de haber desregulado tan rápido todos los movimientos financieros para apostar a que bajara la prima de riesgo país y en definitiva la tasa a la que se endeuda el gobierno.
Si como parece recurren a la suba de la tasa de interés para anclar el tipo de cambio y la inflación se mantiene, ¿qué futuro le augurás a los créditos hipotecarios, en especial a los UVA?
Los créditos en general empiezan a resentirse y hay consultoras como Ecolatina, por ejemplo, que empezaron a advertir esta última semana que con la suba de la tasa de interés el mini boom de créditos que empezaba a insinuarse puede interrumpirse bruscamente en la segunda mitad del año. Sobre los créditos hipotecarios UVA concretamente creo que van a seguir extendiéndose, de manera quizás más tenue que hasta ahora. Pero me parece que son muy riesgosos. Se trata de un esquema que funciona para el deudor solamente en la medida en que los sueldos aumenten por encima de la inflación durante mucho tiempo, que la economía crezca durante mucho tiempo y que el empleo no se resienta. Todo lo cual es difícil que ocurra si se mantiene el esquema macroeconómico actual.
Ante una situación que se debe en parte a causas no controlables por la política económica local y si como parece responden enfriando la economía: ¿a- Se acabó el gradualismo b- Game over para el programa económico que quería implementar Cambiemos c- Esto se va todo a la mierda?
Como Christine Lagarde, la directora del FMI, yo creo que “gradualismo” fue un buen slogan publicitario para vestir un programa de severo ajuste en materia de subsidios, que generó una transferencia brutal de ingresos de las familias a las grandes empresas, en particular a las energéticas y a las petroleras. No en vano acciones como la de Pampa Energía ya multiplicaron su valor por siete desde que asumió Macri. Y creo que este programa de ajuste no necesariamente entra en crisis con esta corrida cambiaria. Lo que si entra en crisis es la perspectiva de aliviarlo que tenía un sector del gobierno para llegar a las elecciones del año que viene con algo más de consumo y con un humor social un poco más arriba. Me parece que ahora van a tener que redoblar la estrategia de endeudamiento y que eso en buena medida es lo que explica el apuro en lanzar las obras públicas con el modelo PPP (Participación Público Privada), que es una forma de endeudamiento encubierta.
Respecto a que se vaya todo a la mierda haría una aclaración. La crisis que incuba este esquema macroeconómico no es una crisis como la de 2001, con confiscación de depósitos, corralito y pesificación de depósitos, sino que va a ser más parecida a la crisis de Brasil. Con una superdevaluación, caída brusca del empleo y de la actividad y un ajuste como consecuencia de esa devaluación. El problema de este esquema es que acentuó la vulnerabilidad externa y apostó todo a la valorización financiera. No hay espacios de acumulación local que vayan en el camino de más productividad, de mejoras en las perspectivas de exportar y de revertir en algún momento el déficit de cuenta corriente que exige treinta mil millones de dólares cada año para financiarse de acá a cuatro o cinco años más. La gran pregunta es si dado que esos dólares ahora van a ser mucho más caros no van a tener que acentuar el programa de ajuste, tanto fiscal como del sector privado y de la actividad. Y si ese irse a la mierda va a tomar la forma de una devaluación bastante más brusca y quizás de algunos controles que tengan que imponer. La bomba de tiempo de las Lebacs hace que la tasa hoy no se pueda bajar pero que a la vez no haya ningún mejor negocio que comprar Lebacs para alguien que quiere invertir pesos, lo cual deja al Banco Central maniatado. Y por eso se exponen cada vez más las diferencias entre los distintos economistas del gobierno.