Periodista con trayectoria en radio, gráfica y televisión y una de las fundadoras de Futurock, Mengolini habla con Ponele sobre el ataque de los trolls en redes sociales, los “serios” problemas del periodismo argentino y el autocultivo de cannabis, entre otras cosas.
¿Cómo y dónde pasás la cuarentena? ¿Qué extrañás más de la vida pre aislamiento ?
La paso entre mi casa y la radio, y me suelo mover en bicicleta. Con Fede (Vázquez, su pareja) nos turnamos para ir a la radio y estar con Rita. Extraño la vida social, ir a bares, salir, ir a bailar, estar con mis amigos. Me imagino que debe ser lo que todos extrañamos. Y me la paso limpiando. Creo que esto lo debe estar pasando todo el mundo, sobre todo las mujeres: las tareas del hogar y del cuidado no están bien distribuidas.
¿Cuál creés que es el rol que está teniendo el periodismo en este contexto?
El mismo que tenía pre-pandemia. Tenemos serios problemas con el periodismo, que son preexistentes y que en situaciones como estas se visibilizan. En un principio parecía que había un cierto alineamiento, cierto orden a la hora de comunicar, pero pronto volvieron a mostrar la hilacha, en cuanto vieron por dónde operar y por dónde desinformar y tirar fake news.
Me parece que el periodismo no está a la altura de las circunstancias. El rol debería ser informar y otra vez muestran que, en cuanto pueden, alarman, y lo hacen con noticias que no son reales.
Lo vimos en un claro ejemplo con la liberación de presos, donde pudieron alarmar a la sociedad planteando algo que por supuesto iba a generar temor, que era la “liberación masiva de violadores y asesinos”. Y lo hicieron con mucha irresponsabilidad.
También se ve cómo le dan voz a los agitadores anti cuarentena y a estos sectores liberales marginales que plantean una apertura de la economía, que dicen cualquier pavada. Creo que al final estamos hablando del mismo periodismo, cuando uno podría esperar un poco más de responsabilidad en una situación tan extrema como esta. Pero no se ve nada de eso.
¿Libros, películas o series que recomiendes?
Estoy muy fan de una serie coreana que se llama Aterrizaje de emergencia en tu corazón (Crash Landing on You), que es un novelón romántico que tiene el eje en Corea del Norte-Corea del Sur. Es un romance entre un militar de Corea del Norte y una yuppie de Corea del Sur, y la verdad que está bien filmada, bien narrada, es del género telenovela pero bien hecha, y eso para mí fue una novedad. Además es súper interesante la cultura coreana, atrapa mucho por ese lado.
Este año leí Cien años de soledad. Era algo que no había hecho todavía y es absolutamente atrapante y fabuloso. Por algo los clásicos son clásicos. Cuando agarrás un clásico te das cuenta por qué lo es, y en este caso, y el de García Márquez en general, no es un clásico pesado, como puede ser La Divina comedia o El Quijote, que son difíciles de leer. Este es un libro que se lee fácil, y me parece que si alguien todavía no lo leyó, debería hacerlo.
¿Cómo llevás los ataques de los trolls en Twitter? ¿Te fuiste acostumbrando a las agresiones o te afectan?
Creo que entré en el ‘mailing’ de los trolls desde el principio. Incluso cuando no sabíamos todavía que existían los ataques sistemáticos, yo ya estaba adentro de la lista, así que tengo mucha experiencia en esto. Y lo que decidí hace años es no mirar las menciones. Aunque por momentos es difícil abstraerse y que las cosas no te molesten. Cuando ya estás muy curtido podés leer algún mensaje que te mandan y reírte, pero hay veces que no, entonces hay que evitar que te entre alguna bala, y la forma más fácil es simplemente no leerlos, así que eso es lo que hago hace muchos años.
Toda esta mitología sobre los monstruos siendo liberados de las cárceles es una mentira y sobre todo una expresión del odio que sienten por los pobres.
