El dolor no es buen compañero del análisis ni del pensamiento. Ni siquiera es un sentimiento: es una vibración, un destello que se prolonga, algo que aniquila incluso al lenguaje o lo hiere y lo obliga a reorganizarse...
El dolor no es buen compañero del análisis ni del pensamiento. Ni siquiera es un sentimiento: es una vibración, un destello que se prolonga, algo que aniquila incluso al lenguaje o lo hiere y lo obliga a reorganizarse...