La historia del primer trabajo discográfico de Yony Linyero empieza así: dos amigos (Yoni y Licho) que se juntan a componer. Tan prosaico como poético. Algo nació de esos encuentros: dos piedras encendiendo una mecha, buscando esa chispa. “Esto empezó por diversión”, cuenta Yony Linyero ahora mismo. Es rock and roll que recuerda al debut de Viejas Locas: diversión, desparpajo y conexión directa con la excitación. Es recuperar cierta emoción, cierto vértigo sin protocolos. Sigue Yony Linyero: “Nos habíamos propuesto hacer canciones en 5 minutos, letra y música, sin enroscarnos, de frente. Fumábamos parawita y salían una tras otra. Era muy fácil hacerlas, habíamos encontrado un método. Muchas hablaban sobre nuestras vidas y otras vidas que habíamos visto o imaginado”. Un tiempo después ya está en Spotify el EP Tacular: seis canciones que tienen una onda increíble. Sonidos que no se escuchaban hacía tiempo.
¿Será que el rock que va directo al corazón de la experiencia está de vuelta? Ojalá. Esta entrevista con Yony Linyero es sobre una aventura que recién comienza.
¿Qué querías cantar y contar?
Queríamos grabar un primer diskito que sea agitador desde la música y desde las letras. Rock an roll con un poco de funk y baladas acústicas barriales. Va por ahí: las violas que hacemos con Barrilete sin pulmón (Diego Comas, primera guitarra) pueden jugar mucho porque tienen una base sólida de La Coka (Mariana Coccaro) en la batería y Christo Desconador (Christian Ducomps) en el bajo. Son historias de la calle y del corazón, el vivir con lo justo, pelear por lo que queres y que muchas veces te salga mal. Cantamos para la gente laburante, esa que patea las calles, la que ves desde la ventana del colectivo o te la cruzás en la parada del bondi. La gente a la que hoy en día no le cantan muchas bandas o músicos. Nos parece una porquería el ideal berreta que plantean las redes sociales y la tele y también algunos artistas con esa de cantarle al billete, al culo, a Miami, oro y guita, ostentación, nikes, autazos re pijudos, en fin: una paja total. Te llenan de trastos materiales y costumbres ajenas, te invitan a aspirar por esas cosas pero te vacían la cabeza, te zombean de movida porque te imponen unos ideales materiales muy jodidos de alcanzar y lo más probable es que te frustres y te des cuenta de viejo que estuviste persiguiendo un sueño que no era el tuyo.
¿Cómo fue la grabación del disco? ¿Qué sonido querías lograr o recuperar?
Lo grabamos en casa, en Astralia el estudio casero que tengo yo: plaquita de dos canales, una compu y los instrumentos. Queríamos un sonido candente y con agite, que lo escuchás y te entra por el ritmo pero también te bate por la letra. Guitarrero y groovero, pillo y picante. Toda la movida rolinga argenta de antes, todas esas bandas emblema, que encierran en sus líricas historias cotidianas, sueños y sentimientos que nos encantan; y también bandas amigas que recomendamos como Los Cayos, Santi Moraes, Mauritano.

¿Por qué sacar un disco sin ninguna presentación en vivo previa? ¿Dónde ibas “probando” las canciones?
Al principio las tocaba con la criolla a mis amigos y amigas y se iban copando, hasta que mi hermano Juan Seré me tiró algo así como “deberías hacer algo con esas canciones” y le hice caso. Y armamos la banda, se grabó el disco y ahora salimos a tocar donde sea. No hubo presentación porque el disco lo presentamos cada vez que vamos a tocar. Somos manijas del toke, porque la verdad es que la pasamos tan piola en la sala, que tenemos una necesidad grande de compartir esto con la gente. Lo colectivo tiene otro sabor. Y es una fiesta de rock an roll sin vueltas. Debutamos en la Plaza del Congreso hace poquito y ahora tenemos unas fechas, una especie de gira, por la ciudad de buenos aires y otras ciudades del conurbano. La Linyereada va a tu casa.
¿Te parece que la propuesta de este disco viene a ocupar un lugar que está faltando en la escena under?
No sé si viene a ocupar un lugar dentro del under. El disco es lo que hicimos y punto. Sí te puedo decir, que las canciones las escribimos como nos salieron, con lo que sentíamos pero no queríamos que sea algo conformista, un producto igual a lo que suena en todos lados ahora. Prolijo, correcto, muchas veces tibio. Yo veo a la escena musical muy careta, no digo que no haya talento. No se confunda eso. Talento hay, lo que no veo mucho es un mensaje piola. Todos visten ropa de marca, sonríen sin parar, tienen éxito total, se lamen el orto entre ellos, esa cosa de brillar todo el tiempo, expresar muy poco las derrotas, es la nueva cultura de la valentía muerta: “mostrate exitoso, no podés bajar de la rueda, hay que estar, si no estás te perdés todo, acá se baila, acá se postea, acá esto lo otro, dale dale”. La revista Caras parecemos. Embalsamados del cerebro. Mirá los festivales: son carísimos y muy poco populares. ¿Dónde quedaron los sótanos donde podías entrar a ver una banda y compartir un momento con una entrada que no te arranque la cabeza y las tripas y toda la guita para el mes? Están todavía ahí pero les han quitado el lugar por una movida mersa careta. Que se le canta a las Nike, a los autos, a te garcho no te garcho, mover el culo, menos poesía que un tranvía. Y no cantan nada de verdad: afuera pandemia, guerra, crímenes de odio, materialismo desquiciado, locos fachos moviendo masas. Y mientras tanto, no solo se mira para otro lado sino que también se canta para otro lado.

Un primer disco es para siempre. ¿Estás contento?
La verdad es que sí, estamos felices, es la primera patada, el primer paso de baile. Siempre hay cosas para corregir, cosas de sonido que te liman la cabeza a uno que conoce mucho el disco porque lo hiciste vos, pero que a fin de cuentas eso nunca es lo importante. Llega o no llega. Omar dice que el arte se divide en productor de inteligencia o de estupidez. Va por ahí.
¿Hasta dónde te gustaría llegar con este proyecto?
No sabemos hasta dónde, pero sí sabemos que hacerlo nos divierte mucho. Y queremos tocar donde sea, un patio, una fiesta, un sótano, bar, playa. Para la gente. La misión, si es que es una misión, es hacer canciones que te representen. No quiero mirar para atrás y decir “nah, ¿por qué cantaba eso que no sentia?”.