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La dinámica de la crisis cambiaria se puede llevar puestos otra vez a los ahorristas: Entrevista express con Pedro Biscay

Fue coordinador del área Fraude Económico y Bancario de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y luego, desde fines de 2014 y hasta julio de 2017, miembro del Directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Su designación en el directorio, con acuerdo del Senado, debía extenderse por mandato constitucional hasta 2019. Pero el entonces titular del Central, Federico Sturzenegger, consiguió removerlo de su cargo sin pruebas de un supuesto “mal desempeño”. En realidad, Pedro Biscay había manifestado su desacuerdo con las políticas adoptadas por la entidad bancaria, pero el entonces hombre fuerte de la economía cambiemita logró que lo eyectaran. Conversamos con él sobre la forma en que se diseñaron las medidas que habilitaron una descontrolada fuga de capitales y un nuevo ciclo de endeudamiento galopante, sobre el plan del FMI para lo que viene y la posibilidad de que la corrida cambiaria contra el peso termine por llevarse puesta, otra vez, la guita de los ahorristas.

 

-Pedro, tengo algunas preguntas para hacerte sobre la crisis económica, lo que viene y en relación a una posible crisis bancaria.

Cuando quieras.

 

– ¿Podrías explicar las medidas de liberalización financiera adoptadas durante el gobierno de Cambiemos y cómo impactan en la incapacidad de frenar la disparada del dólar?

Mirá, hay un conjunto de medidas puntuales que se tomaron en ese sentido. Por un lado, se desreguló la tasa de interés que es la tasa de referencia del sistema financiero argentino. Esa tasa estaba regulada con políticas específicas que tenían que ver tanto con la fijación de un piso para la tasa de interés pasiva, que es la tasa que pagan los depósitos, y un techo para la tasa de interés que cobra la actividad crediticia. Eso define el spread de los bancos, es decir la diferencia entre lo que cobran los bancos en concepto de intereses por los préstamos y lo que pagan bajo este mismo concepto por los depósitos. Esas dos regulaciones fueron derogadas. Y en paralelo a eso, se fijó como tasa de referencia la tasa de las letras de esterilización del Banco Central, las Lebac. La tasa de interés desregulada es entonces una primera medida. La segunda fue el retiro del Banco Central del mercado de cambios. El Banco Central dejó de intervenir o incidir en la fijación del precio y del tipo de cambio y pasó a tener una estrategia completamente distinta. Lo que hizo el BCRA fue comprar dólares a través de operaciones del Tesoro Nacional. Cada vez que el Tesoro Nacional tomaba deuda en el extranjero, esos dólares se recolocaban en las cuentas abiertas en el BCRA. Con eso el Tesoro se financiaba en pesos y el Banco Central adquiría indirectamente dólares. Pero claro, son dólares que tenían como característica el estar compuestos fundamentalmente por una fuente de generación ligada al endeudamiento externo. Porque son los dólares que llegan al Tesoro producto de la deuda externa, y eso hace que sean dólares frágiles, dólares que se tienen pero en realidad no se tienen. El tercer aspecto tiene que ver con la desregulación del control al ingreso y salida de capitales del país. En Argentina desde el año 2005 existían medidas de corte prudencial que tenían como finalidad monitorear el flujo de capitales que ingresa y sale del país y que por lo tanto tiene impacto en lo que se llama cuenta de capital. Esas tres medidas, además, fueron acompañadas con una serie de regulaciones del sector comercial de la secretaría de Comercio: lo que básicamente se hizo fue liberalizar paulatinamente la obligación de los exportadores de ingresar el contravalor en divisas. Esto es, ingresar los dólares generados por cada una de las exportaciones. Ese ingreso tenía plazos, esos plazos se fueron estirando hasta que se puso un plazo igual a infinito. Se derogó la obligación de ingresar los dólares de exportación.

 

– ¿Por eso la fuga de capitales se descontroló?

Todo este combo que te vengo detallando te explica que en Argentina vos tengas hoy un fenómeno de fuerte liberalización financiera combinada con una fuerte apertura del sector externo, donde las importaciones fueron corriendo a una velocidad mayor que las exportaciones y los exportadores, que eran los históricos responsables de generar dólares genuinos en el país, colocaron esos activos en el exterior.

