Los constantes e infatigables intentos de llamar al olvido y dar como superada la última dictadura financiera-militar argentina no tienen el único fin de que su brazo armado y civil no pague torturas y asesinatos con la prisión sino fundamentalmente de ocultar el principal objetivo del golpe: instalar la actual forma dominante de valorizar el capital, mediante las finanzas, que desindustrializa y desemplea.
Consecuencias económicas del golpe
Exactamente un año después de la ejecución del golpe de estado económico-militar y un día antes de ser secuestrado y visto con vida por última vez, en su “Carta Abierta a la Junta Militar”, Rodolfo Walsh describió de forma magistral las consecuencias de las políticas económicas neoliberales:
“En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30% (…) Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante (…) elevando la desocupación al récord del 9% (…) Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera (…) rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina”.
De su prosa, destacamos algunos términos por su vigencia. Sin embargo, el autor de “Operación Masacre” no tuvo la oportunidad de observar el cambio del comportamiento económico que se configuraría a partir de 1977.
Patrón de valorización financiera
El neoliberalismo, la financiarización de la economía o la valorización financiera implica que sea más rentable “invertir” en activos financieros que producir bienes y servicios.
Esto implica que de la parte del valor total producido en nuestra economía que se apropia el capital, el porcentaje que captura el capital financiero sea mayor que los que captan tanto el capital industrial como el capital comercial. La rentabilidad financiera es mayor tanto a la industrial como a la comercial. Lo hace sin necesidad de contratar trabajadores, porque absorbe ganancia de la producción y la comercialización.
En nuestro país, comenzó con el cambio operado desde el 24 de marzo de 1976, rompiendo con el proceso de industrialización iniciado tras el agotamiento del modelo agroexportador en la década del treinta del siglo pasado y profundizado a partir de 1945.
Los protagonistas
Con precisión, se señala al capital financiero internacional y a los conglomerados económicos extranjeros, en particular de origen norteamericano, para encontrar la fuente del golpe. Cierto, determinante pero parcial, porque libera de responsabilidad a los actores locales.
Rebautizados como “Círculo Rojo” (CR) por Mauricio Macri, el sector de los grupos económicos locales, del cual proviene el presidente, es propietario de grandes extensiones de tierras cultivables, diversificaron su producción, se convirtieron en oligopólicos y dominantes del mercado interno y de las exportaciones. Han tomado y estatizado sus deudas en divisas y fugado dólares. Han sido los principales contratistas del estado para la realización de obra pública.
Para estos grupos la valorización financiera ha sido su principal modo de acumulación de capital, asentado también en elevadas rentabilidades de las principales actividades industriales y comerciales.
Núcleo de la Unión Industrial Argentina (UIA), la actual Asociación Empresaria Argentina (AEA) está formada por Techint, Arcor, Clarín y las empresas de los Macri, Braun, Bagó, Pescarmona, Bulgheroni, Roggio, Costantini, Blaquier, Pérez Companc, Grobocopatel, entre otros. La Sociedad Rural Argentina (SRA) también es parte del pequeño círculo del gran poder local.
Han tenido coincidencias y diferencias con el capital financiero internacional y conglomerados económicos extranjeros sobre las políticas económicas a implementar. Ninguno de los dos bloques las ha propuesto para favorecer a las grandes mayorías. Su principal coincidencia estriba en salarios bajos y altos niveles de desocupación.
Tras la primera etapa de valorización financiera pura en la dictadura (1976-1983), se beneficiaron con la estatización de la deuda, mediante seguro de cambio, en la década del ochenta. En la segunda etapa de valorización financiera (1991-2001), en el período de la convertibilidad, se beneficiaron con la especulación y la adquisición de las empresas del estado, energéticas entre otras. Siempre avanzando, también, sobre la economía real, la de producción de bienes y servicios.
Continuidad y ruptura
Con excepción de la contratendencia del interregno 2003-2015, la valorización financiera es el modo de acumulación de capital hegemónico en Argentina desde 1976, y en el mundo en general desde la década del setenta del siglo XX.
La destrucción de la industria, la consecuente desocupación, la baja salarial y la ampliación de la pobreza en la sociedad no son una novedad.
En esta tercera etapa de la valorización financiera, desde el 10 de diciembre de 2015, la novedad que incorpora Mauricio Macri, hijo pródigo y traidor de los grupos económicos locales, es el desplazamiento relativo del CR del poder real en Argentina.
Este sector está involucrado en la causa, digitada desde Estados Unidos vía Comodoro Py, de las fotocopias de los cuadernos de presunta corrupción con el estado.
Vienen por activos del Estado y por mercados dominados por el CR.
Coyuntura y dilema
El editorial “El divorcio entre Macri y el `Círculo Rojo´ empresarial” de ámbito.com del 19 de marzo, nos exime de aclaraciones: “Mauricio Macri dio una entrevista a Luis Majul, ante quién confesó que su padre `formaba parte de un sistema extorsivo del kirchnerismo, en el que para trabajar había que pagar´ y que `lo que hizo mi padre era un delito´, tema que `hay que evaluarlo mucho´ y sobre el que `se encargará la Justicia´ (…) La reflexión del `Círculo Rojo´ empresarial es hoy simple: si el Presidente confesó, a pocos días del fallecimiento, que su padre aceptó hechos de corrupción, ¿qué queda para el resto de los integrantes de ese grupo que aún están vivos y que, a diferencia de Franco Macri, y pese a que confesaron ante la justicia el pago de sobornos, pueden pasar un tiempo importante en prisión? Lo que antes era sensación de desprotección, desde la declaración del domingo fue tomado, abiertamente, como una provocación. Y, para muchos, la sentencia de divorcio”.
La otra novedad es que el sistema político-electoral ya no está dominado por el CR y su mejor candidato, Roberto Lavagna, no despierta entusiasmo en la sociedad ni en una parte de sus potenciales beneficiarios, que están en debate y en contradicción ante la disyuntiva. Porque ante la polarización entre el sector que pivotea alrededor de la ex presidente Cristina Fernández y el de Cambiemos, deberán elegir.
Es verdad que el capital tiende a concentrarse, centralizarse, transnacionalizarse y ellos no tienen las de ganar. Pero también es cierto que “entre bueyes no hay cornadas”. ¿Qué jugada hará el CR19?
En cualquier caso, para contar con una economía sustentable y permanente que beneficie a las grandes mayorías, el pueblo, heredero de los 30 mil desaparecidos, deberá contar con su propio proyecto y sus propias fuerzas.