Además de Profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Quilmes, e Investigador del Conicet, Martín Becerra es uno de los mayores especialistas argentinos en Políticas de la Comunicación y Tecnologías de la Información. Experto en medios, desde su cuenta de Twitter @aracalacana siempre aporta datos frescos y sugestivos sobre las pujas de las empresas que manejan uno de los activos más valorados en nuestra época: los datos. Mientras que las empresas como Google, Facebook o el Grupo Clarín – Telecom son cada vez más voraces, nuestra agenda urgida por otros temas nunca puede darse el tiempo para discutir estas cuestiones fundamentales.
1) ¿En qué situación se encuentra la fusión Clarín-Telecom y cómo puede resolverse?
La fusión fue aprobada por el gobierno y, si bien hay recursos interpuestos por parte de competidores que se quejan por la asimetría que resulta de dicha aprobación oficial y el poder dominante en el mercado de la convergencia que tiene a partir de ahora Cablevisión/Telecom, es improbable que los recursos sean atendidos (ya hubo varios rechazos hasta ahora).
La fusión, entonces, está vigente a todos los efectos y en el corto plazo Telecom (ese es el nombre de la fusionada con Cablevisión) ofrecerá paquetes integrados de servicios, algo que ni sus competidores de gran calado (Telefónica o Claro) ni los medianos y pequeños están en condiciones de hacer, bien sea porque su acceso a recursos clave para distribuir esos servicios fue obturado o dificultado por la administración estatal (en el caso de PyMEs y cooperativas), o bien porque sus decisiones corporativas privilegiaron la atención a redes móviles y carecen del tendido de redes físicas robustas que tiene Cablevisión.
2) ¿Cómo se ve en el mundo y en Argentina la actual tendencia de fusión entre proveedoras de conectividad y proveedoras de contenidos? ¿Creés que puede afectar a la neutralidad de la web?
Empiezo por el final: sí, afecta el principio de neutralidad de la red aunque, en los hechos, dicho principio ya resulta vulnerado tanto en las redes físicas (que precisan realizar “gestión de tráfico” para poder funcionar) como móviles (con la bonificación de aplicaciones como WhatsApp o, más recientemente, Flow de Cablevisión por Telecom Personal).
En cuanto a la concentración conglomeral y convergente entre proveedores de contenidos y de conectividad, la reacción estatal es dispar según se observe la posición de gobiernos como los de EEUU, Inglaterra o México, que en general autorizan con condiciones, restricciones y condicionamientos de desinversión las fusiones (es lo que ocurre ahora mismo con Disney y Fox), con el objetivo de que el resultado de las mismas no distorsiones de modo grosero los mercados convergentes y, por otro lado, la del gobierno argentino que, a través de los gubernamentales ENaCom y Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, validó la mayor fusión de la historia de las comunicaciones en América Latina sin poner condicionamientos serios (los que, con una mirada de mediano plazo, podrían incluso beneficiar a la fusionada).
El dominio de mercado que alcanza la fusionada Cablevisión/Telecom supera los de cualquier país de la OCDE, el club al que quiere ingresar el presidente Mauricio Macri, por la cantidad de sectores donde ostenta poder significativo y por la capacidad, singular y distintiva del resto de los operadores en el país, de paquetizar servicios y maximizar redes.
3) ¿Cómo está la regulación argentina de Google y Facebook respecto a la existente en la Unión Europea?
Atrasada, al igual que en el resto de América Latina. Hay tres aspectos para pensar en la regulación que tiene, por ejemplo, la Unión Europea sobre los gigantes globales de Internet: el relativo al derecho a la libertad de expresión; el de defensa de la competencia y el de datos personales y privacidad.
En los tres ejes, Europa ha producido avances en los últimos años, en general con una lógica reactiva frente a la censura privada y la discrecionalidad de la política de las compañías como Facebook o Google traducida en su algoritmo, frente a la manipulación y comercialización de datos sin consentimiento informado de los usuarios de sus plataformas y aplicaciones, frente a los abusos competitivos (fiscales, barreras competitivas y políticas de precios predatorios, entre otras), frente a escándalos políticos y electorales (como el de Cambridge Analytica o el del Brexit). Por su carácter reactivo, no siempre las posiciones de la UE son coherentes o adecuadas.
En la Argentina, tenemos una ley de datos personales del año 2000, una nula actuación del órgano de defensa de la competencia en materia de información y comunicación, una limitada comprensión de la economía de Internet y sus efectos fiscales, y una posición estatal (que no sólo involucra al Poder Ejecutivo) que es regresiva en materia del derecho a la libertad de expresión.
De manera que en los tres ejes mencionados la tarea pendiente es importante. Por supuesto, estos son problemas menos urgentes que otros que en la periferia de la que formamos parte se imponen en la agenda pública, pero no por carecer de urgencia dejan de ser fundamentales.