Ahora, desde el punto de vista de la política monetaria a este combo se le agrega un aspecto más, que tiene que ver con el llamado plan de metas de inflación, que consistió en mantener una tasa de interés real positiva, una tasa que le gane en sus fijaciones a la inflación, que combinado con la libre movilidad de capitales incentivó a que fondos financieros del exterior compren aproximadamente una suma que ronda los 7 mil a 8 mil millones de dólares en títulos del Banco Central, las famosas Lebac. El plan de metas de inflación, pensado como un esquema orientado a reducir los niveles de inflación, se transformó rápidamente en el estímulo para la especulación y valorización financiera. Todas estas cuestiones hacen que la actividad financiera de la República Argentina quede sujeta a una enorme vulnerabilidad frente a cualquier “resfrío” externo y entre en profunda inestabilidad cada vez que hay movimientos financieros y, en particular, cuando la tasa de interés de referencia internacional se eleva, producto de una decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Eso fue lo que empezó a pasar a medida que cambió el signo de los flujos de capital. Cuando comenzaron a volar los flujos de capital hacia plazas financieras más rentables, porque subió la tasa de interés de Estados Unidos, entonces la plaza financiera argentina se secó. Enfrentó un problema de estrechamiento de la liquidez en dólares y ese problema impactó directamente en el tipo de cambio. ¿Por qué? Porque Argentina no cuenta con las barreras defensivas y con las reglas institucionales necesarias para evitar que los dólares que ingresan al país se vayan repentinamente. De hecho, el gobierno desarmó todas las políticas que se habían diseñado en ese sentido entre 2005 y 2012 para evitar el impacto negativo en la balanza de pagos de los llamados capitales especulativos. Eso explica que vos tengas hoy una fuerte incertidumbre en el tipo de cambio cada vez que se vuelve a poner sobre el campo de juego la falta de dólares genuinos en la economía argentina para poder afrontar los compromisos externos en materia de deuda en dólares. Y acordate que esos compromisos crecieron radicalmente a lo largo de este gobierno, con sumas que están por arriba de los 100 mil millones de dólares. Y, a todo eso, súmale la fuga de capitales persistente que generan todas estas medidas y que en términos concretos implicaron que se vayan del país arriba de 50 mil millones dólares durante los años de gobierno de Cambiemos.          

– ¿Hasta qué punto las medidas implementadas los últimos días son típicas de las intervenciones del FMI? ¿Hay un plan económico en marcha timoneado desde el Fondo o desde el gobierno? ¿O bien estamos ante un escenario de pura improvisación?

Hay un plan del Fondo Monetario. No tiene nada de improvisación, pero parte de un diagnóstico equivocado. Si vos mirás los documentos del FMI vas a ver rápidamente que el diagnóstico del que parten es que Argentina tiene un problema de vulnerabilidad externa provocado, por un lado, por un alto déficit fiscal y, por otro lado, una caída en los ingresos vinculados con la actividad agropecuaria producto de la sequía que sufrió el campo durante este año.

Entonces, bajo el presupuesto de que el principal problema de la Argentina no es el déficit comercial sino el déficit fiscal, esto es que el Estado gasta más que lo que recauda, el objetivo del proyecto y de las medidas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional están orientadas a reducir el déficit fiscal y eso conduce al ajuste. Estamos ante un programa clásico del FMI, al que se agrega en este caso una propuesta de modificación de la carta orgánica del Banco Central, con el objetivo de evitar que en un futuro el marco legal de la carta orgánica le permita a otro gobierno brindar asistencia financiera al Tesoro por parte de la autoridad monetaria. Ese es uno de los puntos claves de todo el acuerdo y se vincula a la posibilidad que tiene un banco central de hacer política monetaria autónoma y orientar el crédito en la economía.

