Después de 30 años en la música, Chary (cantante y líder de Loquero) sacó un disco solista: “Me gustaba la idea de hacer algo por mi lado y no estar siempre en Loquero. El disco Pop fue un proceso de un año. Yo no soy mucho de decir las palabras “felicidad” o “alegría” porque no soy de tener esas sensaciones en mi vida pero con Pop la pasé bien, me encantó hacerlo y tener el vinilo en mi mano: fue un gran momento. No estoy acostumbrado a pasarla bien con la gente que trabajo”, cuenta desde Mar del Plata. Su humildad es implacable: “Yo no soy cantante ni nada pero creo que canté bien en este disco”. Chary tiene un lema: “Trabaja en algo que te guste y no trabajarás nunca.” En ese aspecto, su inmersión en la música se remonta a la infancia: de niño se la pasaba escuchando éxitos de la década del sesenta. Esto fue en la casa de su tía que tenía una gran discoteca. Chary se acuerda mucho de esos vinilos que lo marcaron de forma determinante. Desde ese momento hasta acá supo construir un camino personal en la música argentina. Hoy, le guste o no, es una referencia: “No traicionarme me importa”, asegura. Ya sea al frente de Loquero (con quienes están por sacar un disco nuevo) o ahora mismo en esta aventura solista en el disco Pop (donde le rinde tributo y honores a las canciones que le dieron encanto a sus días) su huella es notoria. Dice sobre su trabajo: “Soy un testigo que cuenta cosas.”
Un encuentro con Chary de Loquero: un ídolo al que no le importan las medallas.
¿Cómo nace tu proyecto solista?
Estoy hace mucho tiempo en un sello independiente y siempre me habían sugerido grabar unas canciones solo. Pero después lo que empezamos a construir con la banda nueva fue muy espontáneo. Y sigue así. Tenemos una facilidad para grabar ya que uno de los músicos nuestros tiene un estudio. Grabamos y vamos sacando singles. Ahora no se necesita sacar un disco porque la gente escucha el material suelto. No es como antes. Y nos sacamos las ganas de toca canciones que nos gustan. Somos muy eclécticos, no nos importa nada. Podemos ir por cualquier lado: Zitarroza o Los Simpsons. Lo que me llevó a elegir las canciones que están en el disco son mi admiración y mi respeto por esas canciones. También es una forma de agradecimiento.
¿En ese arco extenso hay algún género que te guste más?
Sí, quizás me cope más la música medio comercialoide. No lo digo mal porque son personas hipertalentosas que por algún motivo son populares. No es mi caso: no tengo talento ni soy popular. Entonces me acerco a esa música que fue impactando en masas, sobre los cuerpos y consciencias de las personas. Son canciones que te hacen mejor persona. Yo siento que estas canciones me ayudaron mucho. Bajo mi nivel de ego y reconozco que son artistas que tienen eso que no todos tienen.
¿Cómo definís a “eso que no todos tienen”?
Es difícil porque entrás en conflicto con lo heteronormal que hay en el mundo. “Eso” es algo que todos quieren tenerlo y no lo tienen. Me incluyo. Es indefinible. Llamalo magia, llamalo Maradona, llamalo Luis Alberto Spinetta. Llamalo como quieras en formato humano. Pero lo cierto es que eso no lo tiene todo el mundo. Eso hay que saberlo reconocer y respetar.
En el 2021 salieron las versiones acústicas de canciones de Loquero en el disco Herencia.
Todavía no lo escuché. Cuando lo escuche te digo.
¿Ves alguna relación entre este disco y Pop?
Fue pura casualidad que salieran casi juntos los discos. La canciones de Loquero siempre fueron construidas y deconstruidas de forma acústica. Siempre nacieron tocando la guitarrita. Después iban a la sala y se deformaban. Entonces, lo lógico es que seamos un grupo acústico. Ya hicimos dos discos acústicos. Igual, ya terminamos un disco nuevo con Loquero. Estamos por darle el ok final en Buenos Aires. Sale en enero o febrero. Y sale en físico que eso es lo que más me interesa: dejar un material, un testimonio.
Dibu Martínez armó revuelo porque dijo que hace terapia. ¿Cómo ves el tema teniendo en cuenta que vos hablás de salud mental desde siempre?
Yo también reparé en lo que dijo el marplatense Dibu Martínez. Todos vivimos con desesperación. Vivimos controlando los ataques de pánico, los ataques de ansiedad. Vivimos reprimiendo muchas veces lo que sentimos. Yo tuve que sufrir un trastorno de depresión severa mayor. Algo bastante grave que me impedía tocar, me hacía pis encima. Estaba bastante para atrás. Pensé que no volvía de eso. A uno le cuesta pedir ayuda. Y pedí ayuda porque ya tenía una familia sufriente. Es muy bravo cuando estás con gente que no sabe lo que es la depresión. Es difícil. En fin, hay que luchar todos los días contra las discriminaciones y las actitudes estigmatizantes de la sociedad porque nos hacen sentir dolidos por nuestro padecimiento. Hay que laburar cuanto antes con estas cosas porque el final es reventarse la cabeza de un tiro. No es solo por mí, sino por la gente que me rodea, que me quiere. Trato de luchar. La música me ayudó mucho. No tengo que abandonar. Hay que ser más abierto con alguien que padece alguna enfermedad mental. Es bueno que se hable.
Es indefinible. Llamalo magia, llamalo Maradona, llamalo Luis Alberto Spinetta. Llamalo como quieras en formato humano. Pero lo cierto es que eso no lo tiene todo el mundo. Eso hay que saberlo reconocer y respetar.
¿Cómo es tu proceso creativo actual?
Es de cambio. Cambié mucho mi actitud para la parte compositiva y creativa. Si bien Loquero todo el tiempo tiene esa carga en contra fuertísima, porque nuestra temática era catárquica, en este disco nuevo encuentro algo de felicidad. Abrí lo más que pude el corazón. Un paciente del Borda una vez me dijo: “No está bueno lo que estás haciendo porque en tus canciones están las cosas que más te duelen. Y eso la gente lo observa. Estás mostrando tu lado débil y la gente es una mierda, van a agarrar un cuchillo y te lo van a clavar ahí. Entonces, no mostrés tanto lo que sentís”. Fue un consejo buena onda. En este disco no tuve prejuicios y abrí mi corazón. Digo libremente lo que pienso. Siempre pienso que es el último disco y lo doy todo. Puse mi corazón hecho mierda acá.
¿Cómo te llevás con palabras como “punk” y qué lugar te parece que tiene ahora?
Nunca me vinculé con el punk salvo cuando tenía 17 años y me reconocía como punk. El tema de la honestidad en el punk es muy relativo porque hay gente transparente en algunas cosas y en otras no lo es tanto. Por ahí una persona muy transparente resulta ser un garca o un hijo de puta. Todo es el cristal con el que se mire. Yo trato de abstraerme de todo. Hago canciones. Nunca me importó el rótulo. La honestidad pasa por uno mismo no tiene que ver con los demás. Jamás busqué hacer una canción para que pegue o alguna estupidez de esas. Todos los rótulos son modas.
Después de 30 años en la música, ¿te interesa la idea de dejar un legado?
Siempre me burlé de cualquier concepto de obra o cosas así. Desde chiquito aprendí que en lo sagrado está el enemigo. Yo no creo haber dejado ninguna obra. Prefiero el olvido sutil. Hice lo que me pintó hacer. A veces hice lo que pude porque soy muy limitado. Hago canciones, a veces las grabo y a veces no, a veces me gustan y a veces no.