Un recital puede cambiarlo todo. Para una banda, para una escena, para un futuro muy específico. El siglo XX tenía esas cosas. Ahora esto se filtra en el siglo XXI como sedimento, recuerdo y realidad. A más de 40 de años del legendario, significativo y fundante recital de Los Violadores en la Universidad de Belgrano (17 de julio de 1981), que determinó la existencia definitiva –y revulsiva- del punk en Argentina, vuelve a circular una biografía que no solo profundiza esta historia alucinante, sino que además se mete con la existencia de esta banda pionera y seminal para que la Historia (así, con mayúsculas) pegue un volantazo de una buena vez: Los Violadores. La reedición (corregida y ampliada) de Uno, dos, ultraviolento, La historia de Los Violadores (Ediciones Piloto de Tormenta) de Esteban Cavanna es mucho más que una biografía y por eso se vuelve brillante: mapa y guía de lugares subterráneos que definieron una época incierta, arqueología de una cultura naciente con todo lo que eso incluye, captura de testimonios imprescindibles, cronología quirúrgica y exhaustiva, factura estética atractiva de sus páginas.
Una entrevista con Esteban Cavanna (que fue mánager de Los Violadores y de Pilsen) para saber más al respecto. Hablar de punk (su pasado, su presente, su futuro) es tan necesario como el pan, un techo y la poesía.
Más de 40 años del recital de Violadores en la UB. ¿Qué te sugiere ese número? ¿Qué cosas te vienen a la mente?
Lo primero que me viene a la mente es la imagen de un grupo de pibes declarando que a partir de la actuación en la Universidad de Belgrano comenzaba una nueva forma de entender la cultura rock en Argentina. Así como los Sex Pistols debutaron públicamente en la londinense escuela de arte Saint Martins College en 1975, en 1981, Los Violadores hacían lo propio en un ciclo de música emergente realizado en la porteña casa de estudios. Aquella fría mañana de julio, la Ciudad de Bs. As. apareció empapelada con carteles de promoción indicando Los Voladores. La “i” de Violadores se había esfumado misteriosamente, reduciendo el nombre de la banda a una romántica analogía con los pajaritos y las mariposas. Los integrantes del grupo compraron marcadores negros gruesos y salieron a modificar el texto, agregando a mano la “i” en el sitio que le correspondía. Los violadores del Estado y los DD.HH impedían a cuatro jovencitos -acaso culpables de haber violado alguna vez un semáforo o las reglas gramaticales- elegir el nombre de su agrupación artística.
Para quienes no conocen la historia, ¿por qué es tan mítico este recital?
El concierto es considerado fundacional del punk rock local. En el under se hablaba mucho de Los Violadores, había gran expectativa y medios de prensa presentes, algo muy inusual para una banda emergente de ese estilo. En la película 24 Hour Party People (Michael Winterbottom, 2002) se intenta mostrar como la primera presentación de Sex Pistols en Manchester -para apenas 42 personas- logra impulsar un nuevo movimiento contracultural que posteriormente haría historia y cambiaría el rumbo de la música popular en Inglaterra y luego en el resto del mundo. De esos espectadores salieron músicos, fotógrafos, productores y diseñadores, entre quienes encontramos futuras figuras de Joy Division, Simply Red, The Fall, The Smiths, A Certain Ratio, The Buzzcoks y también a Tony Wilson, creador del sello Factory Records, un modelo anarquista de hacer negocios que serviría como marca identitaria para un nuevo movimiento indie. Por lo que se sabe hasta hoy, al concierto de la UB asistieron algunos integrantes de Virus, La Negra Poly (manager de Los Redonditos de Ricota), Skay (guitarrista de la misma banda), Daniel Melero y Hugo Foigelman (Los Encargados), Gabriel Fernández Capello (Vicentico), Nito Mestre, el futuro primer bailarín Maximiliano Guerra, Roberto Pettinato y otros músicos como Gamexane y Félix Gutiérrez (Los Laxantes y futuros fundadores de Todos Tus Muertos), quienes especialmente pondrían a funcionar de manera local la máxima “Do it yourself” (“Hacelo vos mismo”) enunciada por los ingleses The Clash.