Entonces: sí hay un plan, sí hay criterios que son bien específicos, hay metas cuantitativas que fija ese plan y que por supuesto son de difícil cumplimiento para la Argentina. Tiene que ver con todo lo asociado al ajuste fiscal que se les pide a las provincias y al gobierno federal y, también, a las bandas de inflación. Porque como vos te imaginarás el FMI está fijando nuevas metas de inflación, que son obviamente más elevadas que las que se proponía el gobierno, pero que igualmente no se corresponden con el esquema de flotación libre de la moneda que fija el FMI como condición esencial en los acuerdos. Y eso es muy importante, porque el hecho de que en los acuerdos se establezca como postulado básico que no se interviene en el mercado de cambios y que no se fijan controles ni restricciones al libre ingreso y salida de capitales, genera una espiral perversa en Argentina en torno a las correlaciones entre tasa de devaluación y tasa de inflación. Porque a medida que va depreciándose la moneda, producto de la imposibilidad del Banco Central de intervenir realmente en el tipo de cambio, eso impacta directamente en la inflación. Ese es el escenario e implica que al gobierno le va a costar mucho cumplir con los objetivos que pide el FMI, lo cual lleva a plantearse, como vos hacés, si es un plan improvisado. No, no es un plan improvisado, pero sí es un plan que genera necesariamente que Argentina va a tener que ir renegociando permanentemente los acuerdos que se fueron fijando a espaldas del pueblo en el marco general del acuerdo con el FMI.       

 

– ¿Qué perspectivas reales hay de que la crisis cambiaria derive en crisis bancaria con restricciones de depósitos en dólares o pesos?  ¿Hay otras consecuencias posibles de impacto masivo en el sistema bancario que desconocemos o estamos desatendiendo?

Esta pregunta es tal vez la más importante y tiene que ver con el conjunto de preocupaciones que la población y los ahorristas tienen respecto del deslizamiento de una corrida cambiaria sobre la liquidez y la solvencia de las entidades bancarias.

Hoy los bancos son fuertes, tiene buenos niveles de liquidez y de solvencia, pero el problema que tienen las dinámicas de las crisis cambiarias es que justamente pueden volverse muy difíciles de controlar frente a escenarios abruptos de variación del tipo de cambio. Y, sobre todo, cuando el sistema financiero tiene un nivel de colocación de créditos en dólares porque eso puede comprometer la capacidad de cancelación de los créditos, aumentando lo que se llama el riesgo de créditos de las entidades. Y, por otro lado, si vos tenés en cuenta otro factor que es la elevada tasa de interés que hay en el sistema financiero y la incapacidad de financiar actividades productivas -producto de una tasa que está arriba del 50%- también las actividades vinculadas con los créditos colocados a empresas pequeñas, medianas, a sectores de comercio y también a familias y ciudadanos que han tomado créditos personales, hace que aumenten los riesgos de no pago de esas obligaciones que la ciudadanía financiera tomó con las entidades bancarias en su momento.  

La combinación de esos dos escenarios, alta tasa de interés en pesos y una fuerte inestabilidad cambiaria que puede impactar sobre los créditos en dólares de las entidades, puede provocar mayores riesgos y dificultades desde el punto de vista de la capacidad de los bancos de recuperar los créditos colocados. A eso tenés que sumarle un elemento adicional, que es el efecto pánico que está presente en cualquier proceso de corridas cambiarias, donde la propia dinámica de esas corridas puede hacer que en algún momento la gente decida ir a los bancos y sacar los depósitos. Hoy eso no se está viendo masivamente, pero sí se ve que en los últimos tres meses se han conjugado dos elementos. Por un lado, han empezado a caer los créditos que coloca el sistema financiero, se ve una leve caída en la capacidad de los bancos de ir manteniendo sus dinámicas de colocación de préstamos y, por otro lado, lo que sí se estancó en los últimos meses fue el nivel de depósitos. Entonces, claro, nuevamente la combinación de esos dos elementos te abre un escenario que puede implicar de un momento a otro una situación sorpresiva desde el punto de vista de la expansión de una crisis financiera sobre depósitos. Todavía no hay un escenario de esas características, pero la barrera que separa un escenario de crisis cambiaria de una crisis bancaria siempre es muy delgada

Heber Ostroviesky

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