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4 preguntas a Osvaldo Príncipi: “Extraño el vértigo de la vida nocturna”

Periodista con más de cuatro décadas de trayectoria y una referencia a la hora de hablar de boxeo en Argentina, Principi (Mercedes, Buenos Aires, 1956) habla con Ponele sobre los días de pandemia, recuerda las tardes de entrenamiento en el Luna Park y se divierte con su rol de influencer en Instagram.

¿Cómo y dónde estás pasando el aislamiento? ¿Qué es lo que más extrañás de la rutina?

Salvo dos salidas, una de 100 metros y otra de 25, al kiosko lindante con mi casa, la cuarentena la pasé enteramente en mi casa de Palermo junto a mi esposa e hija. Creo que viene siendo todo en un marco positivo y de protección de uno sobre otro.

Lo que más extraño es el contacto con la gente, las barras de los bares, las salidas nocturnas, el cambio de miradas, la presentación de gente nueva. Extraño la acción, y sobre todo el vértigo de la vida nocturna.

Con tu hija están muy activos en Instagram, subiendo fotos y videos con frecuencia. ¿Cómo te llevás con las redes sociales en general y qué te gusta de eso?

Lo del Instagram fue una creatividad de mi hija. Ella me convierte muchas veces en un acto de circo y variedades, a mí no me sale por naturaleza (risas), Pero lo hago por su gusto y por la conveniencia que da en el resultado con los seguidores, a quienes les agradezco de corazón aunque soy muy malo porque generalmente no me sale responder: para mí alguien que te sigue requiere una atención personalizada, y por una cuestión de tiempo y paciencia no puedo brindarla por ese medio.

Instagram es un servicio informativo para la tarea periodística de boxeo, para promocionar los programas que van a venir o para compartir algún documento de coleccionismo que aparece, algún hallazgo o documento que considero relevante. Lo utilizo como contacto laboral y para compartir cosas con una legión chica, como es la del boxeo. Pero paradójicamente los mayores sucesos se generan haciendo lo que menos me gusta, y lo hago un poco también en tributo a mi hija, porque es su producción, y es el mejor aliciente que un padre le puede dar a la hija: obedecer a su pedido.

Si pudieras revivir un momento con el boxeo, ¿cuál sería?

No iría a un combate de los que afortunadamente me tocó relatar, desde Las Vegas o en alguna noche llena de Luna Park, en el último tiempo de Tito Lectoure o con la reapertura de Esteban Livera. Iría a un momento que para mí era mágico: los entrenamientos en el gimnasio del Luna Park, desde las 12.30 a las 17.30, cuando aparecían las noticias y yo viajaba desde Mercedes con mi grabador para (la radio) Oral Música Hogar y se corrían los rumores, ‘che, Monzón va con Mantequilla Nápoles’, ‘Galíndez está a un paso de firmar la pelea con Rossman’, y hacía el reportaje, ‘Vuelve Nicolino…’. Había un vértigo… Te rodeaban veinte figuras, todos habían sido tapa de El Gráfico. Era buscar el contacto, escuchar luego en el bar, desde la otra punta de la barra, a todos los periodistas consagrados, y después hablábamos todos los de la promoción de novatos, que luego tuvimos la chance de ocupar un lugar de privilegio.

Una tarde de gimnasio de Luna Park, a full, con Monzón, Galíndez, Nicolino, Saldaño, Castellini, Cachazú y La Cruz entrenando en el mismo momento. El repiqueteo del puching y la música de las bolsas.

¿Cómo te imaginás el futuro inmediato? ¿Pensás en eso?

La vida post pandemia debiera ser un canto a la vida, la gente tendría que estar más cerca y el ‘sí bueno’ tendría que noquear al ‘no malo’. A mí me puso contra las sogas a mis 63 años, ‘población de riesgo’, entonces cuando recupere los poderes que la libertad da en el 100 por ciento… y hablo de la libertad pero no soy alguien que rechace la cuarentena y etcétera. Confío plenamente en los sabios médicos que aconsejan la cuarentena, me baso en ellos y los escucho. Y festejo que después de mucho tiempo las canas y la sabiduría hayan tomado el primer puesto. Acá no se puso un límite de edad o de cualquier otra cosa, nos toca a todos. Esta vez, siguiendo su consejo, valoro que los sabios hayan vuelto a escena y que las canas hayan sido valoradas.

Y de todo esto va a estar quien quiera sacar ventaja y quien va a tratar de hacer su propio partido. Pero yo voy a seguir con la misma política con la que vengo desde hace cuarenta años: tratar de seguir con todo y de colocar a mi alrededor al núcleo pequeño que puedo proteger, ampliarlo un poco y trabajar sobre ellos. Creo que si cada uno protegiera a un núcleo pequeño, esto avanzaría muy bien.

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