¿Qué tan importante fue para la carrera de Violadores y para el punk en Argentina?
En mi opinión, el show de la UB fue trascendental por múltiples razones. La principal: desde el under Los Violadores (quienes entrarían a grabar su primer disco recién un año más tarde) lograron que se hablara de ellos, alcanzando la tan anhelada difusión que, como tantos otros, tenían vedada porque no eran músicos virtuosos. “Si no hubieran vuelto a tocar, a Los Violadores les hubiera alcanzado con esa breve irrupción para ser leyenda”, escribió el periodista Daniel Flores en la revista Rolling Stone. Y cuando alcanzaron cierta popularidad, solidariamente decidieron echar luz sobre aquellos otros atrevidos artistas que en los peores años de la dictadura cuestionaron y desafiaron de frente las reglas impuestas por los genocidas. Esa camada de creadores no habló bajito ni solapadamente en sus canciones. Ellos fueron Los Laxantes, Los Testículos (luego Los Violadores), Los Inadaptados, Alerta Roja, Muerte Civil, V8, Control, Los Baraja, Genniol con Coca, y artistas de teatro y varieté emergentes, que se jugaron la vida en cada presentación e instalaron para siempre el modelo de autogestión. Su valentía ha tenido muy poco espacio en medios porque se ha instalado -como un disparate- que canciones como Los Dinosaurios están relacionadas con la resistencia, desconociendo y subestimando la gesta heroica de quienes verdaderamente se enfrentaron a los militares.
¿Qué es el punk ahora y qué es ser punk en estos momentos? ¿Dónde considerás que se lo encuentra?
En la actualidad, The Offspring, Green Day y otros que identificamos con raíces punk-rock, en verdad son millonarios, están todos tatuados pero a la vez hablan varios idiomas y hay una ambigüedad que hoy está bien, pero en aquella época no era para nada así. Vos decías “punk” y la imagen de esa palabra era un tipo con cresta, aros y alfileres de gancho, borracho y sin un peso en el bolsillo. Por lo tanto, no lo querían en ningún lado. Ahora alguien con esas características paga con tarjeta de crédito la entrada para el show. Luego de la separación de Los Violadores en 1992, el punk rioplatense dejó de estar enfadado y empezó a divertirse; se volvió pasatista y malhablado, y cambió la militancia intelectual y contracultural aporteñada por una esquina de suburbio regada de cerveza. En la contratapa de Bajo otra bandera (Pilsen, 1993) la nueva banda de PilTrafa tras aquel desmembramiento, hay una ilustración de una chapita de cerveza, y en la tapa se lee: Alto contenido punkhólico. Paradójicamente, Pilsen abría la grieta para una nueva generación de músicos de punk-rock que, como enunciaba el tema Represión en 1981, sólo pensaba en términos de fútbol, asado y vino.
“Si no hubieran vuelto a tocar, a Los Violadores les hubiera alcanzado con esa breve irrupción para ser leyenda”, escribió el periodista Daniel Flores en la revista Rolling Stone. Y cuando alcanzaron cierta popularidad, solidariamente decidieron echar luz sobre aquellos otros atrevidos artistas que en los peores años de la dictadura cuestionaron y desafiaron de frente las reglas impuestas por los genocidas.
¿Ese recital deja un legado? ¿Hay un legado de Violadores?
El legado de Los Violadores son las obras que dejaron y la actitud de denuncia y libertad que sobrevivió durante toda su carrera. A partir de su irrupción en escena en 1980, cualquiera pudo hacerlo, no solo los músicos que estudiaban. “Represión” fue (es) una canción valiente de verdad, sin eufemismos. Y 40 años después, en el álbum de Pilsen “Carne, Tierras y Sangre” (ganador del Premio Gardel 2021), Pil Chalar continuaba con mensajes antifascistas y denuncias por el robo de tierras a los pueblos originarios, dictaduras militares apoyadas por ciertos sectores del campo y la mirada cómplice de la Iglesia, además de menciones a la violencia de género, la utilización de pesticidas, la manipulación mediática y el exhibicionismo en las redes.