— Julia Mengolini (@juliamengo) April 30, 2020
El ultimo ataque tuvo que ver justamente con el tema de la liberación de presos. Yo tuiteé que las cárceles estaban llenas de pobres, algo que me parece innegable, y lo que hicieron los trolls fue correrme por izquierda y decir que yo estaba vinculando pobreza con delito. Obviamente que me dio bronca, porque fue cambiar el sentido de lo que yo estaba diciendo de una manera tramposa, haciéndole trampa además a la lógica misma, pero también entiendo por qué sucede.
Creo que el objetivo de los trolls no es tanto torcer la opinión pública en Twitter sino quebrar la voluntad de quien tuitea con algún tipo de influencia. Y me comprometí conmigo misma a que no me pase nunca, a que no me quiebren.
Y la verdad es que no tuiteo con cuidado. Yo sabía que decir que el problema era que las cárceles estuvieran llenas de pobres era la parte tal vez más audaz, porque desde el progresismo se estaba diciendo mucho que era mentira que se estuvieran liberando asesinos y violadores, y que las cárceles no estaban llenas de violadores y asesinos, pero decir que las cárceles están llenas de pobres era como darle una vuelta más, y creo que ahí estuvo eso que molesta y que terminó de gatillar el ataque troll. No me afectan, y no me van a quebrar.
En un punto hasta me enorgullecen. Cuando uno lee las boludeces que escriben, hasta me puede dar un cierto orgullo. Como diría el “Loco” Bielsa: “son el enemigo que enaltece”.
¿Qué posición tenés sobre el autocultivo y el consumo de cannabis?
Soy consumidora consuetudinaria de marihuana, creo que es una planta totalmente milagrosa y estoy de acuerdo con su uso tanto recreacional como medicinal. Incluso creo que hay un lugar donde se juntan. Muchas veces me levanto a la mañana, no me siento muy bien, me duele un poco la cabeza o simplemente no tengo ganas de arrancar el día y con dos pitadas arranco, y feliz. Así que en el uso que yo le doy hay una mezcla de consumo recreacional y medicinal.
Y por supuesto que estoy a favor del autocultivo, y creo que ese pequeño avance, si es que lo fue, de la ley del consumo medicinal tuvo la trampa de no permitir el autocultivo, y ahí es donde la ley quedó siendo un poco un chiste.
Sin autocultivo no hay verdadero y efectivo uso de la marihuana, y las familias que autocultivan siguen estando en riesgo.
Si no hay un desarrollo real y concreto de la marihuana medicinal por parte del Estado, y una producción real, entonces no hay nada, no hay acceso al aceite que necesitan les niñites con epilepsia refractaria, que son los casos que más conocemos. Además, en los hechos, la marihuana medicinal es la autocultivada. Así que eso tiene que ser una modificación urgente: el permiso al autocultivo.
¿Cómo imaginás el futuro? ¿Qué cambios esperás y cuáles rechazas?
Tal vez peque de optimista, pero lo imagino mejor. Esta pandemia está siendo una oportunidad para plantear nuevos sentidos. Que a nivel global se esté discutiendo sobre el impuesto a la riqueza, que se hable sobre la distribución de la riqueza y se ponga tanto de relieve que los sectores estén tan desprotegidos es una novedad, porque no se hablaba antes a nivel global de estas cosas. Que gobiernos de derecha estén imprimiendo billetes y repartiéndolos, y repartiendo bolsas de comida, también es una gran novedad.
Deberíamos tomarlo tal vez como una oportunidad para plantear una batalla cultural. Hay una oportunidad para discutir el sentido, y se viene hablando de una nueva normalidad y ojalá que esa normalidad no sea solamente el distanciamiento social o dejar de aglomerarnos en los bares y en las discotecas.
Ojalá que implique un cambio de sentido muy profundo y se replantee cómo se distribuye la riqueza.
Aunque algo que me da un poco de temor es que la nueva normalidad implique el aislamiento social y que esto termine por romper los lazos sociales. Un mundo sin protesta social, sin aglomeraciones, sin fiestas, sin bares, me parece un mundo mucho más triste. Me da miedo que eso cambie por un tiempo largo.