Daniela Giacomazzo es coordinadora del Área de Expansión Comunitaria de FUSA, una asociación civil abocada a la Salud Integral con perspectiva de género y especialmente abocada a los jóvenes y adolescentes.
¿Cuál es la importancia de la ESI?
La Educación Sexual Integral es ley en nuestro país desde el 2006. Sus lineamientos, basados en conocimientos científicos y laicos, son claves para generar un proyecto de vida saludable y placentero. Da oportunidades para pensar el ejercicio de las libertades, el disfrute y la igualdad entre las personas. Permite la toma de decisiones responsables, basada en información confiable. Promueve vínculos, actitudes y conductas no sexistas. Previene las violencias basadas en el género. Reduce el riesgo de trasmisión de ETS y embarazos no planificados. Promueve el diálogo entre jóvenes y adultxs para el abordaje de temas vinculados a la sexualidad.
¿Cómo se trabaja la ESI en las escuelas?
En el 2017 realizamos una encuesta, junto a Fundación Huésped, sobre la implementación de la ESI y nos mostró que su implementación es deficiente y dispar. En relación a los contenidos, el 86% de lxs estudiantes encuestados respondieron que los contenidos abordados en la secundaria, responden a cuestiones biológicas y el 72% a prevención de embarazos e infecciones de transmisión sexual.
Esto es algo que nos topamos en nuestra práctica. Se espera una charla de corte biologicista, haciendo hincapié en la genitalidad, cuando la sexualidad es un terreno más amplio, constitutivo y que nos acompaña toda la vida. Es necesario una ESI respetuosa de las diversidades sexuales, basada en pedagogías críticas, que promuevan el empoderamiento de niñxs y adolescentes para reconocer y exigir sus derechos.
¿Y cómo la reciben los adolescentes?
En nuestra experiencia, notamos lxs adolescentes cuentan mucha información y necesitan más espacios donde ser escuchadxs. El reclamo por la ley de IVE estuvo protagonizado por adolescentes. Este derecho se acompañó de la urgencia por la efectiva implementación de la ESI. En las escuelas, los centros de estudiantes organizaron debates, invitaron a especialistas, dieron talleres. Pusieron en agenda el tema: el aborto entró en la escuela, lograron sacar el estigma y el tabú, al calor de la organización y movilización social.
¿Cómo caracterizarías el conflicto alrededor de la ESI?
Como decía anteriormente, el contexto actual se ve sensibilizado por la histórica lucha por la interrupción voluntaria del embarazo. Pero también, aparecieron posiciones conservadoras. Según estas perspectivas, la educación sexual se constituye por conceptos como la abstinencia sexual, el rol “natural” de hombres y mujeres, la fidelidad y la heterosexualidad. Este abordaje cataloga los avances normativos en relación a la ESI como “ideología de género”.
Muchas veces el desconocimiento es el mayor obstáculo. Docentes y familias tienen que saber que el derecho a la ESI es un derecho constituido. Que es obligación de las instituciones brindarla, desde una perspectiva científica y laica. El Programa de ESI tiene lineamientos y contenidos adaptados para todos los niveles.
En ese sentido, las familias no pueden decidir ESI sí o ESI no, porque niñxs y adolescentes son sujetos de derecho y el Estado, a partir de políticas públicas y de las instituciones educativas, debe garantizarlos.